Ester
Jack Hay
Introducción
El libro de Ester es la historia de un ataque satánico mayor para exterminar la raza judía. No hay mención de Dios en el libro, pero su predominio es evidente, porque para evitar la catástrofe, Él colocó a Ester en una posición de influencia, haciéndola una pieza clave en su gran plan de salvación.
Sus antecedentes
Ester había conocido tragedia en su vida porque fue dejada huérfana, Ester 2.7. Mardoqueo era su guardián, y su espiritualidad brilla de las páginas del libro, así como su compromiso al bienestar de Ester, v. 11. Por su parte, ella nunca le dio un momento de angustia; era un modelo de obediencia, v. 20. Ester se había integrado con el pueblo de Babilonia al extremo que no sospechaban sus orígenes judías, 2.10,20.
Felizmente, esta fase secreta pasó y ella salió de la sombra para rescatar a su pueblo. En circunstancias parecidas Daniel era siempre audaz en su testimonio, ceñido estrictamente a las leyes dietéticas y los escrúpulos de los judíos. Requirió una crisis para envalentonar a Ester, como también requirió una crisis para dar coraje a José de Arimatea a definirse como valiente discípulo de Cristo. Acuérdese de las palabras de Cristo mismo: “El que se avergonzare de mí … el Hijo del Hombre se avergonzará también de él”, Marcos 8.38.
No obstante sus tristezas al inicio, y su reticencia, ella llegó a ser un diente vital en la maquinaria del propósito de Dios. Que esto nos fortalezca. Acuérdese que Dios sí tiene la capacidad de tornar la tragedia en bien, y no deje nunca que un
comienzo poco prometedor apague el deseo de hacer mejor, o refrene su ambición de ser algo especial para Dios.
Sus nombres son significantes, 2.7. Hadasa significa mirto, y Ester una estrella. El mirto es un símbolo de la humildad, Zacarías 1.8, y, no obstante su belleza y posición, Ester siempre tenía una disposición respetuosa y cuidado para otros. Sus cualidades de estrella se ven en la integridad que brillaba contra el cielo oscuro de los celos y las intrigas de la corte. “… irreprensibles y sencillos … luminares”, Filipenses 2.15.
Su belleza
Ester capítulo 2 nos relata el proceso empleado para escoger una nueva reina para Asuero. La historia es repugnante y rebaja el estatus de la feminidad a uno de bienes y enseres. (¡Algunos se quejan de la actitud de Pablo hacia las mujeres! En realidad, guiado por el Espíritu, él dio a la feminidad una dignidad desconocida en el mundo pagano). La presencia excepcional de Ester la hizo candidata para la posición vacante. ¿Ella estaba encantada o estaba consternada? Se nos dejan preguntando.
Sin embargo, hay evidencia en la Escritura que aquellos que son excepcionalmente atractivos están expuestos a peligros que otros evitan. El aspecto hermoso de José despertó el interés de un predador inmoral, Génesis 39.6,7. Sara, Rebeca, Betsabé y Tamar, todas eran especialmente bellas, y de diversas maneras estaban en peligro por esto. Que los buenos mozos y las mujeres llamativas estén en alerta. Que aquellos que lamentan su apariencia sean agradecidos por estar protegidos de este tipo de peligro, y sepan que una hermosura espiritual puede ser cultivada para agradar el ojo de Dios, 1 Pedro 3.4.
La belleza de Ester fue tal que, sin la ayuda de adornos adicionales, ella captó los afectos del rey y fue coronada reina, 2.15,17.
Su osadía
El complot para eliminar los judíos se desenvolvió en el capítulo 3. Encerrada en el palacio, Ester estaba alejada del mundo real y desconocía la genocida propuesta, 4.5. Cuando supo, su reacción inicial fue negativa. ¿Qué podría hacer ella para ayudar? ¡Por treinta días el rey había hecho caso omiso de ella! v. 11 Había razones para no hacer nada, así que también había “razones” para que la esposa rehusara abrir a su Amado, Cantares 5.3, y “razones” por la negativa de Nabal a ayudar a David, 1 Samuel 25.10,11. Sin duda el sacerdote y el levita tenían razones religiosas por no atender a un necesitado. Ellos serían contaminados, Lucas 10.31.32. ¡Es fácil presentar razones lógicas para no hacer nada!
