Acsa (#423)

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Acsa

Perth Gospel Hall

Presentación

Lectura                        Josué 15.13 al 19, repetida en Jueces 1.9 al 15: Jueces 3.5 al 11

La cuarta esposa en nuestra serie es Acsa, hija de Caleb. Su mano en matrimonio fue el premio para el hombre que venciera a la ciudad de Quiriat-sefer (Debir). Aquel hombre fue Otoniel, “león de Dios”, el primer juez de Israel. Son pocas las referencias a Acsa, de manera que veremos también algunas de las personas relacionadas con ella.

Ú Caleb en Hebrón   Josué 15.13 al 15              un hombre de fe

Ú Acsa y Debir   Josué 15.16 al 19                    una mujer de fe

ÚOtoniel el libertador   Jueces 3.5 al 11             un salvador para Israel

Caleb en Hebrón

En estos capítulos en el libro de Josué, Josué está dividiendo la tierra entre las tribus de Israel como herencia. “Reparte, pues, ahora esta tierra en heredad a las nueve tribus, y a la media tribu de Manasés”, 13.7. Se asigna la de Judá en los capítulos 14 y 15, y: “a Caleb hijo de Jefone dio su parte entre los hijos de Judá, conforme al mandamiento de Jehová a Josué; la ciudad de Quiriat-arba padre de Anac, que es Hebrón”, 15.13. En el 14.12 Caleb le expresó a Josué su deseo: “Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día”. Caleb era un hombre de fe, un hombre que creía a Dios y esperaba grandes cosas de Él.

Estaba reflexionando en lo de cuarenta años atrás cuando ascendió a Hebrón, conforme se narra en Números 13 y 14. Siendo uno de los doce espías, él pasó cuarenta días explorando la tierra de Canaán y encontró, como el Señor había dicho, que “fluía leche y miel”. Sin embargo, para diez de esos hombres Hebrón era un problema. “Vimos allí a los hijos de Anac …. vimos raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas”. Esos señores vieron los beneficios que el Señor les había preparado, pero no estaban dispuestos a enfrentar las dificultades. ¿Y no hay ocasiones cuando nosotros dejamos de seguir al Señor, perdiendo lo mejor que nos ha preparado, porque no estamos dispuestos a, o somos incapaces de, enfrentar las dificultades … no creemos a  Dios?

Caleb y Josué eran diferentes, eran hombres de fe. Vieron todo lo que el Señor les había preparado en Canaán y creyeron a Dios, que con la ayuda del Señor vencerían. “Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará”, Números 14.8. ¿Creemos a Dios? ¿Tenemos fe? El Señor Jesús dijo a un centurión en Mateo 8.13: “Ve, y como creíste, te sea hecho”. ¿Dónde estaríamos si lo dijera a nosotros?

En Josué 15, han transcurrido cuarenta años desde que Caleb vio los gigantes en Hebrón y afirmó su fe en Dios. Él deseaba a Hebrón; Dios se lo había prometido y él tenía la oportunidad de probar a Dios. Cuarenta años atrás, su exhortación a un pueblo incrédulo y temeroso había sido: “Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos”. Su actitud, su fe y su deseo no habían cambiado y él no perdió tiempo. “Caleb echó de allí a los tres hijos de Anac”, 15.14. Conforme creía, así fue. Caleb era un hombre uniforme: cuando joven había creído a Dios y ahora a los 85 años le cree todavía. Esto debe ser la meta nuestra: constancia y fidelidad. Estas cualidades caracterizan a los hombres y las mujeres que hacen una diferencia para Dios.

El deseo de Caleb era Hebrón y, habiendo peleado con los gigantes, lo poseyó. Cuando llegamos a Josué 21 él de buena gana renuncia a Hebrón. Es una de las ciudades de refugio dadas a los hijos de Aarón, y leemos en el 21.12: “el campo de la ciudad y sus aldeas dieron a Caleb hijo de Jefone, por posesión suya”. Así como Moisés, Hebreos 11.26, “tenía puesta la mirada en el galardón”. ¿Y nosotros? ¿Estamos dispuestos a renunciar lo que valoramos, si es para la gloria del Señor hacerlo?

