El gobierno de las tres B (#9903)

9903
El gobierno de las tres B

 

Gelson Villegas

 

En la batalla de Carabobo, el militar español De La Torre fue derrotado por Bolívar y en verdad esa era, tal vez, una de las pocas cosas que quien escribe sabía acerca del derrotado militar hispano.

Sin embargo, fue grato para mí leer, en días pasados recientes, algo interesante acerca de él, y fue lo siguiente: De La Torre, después de su derrota en Carabobo, fue nombrado gobernador en Puerto Rico, donde, temiendo enfrentar otro levantamiento criollo contra el poder colonial español, decidió usar de mucha astucia preventiva. A tal fin, y bajo la consigna de que Pueblo que se divierte no conspira, decretó “El gobierno de las «TRES B», es decir: baile, botella y barajas.

Se preguntará el lector, ¿y cuál fue el resultado de todo ello? Fue un resultado muy predecible: De La Torre tuvo un largo mandato, durante el cual jamás hubo un levantamiento serio en pro de la libertad de los colonizados.

Bien, la artimaña del astuto español nos recuerda la astucia de un estratega mayor. La Biblia habla bien claro de él, diciéndonos que Satanás «ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo» (2 Corintios 4:4).

Efectivamente, el Diablo sabe qué pueblo que se divierte no piensa en su alma y en la eternidad. Él sabe que hombre y mujer que se divierte en los pasatiempos de este mundo jamás piensan que son esclavos del pecado y que necesitan un Libertador, el cual es Cristo, pues Él dijo: «Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres» (Juan 8:38).

Satanás también presenta al pobre pecador baile (diversiones), botella (licor y vicios) y barajas (juegos de envite y azar). Así, bajo el sutil engaño satánico, el triste pecador encuentra diversión, pero no felicidad y paz verdadera.

Pero el engaño va más allá, pues mientras el pecador «se divierte», a la vez «se entretiene» y se olvida de su alma y se olvida de Dios y, entonces, viene la muerte, sin verla venir, para arrancar el hilo de la existencia, posibilitando que la pobre alma vuele a la eternidad perdida para siempre.

Estimado lector, ¿seguirás prestándote para el engaño del Diablo? ¿Continuarás caminando ciego hacia el lugar de tu eterna perdición? Recuerda la triste historia del Edén, donde la primera pareja humana cayó ante la astucia maligna de Satanás. Lamentablemente, nuestros primeros padres prestaron mayor atención a las engañosas palabras del maligno que a la firme y verdadera Palabra de Dios.

También hoy se presentan ante ti dos mensajes y dos mensajeros. El primero, Satanás, te invita a ver la vida como una oportunidad para «disfrutar» de los placeres temporales del pecado; el otro, Cristo, te presenta la vida como una solemne y bendita oportunidad para que obtengas salvación y paz, por medio de creer en Él, de aceptar su obra redentora consumada en Cruz.

Amigo lector, dejamos contigo las interrogantes de un himnógrafo cristiano: ¿Qué voy hacer? ¿Me entregaré a Jesús, o me endureceré? ¿Qué escogeré? ¿El mundo y su placer, o a Cristo seguiré?

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