Leyendo día a día en Timoteo y Tito (#810)

Leyendo  día  a  día  en  Timoteo  y  Tito

G. B. Fyfe, D. E. West, C. S. Jarrett
Day by Day through the New Testament;
Precious Seed Committe

 

1 Timoteo

Ver

Introducción

Algunas características de esta carta son –

  1. 1. El patrón de la Epístola: Es una carta pastoral, escrita en primera instancia a Timoteo como un documento privado, pero sin duda circulada posteriormente entre los santos.
  2. 2. El propósito: Para dirigir a Timoteo a impedir a los falsos maestros a propagar sus doctrinas subversivas e instruirle acerca de las cualidades y funciones de los ancianos y diáconos, y en otros asuntos relacionados con la administración y práctica de la iglesia.
  3. 3. El protegido: Timoteo, el destinatario de la carta, era un genuino hijo en la fe de Pablo y un representante de la generación emergente de testigos cristianos. Aunque no un apóstol, ni un anciano tampoco, era el enviado delegado del apóstol, responsabilizado por Pablo a guardar la doctrina y asegurarse del cumplimiento del protocolo espiritual de parte de los ancianos y los santos por igual, dentro del ámbito de la asamblea. La profecía hacía saber que Timoteo tenía un cierto papel a desempeñar en los propósitos de Dios, y confiadamente se esperaba mucho de él.
  4. 4. El plan: Cada capítulo de la Epístola destaca ciertos contrastes y comparaciones:

capítulo 1 se contrastan los principios de la ley y de la gracia

capítulo 2 se contrastan las funciones del varón y de la mujer

capítulo 3 las responsabilidades de los ancianos y de los diáconos

capítulo 4 se contrastan la verdad y el error

capítulo 5 los contrastes son entre los varones mayores y los jóvenes,
las mujeres mayores y las jóvenes, las viudas con familiares y las viudas solitarias

capítulo 6 los contrastes son entre los maestros y los esclavos
y entre la vida vana y la vida de valor

  1. 5. Los picos: El contenido imparta verdades importantes:

el proyecto de la salvación:                         Cristo el Salvador, 1.15

el precio de la redención:                Cristo el Mediador, 2.5,6

el propósito de la encarnación:       Cristo el Hombre, 3.16

la preservación de la humanidad:    la providencia de Dios, 4.10

el prospecto de la soberanía:           Cristo el Rey, 6.14 al 16

1.1 a 11
El encargo de Pablo a Timoteo

Dios aporta carácter a esta Epístola en su papel de Salvador. Su salvación aquí es en un sentido amplio, extendiéndose mucho más allá de la redención del creyente de la triste consecuencia del pecado, alcanzando el destino de la gloria sin fin.

En el v. 1 Pablo llama la atención a su autoridad para insistir en conservar el orden divino en la iglesia. Había sido constituido un apóstol de Cristo Jesús por mandamiento de Dios, y fue en este carácter que le dio el encargo especial a Timoteo, cual genuino hijo en la fe. Las condiciones de la comisión eran, en lo negativo, a exigir de los falsos maestros desistir de su enseñanza subversiva y, en lo positivo, asegurarse de la debida observancia de las modalidades espirituales en la casa de Dios, la asamblea.

Él usa una palabra fuerte a hablar de “mandar”. No se trata de una solicitud o petición, sino de una orden, un mandato, una palabra pronunciada con voz de autoridad. El cumplimiento de este mandato resultaría en callar la enseñanza falsa y también en promover el amor de un corazón puro, una conciencia buena y una fe genuina, v. 5.

La mención tierna de Timoteo como su “verdadero hijo en la fe”, v. 2, revela algo del afecto que Pablo tenía para los varones jóvenes, especialmente ahora que el anciano apóstol estaba acercándose al final de su vida para Dios en la tierra.

Los falsos maestros con quienes Timoteo debería tratar estaban empeñados en instruir en la ley, y la tal enseñanza iba directamente en contra del cristianismo, el cual se basa en el principio de la gracia pura. Hoy día hay un solo uso legítimo de la ley, a saber, de convencer a uno con respecto a su pecado. La regla de vida del cristianismo es, en cambio, el mismo Cristo resucitado y ascendido.

“La sana doctrina”, una verdad importante de la Epístola, se menciona en el v. 10, y esto concuerda con el evangelio de la gloria el Dios bendito.

En contraste con un Dios severo que impone su ley, dictando a los hombres un código de condenación, le vemos ahora actuando con nosotros en una plenitud de gracia como el Dios “agradable”, declarando en las buenas nuevas de salvación la perspectiva de una gloria sin fin. Para el creyente, entonces, ¡hay gracia y gloria a la vez!

1.12 al 20
Pablo un patrón

Habiendo hablado del “evangelio de la gloria del Dios bendito”, encomendado a él, ahora Pablo expresa su profunda gratitud a Dios por el privilegio inmenso de ser contado fiel, y ser designado para este servicio santo, fortalecido internamente para la tarea onerosa por Cristo Jesús, Señor nuestro. Y todo esto fue aun más estupendo cuando consideraba sus propios antecedentes y actividades – un blasfemo, poseído de un celo feroz a exterminar a los cristianos, tratando esta nueva religión del cristianismo como una amenaza creciente a la fe judía de sus padres. Él actuaba sinceramente, aun cuando en incredulidad e ignorancia.

Pero ahora ensalzaba la misericordia y la gracia de Dios desplegadas abundantemente hacia él, sin afectación “el primero de los pecadores”. La inferencia era que no había nadie demasiado vil o pecaminoso para ser alcanzado y salvado por la gracia divina, de manera que se puede confiar de un todo en la declaración paulina que “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores”; es digna de ser aceptado por todos, v. 15.

Pablo recibió misericordia, no sólo para la salvación de su propia alma, sino para ser un patrón (un boceto en perfil) que desplegaba la longanimidad de Cristo para “los que habrían de creer en él para vida eterna”. Con esto prorrumpe en alabanza al Autor de esta salvación tan grande: “al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén”, v. 17.

El “mandamiento” referido en el v. 18 se conecta con los vv 3 y 5, y la eficaz realización misma involucraría a Timoteo en una guerra espiritual, por cuanto se encontraría oposición satánica. Harían falta, para ser victorioso, una fe firme en Dios y una buena conciencia en uno mismo. Sin estas, Pablo advierte que vendrían la derrota y el desastre, como en el caso de Himeneo y Alejandro.

Y así es en el caso del cristiano en estos tiempos: una fe firme en Dios y una buena conciencia por dentro son factores cardenales si un va a evitar el naufragio moral y asegurarse en triunfo espiritual.