Sin embargo, Ester fue envalentonada por varias consideraciones. Mardoqueo la retó respecto a sí misma como vital al gran plan de rescate de Dios. Esta fue su momento de destino; había venido al reino “para esta hora”, 4.14. Rehusar prestar ayuda la haría culpable, y ella misma sufriría. Si callara abso-lutamente, Dios emplearía otro medio para realizar sus propósitos, pero en todo caso su voluntad sería hecha. Su reticencia nunca impediría su plan.
Aplique estos principios a su propia vida. En este punto en la historia, usted también ha sido puesto donde está por un propósito definido. Reconozca que hay un porqué, y véase como indispensable en la estrategia divina. Como David, sirva a su propia generación por la voluntad de Dios, Hechos 13.36. Si está tentado a ser pasivo, acuérdese de Ester y acuérdese también de los cuatro leprosos: “No estamos haciendo bien. Hoy es día de buenas nuevas, y nosotros callamos”,
2 Reyes 7.9. “Libra los que están llevados a muerte… ¿Acaso no le entenderá el que pesa los corazones?” Proverbios 24.11,12.
Como Ester, tenemos que entender que si no asumimos responsabilidad, entonces otro lo hará. En todo caso Dios va a efectuar sus designios. El samaritano hizo la tarea que otros evitaron, Lucas 10.33,34. Los levitas ocuparon el lugar de los hijos primo-génitos no comprometidos, Números 3.12,13. Por cuanto el pueblo de Dios despreciaba su Nombre, Él se ocupará en hacerlo grande entre las naciones, Malaquías 1.6,11. El principio es, si nosotros no, otro sí. Póngase a la orden cada vez; asegúrese de que otro no tome su corona, Apocalipsis 3.11.
Otro factor hacía peso para Ester. Mardiqueo enfatizaba que los judíos eran su propio pueblo. La mandó orar por los suyos, 4.8. Los lazos que la unieron con los amenazados la dieron valor. En lenguaje del Nuevo Testamento, ella estaba dispuesta a poner su vida por los hermanos, 1 Juan 3.16. Aquila y Priscila se arriesgaron por Pablo, Romanos 16.3,4, y Epafrodito también, Filipenses 2.27. Que el coraje de estos hombres y mujeres nos incite a ser gente dispuesta a preparada para gastar y ser gastados en los intereses de nuestros con-creyentes. Cada uno de ellos es “un hermano por quien Cristo murió”,
1 Corintios 8.11. Son preciosos para Él; Él murió por ellos. Que sean tan preciosos a nosotros que vivamos por ellos.
Hacía falta preparación antes de que Ester se acercara al rey. Invitó a todos los judíos a reunirse para ayunar. Separada de ellos, ella prometió ayunar allí donde estaba, 4.15,16. Las urgencias demandan esperar en Dios en vez de acción precipitada. “Toda la iglesia”, 1 Corintios 14.23, debe reunirse para orar en tiempos de crisis. Si usted se encuentra imposibilitado a asistir, apoye el ejercicio privadamente.
Con este apoyo del pueblo de Dios, la reina valiente actuó, resignada a la voluntad de Dios: “Si perezco, que perezca”, 4.16. Se consideraba desechable, un grano de trigo dispuesto a caer en la tierra y morir, Juan 12.24,25. Esta es la actitud de un discípulo auténtico.
Sus banquetes
La cautela de Ester en ofrecer dos banquetes en días sucesivos es más evidencia de la supervisión de Dios. El lapso dio oportunidad para circunstancias que ella nunca hubiera podido manipular: el insomnio del rey y su elección de material de lectura, 6.1. El ascenso inmediato de Mardoqueo preparó el escenario para su solicitud por su pueblo. Su entrada inicial ante el rey había mostrado que no había tenido razón para temer. ¡Asuero mostró entusiasmo por su banquete! 5.5 Muchas veces la anticipación de un evento es peor que el evento en sí. La ansiedad prospectiva es inútil y revela una falta de fe; “Basta a cada día su propio mal”, Mateo 6.25 a 34.
El segundo día, se vinculó osadamente con el pueblo de Dios: “Yo y mi pueblo”, 7.4. Así como Moisés, sufrir aflicción con el pueblo de Dios fue una posibilidad real, pero ella presentó su causa, y de nuevo la respuesta fue favorable. El impío Amán fue ejecutado y su hacienda sustanciosa fue traspasada a Ester, 7.10, 8.1. Dios honró su compromiso y obediencia. Hacer la voluntad de Dios nunca le dejará ser el perdedor; “Yo honraré a los que me honran”, 1 Samuel 2.30.
