El pecado les alcanzó

1314.jpg

Hace muchos años, piratas navegaban en sus buques de vela, recorriendo el Mar Caribe, entre las islas Antillas. Asaltaban todo barco que encontraban, llevándose el botín y matando muchas veces a la tripulación.

Inglaterra se interesaba por los tesoros que había en Centro y Sur América, y ya había establecido una colonia en la isla Jamaica. Por lo tanto, cuando el rey supo de un barco llamado el Nancy, acusado de ser pirata, él autorizó a la nave Gorrión a buscarlo y capturarlo.

Cierto día el Nancy navegaba entre esas hermosas islas. Desde el barco se veían las caletas acogedoras con sus playas blancas, bordeadas de palmeras cargadas de cocos. Todo parecía muy tranquilo, cuando de repente el vigía gritó: "Buque de vela a la vista." La tripulación se puso en alerta. ¿Sería barco de carga que podrían robar?

Luego se dieron cuenta que no era una posible presa, sino que el barco les seguía amenazante. No era posible huir, ya que el otro luego les iba a alcanzar. ¿Qué hacer?

El capitán llamó a consulta a sus oficiales. "Es el Gorrión," dijo, "y si suben a bordo, luego ubicarán nuestro diario de navegación y demás papeles relacionados con nuestras actividades. Nos condenarán a todos."

"¿Los tiramos al mar?" preguntó uno.

"¿Cómo se te ocurre?" contestó otro. "Flotarían, y con que recojan unos pocos papeles, estamos sonados."

"Hagamos un paquete, bien envuelto, para que se vaya al fondo. De allí no sale nunca," insistió el primero.

Así que juntando los papeles comprometedores, los envolvieron, y amarrándolos, los tiraron al mar. Cuando atracó el Gorrión, los del Nancy no pusieron ninguna resistencia, sino que permitieron a las autoridades registrar el barco entero.

A pesar de no encontrar ninguna prueba de piratería, el capitán del Gorrión no se convenció, y decidió llevar el Nancy hasta el pueblo de Kingston en Jamaica, donde estaban los tribunales.

Mientras esto acontecía, un marino de otro buque que viajaba cerca de Haití, divisó un objeto extraño en el agua. Al acercarse, vio que era una vaca muerta, rodeada de tiburones que devoraban ferozmente al animal.

Uno de los hombres arponeó un tiburón, y con la ayuda de sus compañeros, lo tiró a bordo. En seguida prosiguieron a despresarlo.

"¡Qué estómago tiene este monstruo!" exclamó uno, enterrando el cuchillo.

"Comía papeles," gritó otro. "Mira el paquete que se había tragado."

Cuando el capitán examinó los papeles, comprendió que eran de un barco que se llamaba el Nancy. Puesto que su próxima escala era la ciudad de Kingston, decidió llevarlos a las autoridades allí.

Se puede imaginar lo que pasó. Estaba la tripulación del Nancy sin preocupación, seguros que nadie podría comprobar nada en su contra. Se felicitaban de cómo habían destruido la evidencia de sus hechos. Al día siguiente, sin duda, zarparían de nuevo para seguir su acostumbrada piratería.

Pero cuando entró el fiscal y entregó al juez el mismísimo paquete que ellos creían en el fondo del mar, cambió el panorama. Sus rostros mostraron espanto. Demoró muy poco el juez en pronunciar la sentencia que regía en esos días – muerte por ahorcamiento para todos.

La Biblia dice: "Sabed que vuestro pecado os alcanzará," Números 32:23. El pecado de los piratas les alcanzó muy luego. A veces no resulta tan rápido, pero el pecado no puede ser encubierto, tarde o temprano alcanzará al pecador.

Puede que tú saques plata a la mamá, que robes en el colegio, que mientas o engañes, y crees que nadie lo sabe, pero Dios todo lo ve. Si tú no te arrepientes delante del Señor para que él te perdone, algún día tendrás que presentarte ante Dios. El te mostrará toda la evidencia en tu contra, y será demasiado tarde para ser perdonado.

Deja que el Señor te borre tus pecados ahora, antes que ellos te alcancen, pues El dice: "Yo, yo soy el que borro tus rebeliones ... y no me acordaré de tus pecados," Isaías 43:25.


www.tesorodigital.com
Creado el 26/10/02

Volver al Indice