2.1 al 7
Un rescate por todos

El lienzo abierto delante de nosotros aquí es amplio, aun universal en su extensión, porque abraza toda la raza humana. No hay nada estrecho ni exclusivo en la amplitud del cuadro, ya que proyecta la actitud de un Salvador-Dios hacia una humanidad pecaminosa y rebelde. Él desea que todos sean salvos y reconozcan la verdad, v. 4, El sacrificio infinito de Cristo en la cruz había procurado una salvación capaz de atender a las necesidades de una raza caída, y un Salvador bondadoso y amoroso desea intensamente la salvación de todos los hombres; pero, desde luego, le incumbe a cada cual la responsabilidad personal de aceptarla. ¡Bienaventurados más allá de las palabras todos aquellos que ya han respondido por fe al mensaje de salvación y vida!

La naturaleza ilimitada de la expiación se enfatiza en el v. 6, donde leemos la verdad clara que Cristo Jesús se dio a sí mismo en rescate por todos, cual único y solo mediador entre Dios y los hombres.

En este lienzo que estamos contemplando se destacan dos elementos: por un lado, la universalidad de la raza humana y por otro la unidad de Dios: es todos los hombres, pero un solo Dios. Los millones y millones de la humanidad están puestos en yuxtaposición al solo y Todopoderoso Dios, y en este contexto cuán consolador es saber que se trata de un Salvador-Dios. Y aun al proclamarle ser uno en sí, hay también un solo Mediador divino quien por su humanidad, y por su muerte expiatoria, es capaz de reconciliar a los hombres arrepentidos y creyentes a un Dios santo, y hacerlo en justicia por haber pagado Él mismo el rescate por todos.

Ahora, es contra este trasfondo de la relevancia universal del evangelio de la gracia de Dios hacia toda la humanidad que se formula en los vv 1 y 2 la exhortación por rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres (y especialmente aquellos en posiciones de autoridad). Por lo tanto, nuestra actitud debe ser una de compasión e interés por nuestros prójimos, reflejando de esta manera el espíritu del evangelio de un Dios de gracia. Hoy, por ejemplo, ¿abriremos el abanico de nuestras oraciones para incluir a todos los hombres?

2.8 al 15
Los sexos distinguidos

Los vv 1 al 7 tratan de nuestra relación con aquellos que están en el mundo y ahora los vv 8 al 15 con los que están en la iglesia local.

Hay una clara discriminación entre el hombre y la mujer en cuanto a su función en la asamblea. El orden divino establecido en la creación debe ser respetado en la asamblea. Los varones deben ocuparse en la oración pública y las mujeres, por su parte, deben vestirse de una manera apropiada a quienes profesan piedad; a saber, con modestia y prudencia, sin manifestar opulencia ni usar adornos vistosos, pero a la vez ocupados ellas en buenas obras. En una palabra, el adorno no debe ser superficial y material sino moral y espiritual.

También, la mujer debe aprender “en silencio” en la iglesia, “con toda sujeción”, v. 11. No le incumbe dedicarse a la enseñanza, ni “ejercer dominio” sobre el hombre, sino estar en silencio, v. 12. Esto concuerda de un todo con lo que Pablo establece en 1 Corintios 14.24: “Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar”. Por ser las instrucciones tan claras, es difícil ver cómo un lector honesto puede dejar de comprender su significación, especialmente cuando 1 Timoteo 2 ofrece dos razones por estas prohibiciones que tienen que ver con la mujer:

(1) por el orden en la creación. El lugar de la mujer en la creación determina su lugar en la asamblea. “Adán fue formado primero, después Eva”.

(2) por el orden en la transgresión, la parte de la mujer en la caída. Eva fue engañada pero Adán desobedeció deliberadamente; por amor a su mujer procedió con los ojos abiertos.

Nuestro pasaje para hoy es, por lo tanto, un recordatorio provechoso de que el decreto divino acerca de las funciones relativas del varón y la mujer en la iglesia no puede ser descartado impunemente. Hay razón y relevancia para respetar hoy día estos principios dados por Dios, aunque algunos los irrespetan de frente. Que Él ejercite nuestros corazones – y nuestras conciencias, si es necesario – sobre estas cosas.

3.1 al 13
Control en la iglesia

El capítulo 3 introduce el tema de la casa de Dios. Nuestra conducta en la casa de Dios, la asamblea, debe responder a las prioridades espirituales y morales que corresponden a la santidad de la morada de Dios aquí en la tierra. Se trata de no sólo la conducta en la casa de Dios, sino, en el trozo que nos ocupa, del control en la casa.

La casa de Dios es la figura de la iglesia que enfatiza que es la esfera donde Dios gobierna. La casa es suya; Él espera ser obedecido y que se respete el orden que define para su propia casa. La pregunta es: ¿En la casa que es de Dios, estamos actuando cómo Él ordena?

En el nivel humano, se encomienda a los obispos (sobreveedores, o supervisores) y diáconos (servidores) la preservación del orden en esta casa de Dios. Las características y capacidades de los obispos figuran primeramente, vv 1 al 7, y después las de los servidores en vv 8 al 13. La función básica de los primeros es la de “cuidar la iglesia de Dios”, v. 5, a saber, sobrevén, dirigir y ocuparse del gobierno moral de la asamblea respectiva. Se emplean dos términos para describir a estos señores. Aquí figuran como obispos (epískopos, superintendentes), una descripción de su función. En otros lugares son ancianos (presbúteros), una descripción de su persona, sugiriendo madurez espiritual, experiencia y conocimiento. Las credenciales del sobreveedor se pueden resumir como: capacidad, madurez, moralidad, sobriedad, identidad y hospitalidad.

La obra de los diáconos es de otro orden. Su naturaleza es material en vez de espiritual, tratándose de los asuntos temporales de la congregación. Los requisitos son similares a los del anciano, pero la norma es un poco menos elevada. Por ejemplo, no se requiere que sean aptos para enseñar.

Es importante observar que las responsabilidades del uno y del otro versan sobre su propia asamblea local. Y, la aplicación práctica para todos nosotros en esto es, sin duda: “Obedeced a vuestros pastores”, Hebreos 13.17.

3.14 al 16
Conducta en la iglesia

Siguiendo el tema del control en la iglesia, la sección final del capítulo 3 se ocupa de la conducta en ella: “Esto te escribo … para que sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios”, vv 14,15. La frase está construida en una forma que abraza a todos los creyentes y no se limita a Timoteo, ni a los sobreveedores y diáconos y sus esposas. Una consecuencia de estar viviendo en la casa de Dios debería ser la de un debido sentido de reverencia, ya que vivir en ella está puesto en contraste con los ídolos muertos, “columna y baluarte de la verdad”, v. 15.

Siempre ha sido el deseo de Dios tener una morada en la tierra entre los hombres. Jacob fue el primer hombre en anticipar este estupendo concepto por fe. Al levantar la piedra que le había servido de almohada, para que fuese un monumento, llamó el lugar Bet-el, “la casa de Dios”.

La asamblea está representada aquí en 1 Timoteo 3 por la columna monumental sobre la cual la verdad está escrita y desplegada al mundo, ya que en estos tiempos la iglesia local es el testigo auténtico en un mundo incrédulo. Además, en la práctica de su vida corporativa, se ve como el fundamento de la verdad, aquello que sostiene la verdad.