Sin embargo, las riquezas y la seguridad nunca la satisfarían cuando su pueblo estaba condenado, así que ella continuó en llorosas solicitudes ante el rey, capítulo 8. Estas rogativas dieron resultados, y, con Mardoqueo como un aliado, se ideó una estrategia de rescate sin violar la ley persa.
Epílogo
La crisis superada y la raza preservada, quedaba un problema constante. Los judíos provinciales hubieran celebrado un evento anual el 14 de mes Adar, y los metropolitanos otro el día siguiente. Sería un récipe para disturbios. Con la aprobación de Ester, Mardoqueo resolvió el problema con declarar ambas fechas fiestas nacionales.
Donde no está en juego ningún principio bíblico, se debe hacer todo posible para atender a las preferencias, y nuestros héroes evitaron un conflicto potencial con mucha sabiduría. “Vuestra gentileza [mansedumbre, humildad] sea conocida a todos los hombres”, Filipenses 4.5.
Perth Gospel Hall
Presentación
Lectura Ester 2.5 al 11, 16 al 20, 4.10 al 17, 7.1 al 8
No se menciona el nombre de Dios en el libro de Ester, pero se ve claramente su
soberanía sobre los asuntos de los hombres. Vemos que Dios está sobre el trono y cuida a su pueblo.
El peligro para el pueblo de Dios se narra en 1.1 hasta 4.3. Trata de la ascendencia de Amán, enemigo de los judíos, y la coronación de Ester como reina.
La decisión del siervo de Dios es el tema hasta el 5.14, donde leemos de cómo fue frustrado el plan de Amán para destruir a los judíos.
La salvación del pueblo de Dios está presentada en los capítulos 6 al 10. En 6 y 7, Amán ahorcado; en 8 y 9, los enemigos destruidos, el 10, la grandeza de Mardoqueo.
La parte clave de la historia se encuentra en el capítulo 4 y tal vez la frase clave sea aquella del v. 14: “¿Quién sabe si para esta hora has llegado al reino?”
El peligro para el pueblo de Dios
Ocupa el escenario el hombre que tenía Satanás y él está ascendido a una posición de poder e influencia. Formula un plan para destruir al pueblo de Dios. Satanás está activo, procurando destruir el linaje del cual vendría el Salvador, aquel que heriría la cabeza de la serpiente, Génesis 3.15.
Pero Dios es supremo; Él está sobre el trono y conoce cada iniciativa, cada plan, de Satanás. Sabe y se prepara. Ascendido Amán, Dios prepara a su pueblo para traer salvación y victoria para su pueblo. Debido a una serie inusual de eventos, Ester (Hadasa), una joven judía, huérfana en tierra extraña, es elevada a ser reina de Persa. Debido a otra serie de eventos, su primo hermano, Mardoqueo, gana el favor del rey. Qué bueno es saber en todas las circunstancias de la vida que Dios está sobre el trono y “al que cree todo le es posible”, Marcos 9.23.
El escenario está puesto al final del capítulo 3; el plan satánico está listo para destruir “la simiente de la mujer”. El 13 del mes 12 todos los judíos serán eliminados; “fueron enviadas cartas por medio de correos a todas las provincias del rey, con la orden de destruir, matar y exterminar a todos los judíos”, 3.13. Al inicio del capítulo 4 “tenían los judíos gran luto, ayuno, lloro y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos”. Sin embargo, en el 3.15 “el rey y Amán se sentaron a beber”. Parece que el mal ha triunfado, pero Dios iba a efectuar una gran salvación para su pueblo.
La decisión del siervo de Dios
Ester, la reina, oye las noticias y Mardoqueo la encargó “que fuese ante el rey a suplicarle y a interceder delante de él por su pueblo”, 4.8. Fue un gran paso para la reina joven, ya que acercarse al rey sin haber sido invitada era motivo de morir: “ha de morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro”, 4.11.
Es maravilloso saber que se nos anima a entrar en la presencia del Rey de Reyes. “Acerqué-monos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe”, Hebreos 10.22. Podemos hacerlo sin miedo, para “suplicarle y a interceder delante de él”. Leemos en Ester 8 que no se podía revocar un decreto dictado en nombre del rey; compárese Daniel 6.8. Cuando nos acercamos a Dios podemos estar seguros que, como el profeta aprendió en Jeremías 32.24, “ha venido, pues, a suceder lo que tú dijiste”.