Acsa y Debir

Una vez conquistada Hebrón, Caleb sigue a Debir (Quiriat-sefer). Así como Hebrón, el enemigo había reocupado esta ciudad después de la victoria de Josué narrada en el capítulo 11. Había un galardón para tomar Debir. “Al que atacare a Quiriat-sefer, y la tomare, yo le daré mi hija Acsa por mujer”, 15.16. Quiriat-sefer significa ‘ciudad del libro’. ¿Podemos sacar una lección de que hay un galardón para poseer la ciudad del libro? ¿Procuramos conocer el Libro, la Biblia? Acsa fue aquel galardón para tomar aquella ciudad, y David dice en Salmos que hay gran galardón para guardar la ley de Jehová.

Fue Otoniel, descrito en el v. 17 como “hijo de Cenaz hermano de Caleb”, que tomó la ciudad. Él consideraba a Acsa como un galardón deseable y encabezó el ataque contra la ciudad para ganarla a ella. El padre da la esposa al esposo. En la Biblia llegamos a conocer al Señor Jesús, ¿pero somos tan ejercitados como era este hombre para conocerla?

Así como su padre, Acasa tenía ambiciones para bien y esperaba grandes cosas por fe en la promesa de Dios para la tierra. En el v. 18 ella dejó la tienda de su padre y fue a su esposo. Caleb les había prometido una tierra que recibía los vientos del sur, pero ella deseaba más. Quería fuentes de agua que regarían aquella tierra. Para dirigirse a su padre, “se bajó del asno” para hablar con él de una manera humilde.

Buscaba una bendición, confiada en que su padre respondería favorablemente. Al ser pre-guntada, “¿Qué tienes?”, respondió: “Concédeme un don”. Comparamos esto con la solicitud de Caleb en el 14.12: “Dame, pues, ahora este monte”. Ella reconoció lo que ya había recibido pero tenía una solicitud específica. Recibió más de lo que pidió; habiendo pedido tan sólo fuentes, recibió las de arriba y las de abajo. Recibió un campo con pozos en la parte alta y en la parte baja. En esto tenemos una lección acerca de la oración. Cuando llegamos a nuestro Padre pidiendo una bendición, debemos pedir humildemente y esperar confiadamente que Él hará “mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos”.

Otoniel el libertador

Encontramos a Otoniel de nuevo en Jueces 3, ahora el libertador de Israel, habiendo sido probado en Quiriat-sefer donde demostró coraje y liderazgo. Dios había preparado a Otoniel para un gran tarea: “Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró”, 3.9. Su nombre quiere decir ‘león de Dios’ y Dios iba a usarlo de manera poderosa.

Demasiado pronto el pueblo se había olvidado del Señor y todo lo que había hecho por ellos. En los vv 5 y 6 ellos están viviendo entre y casándose con el enemigo. Fueron atraídos a la idolatría e impiedad por el ejemplo de sus esposas y asociados. “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos”, 2 Corintios 6.14.

Como consecuencia de su pecado, el pueblo fue llevado a servidumbre, sirviendo por ocho años a un rey de Mesopotamia. “… clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová les levantó un libertador”. Fue el Espíritu de Dios que le capacitó a Otoniel, permitiéndole realizar lo que su fuerza natural no podía. Una lección para nosotros es que, si vamos a hacer algo por Dios, tenemos que ser levantados y preparados por Dios para llevarlo a cabo, fortalecidos por el Espíritu Santo.

Cual juez, Otoniel restauró a Israel a una debida actitud delante de Dios. A su vez, el Señor Jesús venció al opresor, el diablo, y nos reconcilió a Dios.

 

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