El v. 16 habla del “misterio de la piedad”. Este secreto de la piedad es la verdad concerniente a Cristo, revelada ahora de un todo. Él es la encarnación de todo lo que agrada al corazón de Dios. Uno de los propósitos esenciales de la iglesia es la presentación de Cristo. ¿En qué medida lo están haciendo las asambleas en sus respectivas localidades? ¿Cada cual de nosotros está dispuesto a aportar su cuota a las funciones de “columna” y “soporte” en su asamblea?

El capítulo termina con un resumen conciso que expresa en tres declaraciones, contrastadas ellas dentro de sí, sobre la verdad terrenal de Cristo desde su encarnación hasta su ascensión, una síntesis de la manifestación de Deidad en humanidad. ¡Las afirmaciones sucintas nos ofrecen alimento para el día entero!

4.1 al 16
Seducción satánica

Más principios contrastados están a la vista en este capítulo. Después de la referencia al final del capítulo 3 al “secreto de la piedad”, se nos advierte el “secreto de la iniquidad”, o la anarquía.

La primera palabra del capítulo introduce el contraste: “pero”. ¡Y qué de contraste! El secreto de la piedad es todo lo que es agradable a Dios, como está encarnado y revelado en la Persona de Cristo en su humanidad; el secreto de la iniquidad, actuando ya, alcanzará su plena manifestación en todo lo que es vil, desplegado en el Hombre de Pecado.

La oposición satánica contra Dios, resuelta y constante, no se aflojará hasta que el diablo sea desterrado al abismo, y a la postre el lago de fuego para siempre. Así como ejerció su seducción siniestra contra Dios en la primera creación en Edén, ahora emplea las mismas tácticas para interrumpir y destruir la nueva creación, la Iglesia.

“En los postreros tiempos”, v. 1, se apostataron algunos que habían profesado fe en Cristo, es decir, deliberadamente botaron la verdad por la borda, renunciaron de un todo el cristianismo y de esta manera la apostasía comenzó a extenderse en la Iglesia. El misterio de la iniquidad ya estaba haciendo su obra en los días en que Pablo escribía.

Estas enseñanzas seductoras de los apostatas (cuyo curso, carácter y mandamientos espurios se especifican) deben ser rechazados por los creyentes, quienes más bien deberían ejercitarse para la piedad (o preparase para temer a Dios), porque “la piedad para todo aprovecha”, tanto ahora como en la vida venidera, v. 8. Puede estar seguro de esto, es lo que Pablo está diciendo en efecto; es una declaración veraz. Así que, ¿nosotros de veras practicamos la piedad?

Ahora en la segunda mitad del capítulo se le ofrecen a Timoteo personalmente varias exhortaciones concisas y prácticas. Algunas bien merecen ser tomadas a pecho por nosotros. Por ejemplo, “sé ejemplo”, v. 12; hágase modelo para el pueblo del Señor en palabra, conducta, amor, fe y pureza. ¡Es una buena meta para cada cual!

5.1 al 16
Relaciones y responsabilidades

De nuevo las distinciones y diferencias forman el tema del capítulo, haciéndonos recordar que el cristianismo impacta sobre nuestras relaciones y conducta aquí, manifestándose de maneras prácticas en la vida diaria. Somos sin duda un pueblo con llamamiento celestial y un eterno destino glorioso. Pero mientras estemos en este mundo debemos prestar atención a nuestras relaciones terrenales. En el contexto de este capítulo, varios factores tienen que ser tomados en cuenta en cuanto al trato con otros cristianos. Su edad y sexo, además de las circunstancias en que viven, son cuestiones relevantes, y nuestras relaciones espirituales en la iglesia no nos quitan el deber de cumplir en lo social.

El trato de las viudas es la enseñanza en la primera sección, aun cuando Pablo establece también en el pasaje cuál debe ser la actitud de los jóvenes y las jóvenes hacia sus mayores. Una lectura cuidadosa de los versículos que nos interesan hoy permitirá ver que Pablo habla de cuatro clases de viudas. Hay las solitarias que se entregan a placeres, 5.3, 5,6. El versículo 5 explica qué quiere decir el autor al hablar de las viudas “que en verdad lo son”. Hay las que tienen hijos, nietos u otros descendientes que las mantienen, 5.4, 7, 8,16. Hay también las de sesenta años o más, quienes figuran en la lista de la asamblea, probablemente para recibir ayuda sobre una base fija, 5.9, 10. Y, hay las viudas menores que tienen el propósito de casarse de nuevo, 5.11 al 15.

En estos días cuando muchos países tienen programas de bienestar social, es posible que la condición de viudas entre nosotros no sea tan aguda como era cuando Pablo escribía, pero aseguradamente esto no absuelve al lector de la Epístola de un sentido de responsabilidad por el soporte financiero de la viuda que lo necesite — o de la asamblea en el caso de la viuda solitaria. Hay diversas maneras en que una o más congregaciones pueden cumplir con su deber, y una de ellas es en mantener un hogar para ancianos.

5.17 al 25
Exhortaciones en cuanto a los ancianos

El tema principal aquí es el trato con los ancianos, es decir, aquellos que son responsables por guiar y controlar la iglesia local. En la porción de ayer observamos cuatro clases de viudas y ahora se distinguen tres clases de ancianos: (1) los que asumen el liderazgo; (2) los que lo hacen bien; y, (3) los que lo hacen bien y a la vez son maestros de la Palabra de Dios.

Se exhorta a los creyentes a tenerles dignos de honor, y de doble honor en el caso de aquellos entre su número que emplean diligentemente su don, trabajando “en predicar y enseñar”. Se concede este honor cuando el pueblo del Señor les respeta a estos hermanos y se somete a su juicio en cuanto a la debida conducta de la congregación. En este contexto el término honor no encierra la idea de un sueldo por servicios prestados. (Se emplea el mismo vocablo en el 6.1, donde es evidente que no se trata de recompensa económica).

En el 5.20, los que persisten en pecar, no se restringe el mandamiento a los ancianos “oficiales” en particular, sino a cualquiera en la asamblea que persiste en pecar de una manera abierta y grave. Se reprende a los tales en público, para que los demás sean advertidos. Esto acto demanda imparcialidad; los lazos de familia y amistad no cuentan, de manera que todos reconocerán la justicia y santidad de la iniciativa. Los ángeles no caídos, 5.21, también están observando lo que sucede en la congregación.

El 5.22 habla de imponer las manos. Es un gesto de identificación con la persona en su servicio, y a Timoteo se advierte no hacerlo con ligereza. Antes de tomar este paso, debe haber evidencia clara de que el individuo merece esta confianza, acaso él o ella llegue a desviarse más adelante. Si lo hace, quienes le impusieron las manos llevará una parte de la responsabilidad por el daño que el desertor inflige.

Y, el 5,23 constituye un breve comentario al margen. Pablo le aconseja al sensible Timoteo a no dejar de tomar un poco de vino. Es a causa de su estómago y sus frecuentes enfermedades, y sin exceder límites prudentes.