En el 4.14 leemos unas grandes palabras de fe: “liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos”. Mardoqueo era un hombre que conocía a Dios y confiaba en él. Como los demás judíos él se afligía y lloraba ante el decreto real, pero tenía fe en Dios. Le dice a Ester que es de ella la oportunidad de servir a Dios, pero aun si no la toma se cumplirán los propósitos divinos y ella perderá. Compárese Lucas 19.40: “Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían”. Nosotros también podemos tener la confianza que, por mucho que parezca improbable, el propósito de Dios será realizado.
Mardoqueo le presenta a Ester otro reto en el 4.14: “¿Quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” Ester había sido hecho esposa del rey; estaba cerca de él y en una posición influyente. Ningún otro del pueblo de Dios estaba en una posición parecida, y Mardoqueo dice que fue “en este tiempo”. Dios no sufre equivocaciones ni accidentes, todo está bajo su control y sucede según su plan predeterminado. ¿Y usted? Siendo la persona que es, estando donde está, las habilidades y los dones que tiene … ¿hay algo que puede hacer por Dios? ¿Está donde está “en este tiempo”?
Podemos aprender también de la fe de Ester. Ella está al tanto del peligro para sí, 4.11, pero con todo determinó qué hacer: “y si perezco, que perezca”, v. 16. Cualquiera el costo, iba a servir a Dios y hacer su voluntad, así como los amigos de Daniel en Daniel capítulo 3. ¿Esto nos caracteriza? Acotó Pablo en 2 Timoteo 1.7: “No nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”.
La salvación del pueblo de Dios
En los últimos capítulos aprendemos que, cualesquiera los planes de los hombres (y de Satanás), Dios está sobre el trono, se acuerda y se interesa por su pueblo. Encontramos también la explicación, o el origen, de la fiesta de Purín, la cual se celebra en los días 13 y 14 de Adar (febrero – marzo); véase 9.26 al 28.
En los capítulos 6 y 7 Amán queda descubierto y juzgado. “El enemigo y adversario es este malvado Amán”, 7.6. El escritor sabio dijo: “El que cava foso caerá en él; y al que revuelve la piedra, sobre él le volverá”, Proverbios 26.27. Así que Amán termina la vida en la horca que había mandado a preparar para otro.
Todavía hay el asunto del decreto que había sido emitido en nombre del rey, el cual no podía ser anulado. Los capítulos 8 y 9 explican cómo fue resuelto ese problema. Mardoqueo había sido ascendido a una posición de influencia y poder. “Mardoqueo el judío fue el segundo después del rey Asuero”, 10.3. Aun cuando no se podía revertir el decreto de Amán, en el capítulo 8 Mardoqueo y Ester obran en conjunto para emitir otro decreto, uno que les permitía a los judíos defenderse.
En el capítulo 9 llega el gran día señalado para la matanza de los judíos, el 13 de Hadar, pero “de tristeza se les cambió en alegría, y de luto en día bueno”, 9.22. Así es con la vida cristiana, el sufrimiento antes de la gloria. “Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría”, Salmo 30.5. Nos juntamos con el salmista al exclamar: “De parte de Jehová es esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos”, 118.23.
DRA EMA
La historia de esta mujer es “de huérfano a reina”.
En el libro de Ester (como en la profecía de Malaquías) tenemos el relato de un episodio en la historia de aquellos judíos que se quedaron atrás cuando otros volvieron del destierro en Babilonia en los tiempos de Esdras y Nehemías. Es un episodio que muestra por un lado cuán alejado de Dios se encontraba aquel pueblo y, por otro lado, cuánto cuidado tuvo Dios para con ellos, no obstante su incumplimiento.
El Asuero del libro de Ester parece haber sido el Darío del libro de Daniel; parece haber sido hijo del rey. Era un dictador medo del imperio medopersa. (Nabucodonosor fue quien llevó el remanente de los judíos al cautiverio y Ciro, un persa, quien permitió que algunos volvieran a Jerusalén setenta años después. La Biblia no revela por qué Mardoqueo, Daniel y otros no regresaron con el grupo restaurado).
