Lo que la Biblia enseña acerca del bautismo | Cuatro bautismos atípicos | (#785)

 

Lo que la Biblia enseña acerca del bautismo

Por “C. G.”, Nueva Zelanda

Ver

I. ¿Por qué un cristiano debe bautizarse?

¿Es que acaso el bautismo es necesario para alcanzar la salvación, o me ayudará en alguna medida a salvarme?

La respuesta es terminante: NO. La Biblia dice: “La sangre de Jesucristo (no el agua) nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). “Por gracia sois salvos, por medio de la fe (no por medio del agua) … no por obras (no por hacer lo mejor posible) …”, Efesios 2:8‑9. Es muy importante ver esto desde el punto de vista divino. Dios ha declarado que “el salario del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Por tanto, yo soy un ser condenado y no puedo hacer nada para salvarme a mí mismo. Yo debo morir por mis pecados, o algún sustituto sin pecado debe morir por mí. Esta es la única vía de escape, el único camino de salvación, a través del cual Dios puede, de una manera justa, perdonarme.

Las buenas noticias del Evangelio son que Cristo murió por mí, y pagó com­pletamente la deuda contraída a causa de mis pecados, en la cruz. Cuando su obra expiatoria fue completada, Él exclamó: “¡Consumado es!” Siendo pues así, Dios ofrece perdón y vida eterna a todo aquel que, arrepentido, recibe a su Hijo Jesucristo, como su Salvador, Señor y Amo. Cuando yo acepto a Cristo de esta forma personal, vengo a ser un hijo de Dios, (Juan 1:12), soy nacido de nuevo (Juan 3:3) y poseo vida eterna y no pereceré jamás. (Juan 10:27‑29).

Mi unión y relación con Dios nunca cesará. Mi comunión o amistad con Él, sí puede ser interrumpida; pero puede ser restablecida sobre la base de la confesión y apartamiento del pecado. (1 Juan 1:9). El bautismo no me hace cristiano, pero me señala ante el mundo que soy cristiano. El bautismo no es un puente al cielo, pero sí es una señal de que soy discípulo de Cristo.

 

Voy a señalar cinco razones por las cuales un cristiano debe ser bautizado:

1. El bautismo es un mandamiento dado por el Señor Jesucristo.

Él dijo: “… haced discípulos en todas las naciones, bautizándolos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. (Mateo 28:18‑19) Y dijo: “Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado”. (Marcos 16:15). Ordenó que fuesen bautizados en el Nombre del Señor Jesús. (Hechos 10:48). Por todas estas Escrituras, es evidente que el bautismo es un mandamiento del Señor para todos aquellos que creen en Él.

Él les mandó predicar el Evangelio y también bautizar. ¿Nos atrevemos, pues, a decir que el bautismo es una cosa sin importancia? Lejos de nosotros tal cosa. El Señor dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 15:15) Toma nota: Un creyente que sabe que el bautismo es un mandamiento del Señor, es un desobediente mientras no lo practica.

Obedecer y confiar en Jesús
Es la senda marcada,
para andar en la luz.

Dios dijo a Abraham: “Por cuanto has obedecido mi voz, Yo te bendeciré (Génesis 22:15‑18). Ciertas bendiciones de Dios están condicionadas a nuestra obediencia en todos los asuntos, incluido el bautismo.

2. El bautismo es algo digno de ser tenido en alta estima,
a causa del ejemplo dado por el Señor Jesús.

“Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua …” (Mateo 3:16‑17). Jesús fue bautizado por Juan Bautista en el río Jordán. Aún es visitado por los turistas en Israel el sitio donde se cree que Jesús fue bautizado.

Nuestro Señor recorrió como 120 kilómetros desde Galilea al Jordán para ser bautizado. Dijo que lo hizo “para cumplir toda justicia”. Él no tenia pecado, pero sin embargo se sometió a la ordenanza del bautismo practicada por Juan. Para Él, tal cosa era un deber. Imagínese la escena: A pedido suyo Juan lo toma de la mano, lo conduce al río Jordán y lo sumerge en el mismo. Inmediatamente los Cielos se abren, y el Espíritu Santo desciende sobre Él como paloma, y la voz del Padre se deja oír: “Este es mi Hijo amado en el cual tengo contentamiento”. Ciertamente la impor­tancia de esta declaración es muy significativa, dado que se efectuó cuando el Señor fue bautizado.

El apóstol Pedro nos recuerda que el Señor nos dejó un ejemplo a fin de que nosotros sigamos en sus pisadas, 1 Pedro 2:21. Sus pisadas nos llevan al agua para ser bautizado. Le debe causar mucho placer tanto a Él como a su Padre al contemplar mi bautismo.