6.1 al 12
La santidad es ganancia

El tema general del capítulo 6 es el de cómo gozar de la vida. Pablo vivió una vida muy llena, habiendo pasado por todo el abanico de las experiencias que la vida ofrece. Él conoció cárceles, látigos, naufragios, pobreza, apedreamiento y todas las emociones de un extremo al otro. No obstante la intensidad de sus sufrimientos, su vida después de salvo estaba llena de gozo santo y éxtasis espiritual.

Por esto ningún hombre era tan calificado por la experiencia propia para dar consejos sobre la vida y cómo vivirla con el mayor provecho máxima satisfacción. Y esto es lo que hace en 1 Timoteo 6. Al leer su escrito, no encontramos indecisión ni titubeo en sus pronunciamientos. La suya es la receta segura para la buena vida. Por cierto, el pasaje es tan práctico y explícito que leerlo es entenderlo; y entenderlo debe resultar, como consecuencia feliz, en cumplir con su buen consejo.

En esta sección, Pablo señala la senda que conduce necesariamente a tristeza y desilusión en esta vida y pérdida en el mundo venidero. Él señala a la vez la senda que lleva al verdadero gozo y contentamiento.

Una vez más en el desenvolvimiento de esta carta se hacen evidentes los contrastes. El anciano apóstol pone en contraposición la búsqueda por bienes materiales y la de recursos espirituales. Y, el ingrediente básico de una vida realmente acomodada resulta ser la piedad. Es una palabra clave en el pasaje y es el secreto del vivir cristiano. La piedad tiene que ver con nuestra relación esencial con Dios, e identifica la vida interior del alma como cosa distinta de las ceremonias y los ejercicios de la religión. Es la esencia del verdadero, auténtico cristianismo. La satisfacción genuina, explica Pablo, no procede de las cosas vistas sino de las adquisiciones espirituales.

“Echa mano de la vida eterna”, 6.12, quiere decir que uno la apriete y la aproveche. Posesionarla es la vida. ¡Qué pensamiento es éste para sostén en este nuevo día! ¿Estamos disfrutando día a día de esta vida nueva que poseemos en el alma como cristianos y cuya naturaleza intrínseca es el conocimiento práctico de las Personas divinas? La vida eterna es que le conozcamos a Dios, y a Jesucristo el enviado suyo.

6.13 al 21
Soberano supremo

Pablo lleva esta epístola a su conclusión con reafirmar el mandamiento que ya había encomendada a Timoteo, y lo hace en la presencia de Dios, el Sustentador de la vida en todas sus formas, la Fuente de la cual se deriva toda vida, y ante la presencia de Jesucristo, aquel cuya humanidad aquí desplegó fidelidad perfecta en su testimonio ante Poncio Pilato. Es evidente por el tono y contexto de esta sección que el apóstol quería que esta solemne responsabilidad fuese vista por Timoteo como un compromiso solemne que debería ser respetado hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo. Lo que se da a entender es que si se cumple ahora la responsabilidad, la gloria será revelada cuando Él se manifieste, 6.13,14, ya que Dios, en el momento señalado, manifestará en gloria al Hijo del Hombre quien fue su testigo fiel en su vida sobre la tierra.

En los versículos 15 y 16 encontramos una descripción llamativa de Dios como el Soberano supremo e invisible del universo entero, “el Rey de los reyes y el Señor de los que ejercen señorío”. Él sólo tiene inmortalidad, y mora en luz inaccesible. En cuanto a su esencia divina, nadie le ha visto ni tampoco es capaz de verle. ¡Qué cuadro asombroso del poder y la majestad de Aquel quien ha sido designado a la vez como el Potentado bienaventurado! Esta tan llamativa descripción de Dios, como también la declaración parecida en los versículos 16 y 17 del primer capítulo, concluye con un dedicatorio a Dios: “… al cual sea la honra y el imperio sempiterno [eterno]. Amén”, 6.16. El “Amén” de Pablo, y el nuestro, resonarán en el día venidero cual parte de una aclamación torrencial del universo entero.

Ahora se le da a Timoteo un encargo adicional a ser dirigido a los que son ricos en la riqueza de este mundo. Estos no deben ser altivos sino deben confiar en el Dios vivo en vez de lo suyo. Nuestro Dios es el Creador-Dios benéfico y bondadoso y da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos, 6.17. Los que cuentan con bienes materiales deben hacerse ricos en buenas obras, siendo liberales en su contribución de cosas o hechos.

Se encuentra de nuevo en el capítulo, ahora en el 6.19, la expresión, “echar mano a la vida eterna”. Pablo está deseoso de que los creyentes no sólo poseen la vida eterna sino que se den cuenta de la calidad de ésta en una relación personal con Dios.

2 Timoteo

Ver

Introducción

La segunda carta de Pablo a Timoteo se hace muy preciosa a nosotros cuando nos acordamos que contiene las últimas palabras del apóstol que están registradas en las Santas Escrituras. Durante su primer encarcelamiento Pablo pudo hablar de su deseo “de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor”, Filipenses 1.23, pero al final de esta Epístola leemos, “Ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano”, 4.6.

Hay diferencias acentuadas entre las dos cartas que Pablo escribió a este arón joven. En 1 Timoteo 4.1 encontramos la expresión “en los postreros tiempos”, o sea, en los años siguientes a cuando el autor escribió, mientras que la frase correspondientes en 2 Timoteo es “en [los] postreros días”, 3.1, sin el artículo definitivo en el texto original. Es que en esta epístola el apóstol esboza las características sobresalientes de la postrimería en general. Por cierto, el cierre de cada época ha sido caracterizado por peligros. Los “postreros días” de los cuales habla Pablo son en primera instancia los últimos años de esta dispensación de la gracia; sus rasgos ya estaban perfilándose cuando Timoteo vivía. Las “segundas epístolas” (2 Corintios, 2 Tesalonicenses, 2 Pedro, 2 Juan y 2 Timoteo) versan mayormente del estado de las cosas hacia el final del período y enfatizan la obra del enemigo.

Volviendo a las cartas a Timoteo, observamos el contraste entre el 4.1 de la primera epístola donde habla de algunos que se apostatarían de la fe, y el 3.2 de la segunda, donde dice habrá hombres especialmente impíos. Lo que sería cierto en cuanto a ciertas personas en los postreros tiempos de la primera epístola es una característica generalizada en los postreros días de la segunda.

Para Timoteo personalmente, el tema sobresaliente de la primera carta sería el orden en la casa de Dios, 3.15; en la segunda, el énfasis está sobre su propia conducta como servidor de Cristo en un ambiente de confusión y alejamiento. La segunda epístola tiene un trasfondo oscuro. Hay ejemplos de decadencia en cada capítulo, y en cada caso se nombran dos hombres: 1,15, 2.17, 3.8, 4, 10,14.

Efectivamente, 2 Timoteo es una epístola de especial relevancia para los tiempos nuestros, y nos incumbe prestar atención especial a lo que Dios dice en ella.