Dios hace fracasar todos los planes que Amán había tramado para destruir a los judíos. A la vez El se mantiene escondido de ellos a tal extremo que ni una sola vez aparece su nombre en todo el relato, ni tampoco se lee de oración de parte de ellos ni alabanza una vez liberados de sus enemigos. A lo mejor ellos sí oraron en la ocasión de los lamentos de 4.1 al 6, y a lo mejor sí ofrecieron hacimientos de gracias con el regocijo de 9.18,19. Pero Dios no reconoció ni una ni otra cosa de un pueblo que se conformó con quedarse en el ambiente babilónico.
Nuestro mayor interés se concentra en dos individuos, Ester y Mardoqueo, y en realidad este último es el protagonista mayor. Su negativa persistente a doblarse ante Amán tuvo por resultado que la enemistad del agagueo contra Israel se encendiera en una llama que hubiera devorado toda la nación de Israel. Fue en Susa, la gran capital de la Persia antigua (Irán en el día de hoy), donde este hombre optó por desobedecer la orden del gran rey. Para colmo, él era un hombre insignificante que pertenecía a un pueblo cautivo. Poco nos sorprende que los siervos del emperador hablaran a susurros entre sí sobre este atrevimiento, cuestionando también al judío acerca de su actitud.
Fue la influencia de Mardoqueo sobre Ester que le impulsó a apelar ante Asuero, con el resultado que se derrotó el vil complot.
****
Vamos ahora a la historia de Ester. El versículo clave en cuanto a ella es Ester 5.14: “¿Quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” Para entender la situación tan anormal en que ella se encontró al comienzo del capítulo 2, sujeta a un rey impío, uno tiene que llevar en mente Salmo 22.28: “De Jehová es el reino, y él regirá las naciones”.
Ella fue criada por su tío Mardoqueo cuando el pueblo de Israel estaba en cautiverio en Babilonia. Nos dice la Biblia que era de hermosa figura y de buen parecer. La conducta de Ester tiene para nosotras muchas lecciones.
Ester era obediente. Había aprendido la obediencia en casa de Mardoqueo y ésta le sirvió luego para salvarse la vida a ella misma y a todo el pueblo, obedeciendo ella a Mardoqueo aun cuando fuera reina. La obediencia a los padres es el primer mandamiento con promesa. Efesios 6.1 al 3 dice: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra”.
La gracia era característica de Ester. Primero, halló gracia delante de Hegai, el guarda de las mujeres. Segundo, “ganaba Ester el favor de todos los que la veían”. Tercero, “halló ella gracia y benevolencia delante del Rey Asuero”. Santiago nos dice que el Señor da mayor gracia. Por esto dice el que Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.
Ester era valiente sobremanera. Supo resistir a Satanás en la forma de Amán, quien quería destruir a todos los judíos y así acabar con la simiente de la mujer que le heriría en la cabeza. Amán era agagueo, o sea, descendiente de Agag quien siglos antes era rey de los amalecitas. Su odio hacia Mardoqueo se debía a que ese hombre era judío y para colmo benjamita, como había sido el rey Saúl. Al hacer frente a Amán y luego pedir que fuese ahorcado, esta joven estaba haciendo la labor que su pariente antiguo, el rey Saúl (también de la tribu de Benjamín) había dejado de hacer y por la cual él fue desechado; 1 Samuel 15. Pablo exhorta a los cristianos en Efeso a “estar firmes contra las asechanzas del diablo”.
Ester oraba. Sólo al haber pasado tres días en oración y ayuno, como estaban haciendo todos los judíos, ella se sintió en condiciones de presentarse delante del rey para rogar por su vida y la de su pueblo. Isaías nos dice a quién es que oye Dios: “… miraré a aquel que es pobre y humilde en espíritu y que tiembla a mi palabra”. La misión de Ester era “hacerlo saber al rey”, 5.14. Ella cumplió con este deber que tal vez parece cosa pequeña pero en realidad fue sumamente difícil, y de una importancia enorme. Es una lección para nosotras: “Señor, qué quieres que yo haga?”
Ester fue honrada durante de su vida y lo es hasta el día de hoy. Los judíos tuvieron paz de sus enemigos; su tristeza se les cambió en alegría; y el luto en día bueno. Estos son días de banquete y gozo, y para enviar porciones cada uno a su vecino, y dádiva a los pobres. “Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras le siguen”.