Mical (#424)

Mical

Perth Gospel Hall


Introducción

La vida de David es muy aleccionadora, como lo es toda la historia antiguo-testamentaria. “Las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”, Romanos 15.4. Mucho de lo que hizo fue noble y digna de imitación, pero cometió errores que deberíamos evitar. En particular, su asociación con Betsabé fue desastrosa, pero antes en su vida él se expuso a riesgos en su vínculo con Mical.

Hay advertencias aquí para quien contemple el matrimonio. Aparte de su madre, para quien tuvo mucho afecto (“Yo te ruego que mi padre y mi madre estén con vosotros, hasta que sepa lo que Dios hará de mí”, 1 Samuel 22.3,4), Mical fue la primera mujer en la vida de David. Su hermana mayor le había sido prometida como esposa, pero Rey Saúl incumplió esa promesa, 1 Samuel 17.25, 18.17 al 18. Saúl no era hombre su palabra como era Caleb, Josué 15.16, 17.

Mical se deleitada en David, 1 Samuel 18.20 al 29

Se afirma dos veces su amor por David, vv 20, 28, pero parece que fue un encaprichamiento que terminó en desdén para él, así como el “amor” de Amnón por Tamar pronto se tornó en aborrecimiento, 2 Samuel 13.15. David era buen mozo, popular, talentoso, audaz y exitoso, ¡así que le amaba! Veremos que no compartían intereses espirituales.

Desde el punto de vista de David, el matrimonio le daría cierto prestigio, “pareció bien la cosa a los ojos de David, para ser yerno del rey”, v. 26. Nada se dice que la haya amado, ni de “inquirir a Jehová” acerca de esto, cosa que hacía tan a menudo en su vida. El motivo del enlace es dudoso.

 

Desde el punto de vista de Saúl, dar a su hija a David era un complot siniestro para perjudi-carle. Él anticipaba que Milca le sería un tropiezo: “Yo se la daré, para que le sea por lazo”, v. 21. Delila le fue una trampa para Sansón, permitiendo que su afecto por ella le robara de cualquier sentido espiritual que haya tenido. Donde hay incompatibilidad espiritual en una relación, sin falta conducirá a enredar a la parte que en un tiempo mostraba promesa. Un ejemplo de la compatibilidad espiritual lo tenemos en Zacarías y Elisabet. “Ambos eran justos delante de Dios”, Lucas 1.6.

Mical traicionó a David, 1 Samuel 19.
11 al 17

Se había realizado otro intento contra la vida de David y su hogar estaba bajo observación, v. 11. Para el crédito de Mical, ella desafió la ira de su padre y ayudó a que su esposo se fugara. Le descolgó. Compárense Josué 2.15, los espías; Hechos 9.25, 2 Corintios 11.33, Pablo. Aquí se encaja Salmo 59.3, etc.: “He aquí están acechando mi vida; se han juntado contra mí poderosos. No por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová”.

Tristemente, los eventos posteriores hacen ver que Mical era experta en el engaño y la mentira. Usó una imagen casera; ¿qué hacía con ese ídolo en la casa? Nos hace recordar a Raquel, Génesis 31.19, 30 al 35. La de Raquel ha debido ser pequeña, pero esta era masiva. ¡Un rasgo familiar se manifestó en esta mujer!

Mintió, v. 14, y mintió de nuevo, v. 17. ¡Casi inevitable la repetición! Las mentiras de Giezi a Naamán le condujeron a mentir a Elías, 2 Reyes 5.20 al 27. Cometer una mentira condujo a Safira a decir una mentira, Hechos 5.1 al 11.

La repercusión de este incidente fue un período negro en la vida de David. En los capítulos 20 y 21 él mismo fue culpable de un engaño triple:

  • le animó a Jonatán a mentir para salvarse la vida, y con esto le puso en peligro
  • engaño a Ahimelec el sacerdote, con el resultado que este murió
  • se comportó indignamente en Gat, fingiendo locura

¿La tendencia de engañar fue consecuencia de haber vivido con una impostora? ¿La influencia de Mical fue negativa? Compárese la de Jezabel sobre Acab. “A la verdad ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba”, 1 Reyes 21.25.

Mical despreciaba a David, 2 Samuel 6.16 al 23

Saúl le dio a Mical a otro hombre cuando David era un fugitivo, 1 Samuel 25.44. Como una condición del tratado de paz con Abner que traería las diez tribus bajo su control, David exigió que Mical le fuese devuelta. ¿Fue asunto de un orgullo herido? Sea como fuere, resultó desastroso para todos envueltos en el asunto.

Llegó el día cuando el arca sería devuelta a Jerusalén, una ocasión festiva. “David … llevó con alegría el arca … a la ciudad de David”, v. 6. Tal fue su éxtasis que se quitó la túnica real y danzaba. “Toda la casa de Israel conducían el arca de Jehová con júbilo y sonido de trompeta”, v. 15. ¡Pero Mical no! Ella no compartía la euforia porque era evidente que no tenía afecto para Dios. Contempló la escena desde su ubicación ventajosa y despreció profundamente a David en su devoción espiritual.

El día terminó con una bendición sobre el pueblo de parte del rey y con el reparto de comida, y ahora él volvería a su propio hogar, v. 20. Tal era la furia de Mical que no podía aguardar su llegada, y se burló de él públicamente. Su arrebato exteriorizó cinismo y orgullo. La reacción de David hizo ver que ella resentía que él hubiese reemplazado a su padre Saúl. Fue para todos fines prácticos la conclusión de una relación que había comenzado con amor pero terminó con desprecio. La esposa una vez devota se había vuelto una opositora amargada.

 

 

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