1.1 al 18
Timoteo y Onesíforo

La genealogía de Timoteo nos es dada espiritualmente, porque no sólo se dice que en su abuela Loida y su madre Eunice moraba la fe sin hipocresía, 1.5, sino que para Pablo Timoteo era su hijo [su “joven”] muy amado, 1.2. Él fue salvo y entró en servicio bajo la influencia de Pablo. Es evidente que el mayor tenía un afecto especial para el menor, orando constantemente por él en su separación y anhelando verle.

Se da a entender en el versículo 7 que Timoteo era de una personalidad un tanto tímida, pero con todo debería levantar de nuevo el don de Dios que había en él. ¿Estamos ejercitando el don que Dios nos ha dado? Timoteo no era uno que Dios usaba para introducir la verdad; la obra que le encomendada fue la de defender la verdad que ya había sido presentada. Las cosas de Dios se guardan, no por fuerza mental ni por ceñirse a un credo, sino por el Espíritu Santo quien mora en nosotros. Pesa sobre nosotros la gran responsabilidad de guardar lo que nos ha sido encomendado.

La parte final del capítulo revela como la mayoría de los creyentes pueden fallar a la hora de una verdadera prueba. Pablo mismo estaba siendo probado en cuanto a su afecto por Cristo, ya que estaba sufriendo gran reproche; 1.8. Asia había sido escenario de gran triunfo para el evangelio, pero ahora le habían abandonado “todos los que están en Asia”, 1.15. Ellos no se apostataron sino simplemente abandonaron al apóstol. Se nota un trasfondo oscuro en toda la epístola, pero brilla buena luz al final del primer capítulo. Es Onesíforo. De él se dice: (i) “muchas veces me confortó”, y es un ministerio que hace falta hoy día; (ii) “no se avergonzó de mis cadenas”, y en el 1.8 Pablo exhorta a Timoteo a no avergonzarse, prosiguiendo en 1.12 con “no me avergüenzo;” (iii) “me buscó solícitamente”, y aún hay cristianos solitarios que necesitan ser buscados; (vi) “nos ayudó en Éfeso”, cosa que requería valentía por cuanto era contraria al sentir general.

¿Tememos al hombre? Pablo solicitaba la bendición sobre el hogar de Onesífero, y para el hermano mismo la misericordia del Señor “en aquel día”, refiriéndose al tribunal de Cristo. La misericordia del Señor es hasta el final.

2.1 al 13
Soldado, atleta, labrador

Una responsabilidad grande pesaba sobre los hombros jóvenes de Timoteo pero encontraría en Jesucristo toda la gracia necesaria. En ésta él sería fortalecido continuamente, y la misma está a nuestro alcance hoy día. Tiene que haber este traslado del depósito de la verdad divina de una generación a otra: “lo que has oído … esto encarga”. Por cierto, el 2.2 contempla cuatro generaciones: Pablo, Timoteo, hombres fieles y otros también.

Pablo emplea tres ilustraciones para insistir sobre las responsabilidades que tenía Timoteo y que tenemos nosotros:

(1) el soldado en servicio activo, y no de permiso; “ninguno que milita se enreda …” No podemos agradar al Señor si estamos enredados en las cosas de esta vida.

(2) el atleta en plena carrera, y no en el descanso al haber terminado. Él “lucha”. La Palabra de Dios establece las reglas; no habrá corona para nosotros si no corremos legítimamente.

(3) el labrador en plena faena, anticipando los frutos que habrá. Sin la fuerte labor previa, no hay cosecha.

El sufrimiento es el tema de la sección que sigue. Nosotros, como Timoteo, debemos ser motivados por una vida vencedora por

(1) tener a Jesucristo siempre en mente, 2.8 — no simplemente los hechos acerca de Él, sino su propia Persona.

(2) el ejemplo de los sufrimientos de Pablo, 2.9,10, quien estaba encarcelado por el evangelio que predicaba, y reconocemos que los hombres pueden atar a los siervos del Señor pero no a su Palabra.

(3) la certeza del galardón futuro, 2.11 al 13.

Estos últimos versículos exponen principios al torno de los galardones ante el tribunal de Cristo. “Si somos muertos con él”, 2.11. No puede haber galardón si primeramente no ha habido identificación con Cristo en su muerte. “Si sufrimos”, o sea, perseveramos hasta las pruebas y dificultades, “también reinaremos”. Él espera hasta recibir su trono, y hasta ese entonces nosotros persistiremos. “Si le negáremos” en el sentido de no darle el lugar que le corresponde en nuestras vidas, Él no nos reconocerá para un galardón. Finalmente, “si fuéremos infieles”, esto no cambiaría su fidelidad. Él actúa siempre de conformidad con su carácter, y esto implica retener el galardón de quien haya sido infiel.

2.14 al 26
Alejamiento de la verdad

Tenemos que llevar en mente siempre las verdades que ya conocemos; hay en las Escrituras el principio de la reiteración de la verdad divina; véase 2 Pedro 3.1. No podemos asumir una actitud pasiva ante el error, y aquí se le anima a Timoteo a tomar una posición en contra del error, advirtiendo en contra de él. Un reconocimiento de la importancia relativa del tiempo y la eternidad es un resguardo eficaz de perder tiempo en discusiones sobre palabras. Lo que no es para provecho tiende a extenderse y puede resultar en derribar lo que el Espíritu Santo ya realizó en nuestros corazones.

Timoteo tenía que ocuparse diligentemente en presentarse ante Dios como uno que había sido probado; no es cuestión de ganar la aprobación de hombres sino de Dios; véase Gálatas 1.10. Tenemos aquí una ilustración adicional, la del obrero que traza bien la palabra de verdad. La Palabra de Dios debe ser entendida con inteligencia espiritual, estrictamente de acuerdo con sus líneas de enseñanza; aquellos que enseñan deben manejar las Escrituras acertadamente.

Ya que es inevitable que la doctrina errada conduzca a la conducta errada, aquellos que corrompen la verdad van a progresar en la impiedad. Himeneo y Fileto estaban entre aquellos que afirmaban que la resurrección ya se había realizado, confundiendo la doctrina paulina de una resurrección futura del cuerpo con la experiencia cristiana de haber sido resucitado con Cristo; véase Colosenses 3.1. Sin embargo, la doctrina de la resurrección corporal está en todo el fundamento de la fe cristiana.

La referencia a una casa grande se hace a título de ilustración. Pablo está pensando en cualquier casa grande de su tiempo donde uno encontraría varios utensilios; el uso dado a cada cual sería conforme al material del cual fue hecho. Así es que hoy día cada creyente tiene su propia esfera de servicio y utilidad. Al hablar en el versículo 21 de “estas cosas”, probablemente el autor se refiera a las vanas palabras, 2.16, y los falsos maestros, 2.17. Mal puede referirse a otros vasos, ya que uno no se hace útil con limpiarse de ellos. El valor del utensilio está en su condición para ser usado y no en el metal o barro que lo conforma; los instrumentos son “para honra” por estar limpios y dispuestos.

