Matías (#437)

Matías

 

Héctor Alves

 

“Matías … fue contado con los once apóstoles”, Hechos 1.26.

 

Voluntad divina

No pocos maestros de la Biblia consideran que los once apóstoles se equivocaron grandemente al elegir a otro para llenar la plaza que quedó vacante con la muerte de Judas Iscariote. Algunos alegan que es otro ejemplo de una aberración de parte del atrevido Pedro, quien parece haber tomado la iniciativa en el asunto. Ellos dicen que dentro de poco Dios iba a señalar la voluntad suya, a saber, que Saulo de Tarso fuese el apóstol nuevo. Señalan, por ejemplo, que el Señor diría de él: “Instrumento escogido me es éste”, 9.15.

No estamos de acuerdo, y por varias razones. En ninguna parte de las Escrituras se deja entrever que el paso tomado haya sido contrario a la dirección divina. El apostolado de Saulo / Pablo se revestiría de un carácter propio y orientado a los gentiles:

  • … llevar ni nombre en presencia de los gentiles, Hechos 9.15
  • Yo soy apóstol a los gentiles, Romanos 11.13
  • Me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio, Efesios 3.8

Procedimiento legítimo

Pedro es el portavoz en el aposento alto, según leemos en Hechos 1.20. Primeramente cita Salmo 109.8: “Sean sus días pocos; tome otro su oficio”. Luego, él enumera cierto requisito para un sucesor a Judas: “… con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba …”, 1.21,22. Esto no quiere decir que uno haya tenido que ver la ascensión en sí; solamente los once presenciaron el alzamiento.

Señalaron a dos; 1.23. No sabemos en qué principio se basaron al considerar tanto a José Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. Sea cual fuere, los once (a) oraron, y (b) les echaron suertes.

Hasta donde sabemos, fue la única ocasión en la historia de la Iglesia primitiva en que se echaron suertes. Debemos llevar en mente que ellos apenas habían entrado en el período transitorio entre una dispensación y otra, y no habían recibido aún la doctrina para el período en que nosotros vivimos. Los once contaron con amplio precedente en el Antiguo Testamento para echar suertes, y el procedimiento no les habrá parecido extraño. Ejemplos: las instrucciones que Dios dio a Moisés para el Día de Expiación, Levítico 16.8, y la división de Canaán entre las tribus, Números 26.55.

Algunos se fijan mucho en que “la suerte cayó sobre Matías”, como si fuera asunto decidido al azar. La lección para nosotros es otra. No sólo se basaron en las Escrituras, sino que oraron. “Tú, Señor, que conoces … muestra …” El asunto fue encomendado a Dios, y Él tuvo a bien manifestar su deseo en este caso mediante las suerte echada.

Testimonio apostólico

Otro reparo que hemos oído es que no se vuelve a leer de Matías por nombre. Es verdad, pero el libro de Hechos, posterior al primer capítulo, tampoco habla de varios otros apóstoles.

Matías fue contado con los once, 1.26. Fueron todos llenos del Espíritu Santo, 2.4. Pedro se puso en pie para predicar con los otros once (no los otros diez), 2.14. Alzaron unánimes la voz a Dios, 4.24. Por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales, 5.12.

Leemos en 1 Corintios 15.5 que el Señor ya resucitado apareció a los doce. Judas se había ahorcado; creemos que el doceavo era Matías. Pero volvamos a Hechos. Lucas cuenta en el capítulo 1 el relato ya reseñado, y luego dice en el 6.2 que los doce convocaron a cierta multitud. Así, entendemos que Dios dispuso que Matías tomara el lugar de aquel que cayó por transgresión (así dice en 1.25). Su nombre significa don de Dios, y entendemos que lo era.

Honor futuro

En un tiempo todavía futuro él se sentará sobre uno de doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel; Mateo 19.28. Es más, tendrá el honor al cual se refiere Apocalipsis 21.14: “El muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero”.

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