 

3.1 al 9
Características de los postreros tiempos

En los versículos 2 al 4 se enumeran varios males; esta lista difiere poco del catálogo en Romanos 1. Pero si bien esta última demuestra la degeneración progresiva del pagano, la que figura aquí describe el cristianismo espurio con su forma de piedad. La lista comienza con amarse de sí mismo y termina con no amar a Dios. Se ha deificado al yo y destronado a Dios. Las características trazadas aquí muestran claramente el desacatamiento de los diez mandamientos; los hombres infringen el primero al ser amadores de sí mismos y no de Dios, al tercer por ser blasfemos, al quinto por desobedecer a sus padres, al séptimo por ser impíos, al noveno por hacer falsas acusaciones, y al décimo por ser avaros.

La primera característica es el amor a sí mismo, y está en contraste con las demandas del Señor Jesús sobre aquellos que deberían negarse a sí mismos para ser discípulos suyos; Mateo 16.24. Cristo mismo debe ser el primero, y por cierto debe ser todo. Debemos retar a nuestros propios corazones, acaso se nos contamine el espíritu de los tiempos. La segunda característica es el amor al dinero; si los hombres se aman a sí mismos, entonces el yo tiene que ser complacido, y el yo quiere acumular bienes; tiene una sed insaciable. De estos dos rasgos emana una corriente de males que están muy a la vista en nuestros días. Llevando en mente que estos versículos describen al cristianismo apóstata, pero viviendo nosotros en tiempos de un clamor para la unión con todo lo que profesa el nombre de Cristo, nos conviene a la vez tener presente que nuestra responsabilidad es clara: “A éstos evita”.

Si los versículos 2 al 5 describen los impíos, entonces el 6 al 9 presentan los impostores. Se les describe a ellos y luego a sus víctimas; ellos se especializan en el arte de seducir a las mujeres. Finalmente se hace ver su carácter; se comparan con los magos del corte egipcio, Janes y Jambres. Estos hombres imitaban lo que hacía Moisés, enfrentando la verdad con la imitación. El diablo es maestro en esto. Las enseñanzas de los Testigos de Jehová, los mormones y otras herejías son falsificaciones de la verdad. El contraataque es difícil ya que la imitación tiende a confundir a la gente.

3.10 al 17
Las Escrituras divinamente inspiradas

En contraste con la de los apostatas, Pablo le recuerda a Timoteo de cómo había sido su propia conducta; compárese con 1 Corintios 11.1: “Sed imitadores de mí, como yo de Cristo”.

La doctrina encabeza la lista de nueve puntos especificados. En estas epístolas pastorales, donde hay tanta verdad relacionada con la asamblea, se menciona la doctrina dieciséis veces. De entrada debemos sospechar cualquier filosofía que exige menos doctrina y más práctica. La conducta sigue, ya que la doctrina de uno carece de valor si no concuerda con su enseñanza; propósito, y Pablo no fue desobediente a la visión celestial ni rehusaba declarar todo el consejo de Dios; fe, a saber, la fe activa y viva; longanimidad, amor, paciencia, persecuciones. Él trata el punto de los padecimientos, 3.11, 12. El Señor mismo había dicho en Juan 15.20, “Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán”.

El creyente piadoso va a conocer las persecuciones en una u otra forma, ya que son nuestra herencia; Filipenses 1.29. Es bueno llevar en mente que la burla se presenta como persecución; compárense Gálatas 4.29 y Génesis 21.9. Los hombres malos, 2 Timoteo 2.3 al 5, y seductores, versículos 6 al 9, comienzan con engañar a otros pero pierden la distinción entre la verdad y el error. Timoteo no debía vacilar y la verdad se queda inmutable. “Te persuadiste” es el lenguaje empleado, ¿y usted está persuadido por convicción propia?

Los escritos del Antiguo Testamento pueden hacerle a uno “sabio para la salvación”. Esta afirmación en cuanto a su origen declara la suficiencia del Antiguo Testamento. Las Escrituras conducen a uno a Cristo; Hechos 8.35. Están centrados en Cristo, diseñados para producir fe en Él. En su origen, ambos Testamentos tienen el calor del suspiro de Dios. Creemos en la inspiración verbal de las Escrituras, no aceptando la idea de que sólo las ideas son inspiradas pero no las palabras. En cuanto a su uso, ellas son útiles para enseñar (primeramente para enseñar la doctrina), para redargüir (para detectar y sacar a la luz lo erróneo), para corregir (lo erróneo), y para instruir en justicia (criar al niño en la santidad de Dios). Su propósito es que el hombre de Dios (todo verdadero discípulo de Cristo) no carezca de equilibrio en ningún aspecto de su ser, sino debidamente equipado para toda buena obra.

4.1 al 8
La despedida de Pablo

“Te encarezca” reza la Reina-Valera pero los manuscritos antiguos dicen sólo “encarezco”. Los últimos tres cargos de Pablo se expresan de maneras parecidas: “Encarezco” en 1 Timoteo 5.26; “Mando …” en 6.13; y este, “Encarezco delante de Dios … que prediques”. La predicación de la Palabra como heraldo tiene la primacía – no sólo el evangelio sino toda la Palabra que nos ha sido encomendada. Cuán importante es estar en condiciones para decir, como Pablo, que no hemos suprimido nada. Debemos estar preparados no sólo para aprovechar las oportunidades, sino para hacer que se presenten.

Tristemente, algunos creyentes se han cansado de las doctrinas puras del Nuevo Testamento, anhelando algo para consentir el intelecto y satisfacer la imaginación. Encontrarán una abundancia de maestros, así llamados, dispuestos a responder a sus demandas y complacer sus oídos.

Los tiempos se habían empeorado y la carrera de Pablo mismo llegaba a su fin. Por esto siguen cuatro imperativos más. Timoteo no debe dejar que nadie le domine indebidamente; debe estar dispuesto a sufrir contratiempos, porque sin duda va a encontrar persecución. Aunque sólo Felipe es llamado un evangelista en el Testamento, Hechos 21.8, a Timoteo se le manda hacer obra de evangelistas, interesado siempre por la salvación de aquellos con quienes tiene contacto. Además, este hombre debería llevar a cabo el servicio específico que le era encomendado, y esta responsabilidad reposa a la vez sobre nosotros hoy en día.

Luego Pablo señala sus circunstancias inmediatas, v. 6, repasa su vida, v. 7, y anticipa el futuro, v. 8. Toda su vida había sido presentada a Dios como un sacrificio vivo, y ahora en sus días finales él percibe la vida y la muerte como una oblación derramada sobre aquel sacrificio. Había llegado el momento de bajar la carpa, aflojar los amarres y enrumbarse al puerto eterno.

Habiendo peleado  la gran contienda, corrido la carrera y guardado exitosamente el corpus de la doctrina cristiana, Pablo tenía la confianza que le esperaba una corona de justicia. No era un monopolio suyo, ya que el mismo galardón está disponible a todos los que aman su manifestación, a saber su venida en gloria cuando vendrá a reinar en justicia. Este amor se demuestra al vivir aquí y ahora una vida de santidad práctica.

4.9 al 22
Demas, Marcos y Alejandro

Pablo menciona a ciertos colaboradores. Esta carta va dirigida a un particular y en cierto sentido trata de individuos. Se nombran no menos de veintitrés personas conocidas a Timoteo.

Demas, quien en Filemón 24 recibe reconocimiento como consiervo con Pablo, dejó al apóstol en la hora de soledad y necesidad. Fiel al principio de la ley moral de la gravedad, buscó aquello donde tenía sus afectos. Lucas el médico amado que había acompañado a Pablo en varios de sus viajes y estaba a su lado durante mucha de su primera enfermedad, se perfila ahora como el único compañero en esta hora de prueba. Marcos había emprendido el viaje con Pablo y Bernabé cuando joven, pero se echó para atrás según Hechos 15.38. Ahora se da buen testimonio de él. Siempre hay lugar para recuperarse, y es apropiado que el Espíritu Santo se haya valido de Marcos para registrar el Evangelio del Siervo Perfecto de Jehová.

¡Cuán intensamente personal es esta Epístola! Nótese la referencia al capote de Pablo, sus libros y especialmente “los pergaminos”.

Hay siempre aquellos que se oponen a la verdad, y Timoteo debía cuidarse de Alejandro, porque este se había opuesto a Pablo en obra, v. 14, y en palabra, v. 15. En vez de desear una venganza personal, el apóstol deja con el Señor la cuestión de una represalia – y así debemos hacer nosotros en una situación parecida.

Entonces el apóstol alude a su juicio recién realizado en Roma. Nadie se presentó para hablar en defensa de él. Nótese el espíritu de Cristo en Pablo, haciéndonos recordar a Esteban ante aquellos que le estaban apedreando, Hechos 7.60. Con todo, Uno estaba a su lado, Aquel que ha prometido estar siempre con los suyos, Hebreos 13.5. Con el poder que el Señor le dio, y a la luz de su salvación de Nerón, Pablo pudo cumplir su ministerio en el evangelio después de su primer juicio. Si de esta manera había sido libertado de la muerte, v. 17, entonces en el v. 18 él está considerando el martirio que le espera como una liberación de sus enemigos.

Es significativa la referencia a Trófimo, ya que nos hace pensar que se había fenecido ya el don de la sanidad.

Pablo había comenzado esta Epístola con gracia, 1.2, y la termina con gracia para todo el pueblo de Dios, v. 22. Él debía todo a la gracia, y nosotros también.

Tito

Ver

Introducción

Tito era griego, Gálatas 2.3, y su nombre significa “honorable”. Pablo escribe de él como (su) verdadero hijo en la fe, 1.4, de manera que es probable que haya sido convertido en el contexto de las labores de éste. No recibe mención en Hechos de los Apóstoles, pero véanse 2 Corintios 2.13, 7.6, 13 al 15, 8.6, 23, Gálatas 2.1 al 3 y 2 Timoteo 4.10.

Fue enviado a Corinto después de haber redactado Pablo su primera carta, y en circunstancias difíciles manifestó sus cualidades como socio y colaborador de éste en lo concerniente a los corintios, 2 Corintios 8.23. Gálatas 2.1 deja entrever que Tito le acompañó en el viaje a Jerusalén para tratar la enseñanza falsa acerca de la circuncisión. Ahora está en Creta con una asignación apostólica relevante al orden en las iglesias, 1.5. El oficio y la autoridad de un apóstol no fueron conferidos a las generaciones que les siguieron.

Análisis

1  1             Saludos

.5             El encargo

.5             El reconocimiento de ancianos

.6             El carácter y la conducta de éstos

.9             Su obra

.12             Falsos maestros en Creta

2  .1             Lo que corresponde a la sana doctrina

.11             La gracia de Dios

.15             El ministerio de Tito definido

3  .1             La conducta cristiana en la comunidad

.3             La conducta de antes

.4             El efecto del trato de Dios con nosotros

.8             Cosas a ser enfatizadas; lo que es provechoso

.9             Lo que no es provechoso

.10             El trato con el contencioso

.12             Instrucciones

.15             Saludos, etc.

capítulo 1
Verdad y santidad

En los versículos de introducción, del 1 al 6, Pablo escribe como siervo de Dios. Su mensaje versa sobre la vida eterna, la esperanza del creyente que se basa en la fidelidad del Dios “que no miente”, una expresión que nos trae a la mente “el Dios de verdad” en Isaías 65.16, “el Dios de esperanza” en Romanos 15.13 y “el Dios de paz y amor” en 2 Corintios 13.11.

El mensaje encomendado a Pablo tuvo su origen en la promesa de Dios “desde antes del principio de los siglos”, lenguaje parecido al de 2 Timoteo 1.9 donde se habla de los propósitos y la gracia de Dios.

No somos apóstoles como era él, pero somos siervos de la justicia y siervos de Dios, Romanos 6.18,22. Por lo tanto, seamos fieles con el evangelio, confiando en la Palabra del Dios que no miente, aun “Dios nuestro Salvador”. A Tito se le recuerda que los santos vivían entre cretenses que eran, en contraste, “siempre mentirosos”. La verdad y la piedad se juntan en el v. 1. Un conocimiento genuino de la verdad se manifiesta en el carácter y la conducta piadosa, y de esta manera los santos debían distinguirse de los cretenses. Nosotros a la vez debemos mostrar en nuestras vidas el poder transformador de la verdad que hemos recibido.

Ciertos asuntos requerían atención y el apóstol ofrece su consejo primera-mente acerca de la designación de ancianos. Ellos deben estar libres de reproche en lo moral y calificados conforme a lo indicado en los vv 6 al 9. En todas partes se siente la necesidad de ancianos auténticos, pero sólo el Señor puede levantar hombres del necesario carácter moral y espiritual. Podemos proponer ancianos, o ellos pueden asumir responsabilidades debido a la necesidad, pero es el Espíritu Santo que los hace; Hechos 20.28. El servicio de un hombre, y especialmente aquel que se presenta ante el pueblo de Dios, es eficaz solamente si es un hombre espiritual.

Nada se dice de sus bienes materiales ni su prominencia en la esfera seglar. La razón por esta norma elevada se encuentra en las palabras “como administrador de Dios”. Debe ser uno que guarda “la palabra fiel”, para estar en condiciones de convencer y reprender a los falsos maestros por medio de ella. Su enseñanza “sanadora” produce espiritualidad. Este es el objetivo todavía al ministrar la Palabra, y solamente los espirituales pueden servir a Dios de esta manera.

2.1 al 10
Conformidad con la sana doctrina

Esta sección trata de lo que está de acuerdo con la sana doctrina.

Los hombres maduros, las mujeres maduras, las mujeres jóvenes, los varones jóvenes y los ancianos deben ser sobrios, vv 2 al 8. Se alude a la discreción y el control propio sobre los deseos carnales. El valor del servicio y la influencia de un cristiano pueden ser perdidos, o perjudicados marcadamente, por una indiscreción grave. No es que estos cristianos deben ser miserables sino con una seriedad de propósito que gana respeto. Un viejo que nunca está serio no ganará la confianza de los creyentes que necesitan ayuda. No pedimos excusa por la seriedad como si fuera una vida cristiana mal orientada. El evangelio es serio cuando dice que nos corresponde ser olor de vida u olor de muerte a los oyentes, 2 Corintios 6.16.

Las mujeres maduras deben desplegar una conducta santa, no hablar indiscretamente y, en su influencia sobre las más jóvenes, enseñar cosas buenas, vv 3,4. Las jóvenes casadas tienen una obra para Dios en el hogar y la familia que es de un valor inmensurable. Las faltas nuestras provocan rechazo de la Palabra de Dios de parte de aquellos que ven nuestras contradicciones, especialmente en el hogar. Es a esto que aplica la cláusula “que la palabra de Dios no sea blasfemada”, v. 5. Los varones jóvenes evitan los extremos de pensamiento y palabra, y deben guardarse contra las pasiones que asociamos con la juventud, v. 6.

En cuanto a Tito mismo – y esto aplica a todos los que enseñan al pueblo del Señor – le correspondía ser ejemplo de buenas obras, v. 7, y su enseñanza sin tacha, seria y sincera. Ninguno puede estimar livianamente la instrucción de los santos ni olvidarse de que un maestro es a la vez un ejemplo.

La sección termina con una exhortación a vivir de una manera que haga honor a Dios nuestro Salvador. La buena doctrina debe ser adornada por nuestras vidas como un atavío.

2.11 al 15
Gracia desplegada

Se puede concebir estos versículos como la clave de la Epístola.

¡Cuán hermoso el tema! Es el resplandor, la epifanía, de la gracia de Dios que se ha manifestado en Aquel que estaba lleno de gracia y de verdad, Juan 1.14. El propósito se define como “trayendo salvación” [sic], 2.11. La primera mención de la gracia de Dios está en Génesis 6.8, y trajo salvación a Noé y su familia. Que nosotros no nos olvidemos nunca de la gracia divina. El deseo de Dios es que todos los hombres sean salvos, pero muchos están indiferentes.

El 2.12 introduce las instrucciones de gracia para los que son salvos. Deben rechazar la impiedad y las pasiones viles. La vida debe ser discreta, 1.8, 2.4 al 6, y santa en el mundo donde nos envolvemos.

Este pasaje resume la carta. La gracia de Dios nos trajo la salvación y ahora nos instruye cómo vivir mientras esperamos la época que está delante.

Ese período será introducido por otro despliegue del gran Dios y Salvador Jesucristo.
La infidelidad e impiedad que caracteriza el cierre de la edad en curso será seguida por una administración justa y la sumisión a Cristo, Zacarías 14.16, 20,21, Jeremías 3.17, Isaías 60.18 al 22 y Salmo 72.

En 2.13 el rapto de los santos está vinculado con la posterior manifestación con Cristo. Véanse 1 Tesalonicenses 4.13 al 18 y Colosenses 3.4. ¿Estamos aguardando aquella esperanza bien-aventurada y manifestación gloriosa? Mostremos que sí por la manera en que vivimos, con los afectos centrados en agradar a nuestro Señor aun ahora. Nuestra porción por el momento es una de gracia y lo que nos espera es una de gloria.

Nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo se dio a sí para nosotros cual don de gracia y amor. Lea las palabras de nuevo en Gálatas 1.4, 2.20, Efesios 5.5, 1 Timoteo 2.6. Él pagó el rescate para redimirnos de toda iniquidad, cosa que aborrece, Hebreos 1.9. Inmenso fue el propósito de Cristo al darse a sí mismo, primero para redimirnos de la iniquidad y luego para tenernos como posesión suya, purificados y vivos para hacer tan sólo el bien.

Estas son las cosas que Tito debía hablar y enseñar. Temas parecidos fueron presentados a Timoteo en la misma ocasión, 1 Timoteo 4.11, 12. La sociedad de aquel entonces estaba opuesta, y lo es todavía, pero corresponde a los creyentes de entonces y de ahora ser sumisos, ya que la enseñanza es de Dios.

capítulo 3
Bondad y amor

Los primeros dos versículos versan sobre la sociedad, donde se debe manifestar proactivamente el bien y el respeto por las personas y por la ley. Cualquier espíritu racista o desprecio social estaría muy fuera de orden en nosotros. Los gobernantes y autoridades del v. 1 son de orden terrenal, mientras que son celestiales los principados, autoridades y potestades de Efesios 1.21, 3.10, 6.12, Colosenses 2.10, 15. Nos incumbe manifestar la mansedumbre a todos, Tito 3.2. La verdad debe ser recibida con mansedumbre, Santiago 1.21, y practicada de la misma manera. ¿Acaso alguna vez no éramos maliciosos, esclavos de diversos deleites y pasiones? v. 3. Con todo, Dios nos ha salvado conforme a su misericordia, v. 5. Al pecaminoso Israel dijo, “Misericordioso soy yo”, Jeremías 3.12, y al igual que el apóstol Pablo podemos decir, “Fui recibido a misericordia”, 1 Timoteo 1.16.

Tenemos en esta Epístola la gracia de Dios manifestada, 2.11, y la gloria de nuestro Señor Jesucristo a manifestarse, 2.13 (véanse 1 Timoteo 6.14 y Mateo 24.27), y en el 3.4 la manifestación de la bondad de Dios para con el hombre. Nuestra palabra filantropía se deriva del término griego para “amor hacia los hombres”, y en el v. 4 tenemos la única referencia a la filantropía de Dios. (Se emplea la misma palabra en Hechos 28.2, pero es de parte de los hombres). El que ha actuado en bondad y la mayor filantropía hacia nosotros es Dios nuestro Salvador, y nos ha salvado, 3.5, justificado por su gracia, v. 7, y hecho herederos de la vida eterna, v. 7.

El v. 5 describe lo que Dios ha hecho por nosotros en misericordia. El pasaje no dice nada de haber sido salvados del pecado, sino habla del lavamiento de la regeneración y la renovación del Espíritu Santo. El primero es un cambio absoluto de estado, un régimen nuevo, una posesión nueva. Mateo 19.28 es el único otro uso de regeneración y trata un nuevo orden en la tierra cuando el Hijo del Hombre se sentará sobre el trono de su gloria. El v. 3 describe nuestro antiguo estado; el nuevo, efectuado por el Espíritu Santo, está vigente por su obra renovadora en nuestras vidas.

Artemas no figura en otra parte, pero Tíquico está en Hechos 20.4, 5. Es un hermano amado, ministro fiel y colaborador en el evangelio – evidencia de la regeneración y la renovación del Espíritu Santo en su vida.

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