3. El bautismo era la práctica común de los cristianos
en los tiempos de los apóstoles.

Seguía inmediatamente a su conversión a Dios. Veamos las siguientes Escrituras:

  • Hechos 2:41. Los tres mil que recibieron su palabra fueron bautizados.
  • Hechos 8:35‑38. El etíope que creyó de todo corazón fue bautizado.
  • Hechos 9:18. Saulo de Tarso, convertido tres días atrás, fue bautizado. Después vino a ser el apóstol Pablo, y en Romanos capítulo 6 y Colosenses capítulo 3, enseñó la misma verdad a los convertidos.
  • Hechos 10:43‑48. Aquellos que creyeron el mensaje predicado por el apóstol Pedro referente al perdón de los pecados y que habían ya recibido el Espíritu Santo, fueron bautizados. (El Espíritu Santo es recibido en nuestras vidas en el momento en que creemos al Evangelio. Efesios 1:13).
  • Hechos 16:14‑15. Lidia, cuyo corazón abrió el Señor … fue bautizada.
  • Hechos 16:30‑34. El carcelero que creyó en el Señor Jesucristo con toda su casa, fue bautizado en la misma hora de la noche de su conversión.
  • Hechos 18:8. Crispo el principal de la sinagoga y muchos corintios, oyendo creían y eran bautizados.

Se puede preguntar: ¿Por qué todos estos cristianos fueron bautizados después de su conversión? La res­puesta sin duda es que ellos sabían que Cristo lo mandó y lo recomendó con su ejemplo.

4. El bautismo es mi confesión de fe en Cristo Jesús,
y de mi identificación con Él en su muerte,
sepultura y resurrección a mi favor.

Esta es la clara significación del bautismo. “Somos sepultados juntamente con Él para muerte por medio del bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así nosotros también andemos en novedad de vida”. Romanos 6:4.

Mi confesión de Cristo como mi Maes­tro debe ser hecha, no solamente de labios, sino también con los hechos. (Romanos 10:9). El Señor dijo: “A cualquiera pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos; y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que esta en los Cielos”. Mateo 10:32.

El bautismo es la visible y exterior expresión de mi decisión interior de haber recibido a Cristo. Es una señal de mi fidelidad y discipulado. Cuando la gente veía a los creyentes bautizándose en los días apostólicos, no tenía la menor duda por qué estaban haciendo eso, y a quien ellos prometían su adhesión. Por esta razón el bautismo puede ser de mucha ayuda para los jóvenes creyentes criados en hogares cristianos, donde su adhesión a Cristo apenas puede ser reconocida. El bautismo en ese caso será un acto de confesión en el cual ellos proclamarán su alianza con Cristo. Pero cualquiera sea el trasfondo del cual se provenga, el bautismo será una fuente de fortaleza, juntamente con el deseo de seguir a Cristo y testificar para Él.

5. El bautismo es un desafío y promesa de vivir una vida piadosa.

“Nosotros debemos andar en una vida nueva”. Romanos 6:4.

El creyente que aprecia el reclamo de Cristo sobre su vida, según se establece en el bautismo, reconocerá que se cuerpo es la morada de Dios, y que no es mas para sí mismo, sino que debe glorificar a Dios en su cuerpo y espíritu (con una buena disposición) los cuales son de Dios. (1 Corintios 6:16‑19).

Yo no debo seguir pecando con los miembros de mi cuerpo, ya fueren las manos, los pies, los ojos, la lengua, etc. sino que por el contrario, debo servir a Dios con mis miembros y practicar la justicia. (Romanos 6:13). Cuando te despiertas cada día por la mañana, di a Dios: “Yo soy bautizado, estoy ligado y com­prometido con Cristo. Ayúdame a vivir una vida victoriosa hoy, con el poder del Cristo resucitado”.

 

II. ¿Quien debe ser bautizado?

 

Algunos dicen que deben ser bautizados los niñitos. Otros dicen que deben ser solamente los creyentes. ¿Quién tiene la razón?

Si analizamos el Nuevo Tes­tamento, notaremos que los candidatos para el bautismo tedian que hacer las cosas que los bebés no pueden hacer. Por ejemplo: “Los que recibieron su palabra; “los que creyeron”, “aquellos a quienes el Señor abrió el corazón”; “y los que oyendo creyeron y fueron bautizados”. Léase Hechos 2:41; 8:12; 16:14; 18:8. Se nota que en todos los casos ya citados, se requiere fe previamente al acto del bautismo.

Donde la fe en Cristo no tiene lugar (como en el caso de un bebé) el bautismo no es válido y no debería realizarse. Sin embargo el bautismo debe ser siempre visto como un acto realizado por una persona con responsabilidad y esto no es posible en una persona que sea muy joven en años. Grandes siervos de Dios se han bautizado a la edad de 11 años, etc. Algunos más tarde, y otros ya ancianos cuando se dieron cuenta de su deber en este sentido. Pero “si tú crees” es la condición establecida en la Palabra de Dios.

 

III. ¿Cómo debo ser bautizado?

 

El método bíblico es indudablemente el de la inmersión, no el de rociamiento. “Descendieron ambos al agua (Felipe y el Eunuco) y le bautizó. Cuando subieron del agua … siguió (el eunuco) gozoso por su camino”. Hechos 8:39. Juan el Bautista bautizaba en Enón, cerca de Salim, “porque había allí muchas aguas …” Juan 3:23 “Somos sepultados juntamente con Él para muerte por el bautismo” (Romanos 6:4).

El significado de la palabra “bautismo” implica el sentido de inmersión. Cuando un creyente en el Señor es bautizado, está realizando simbólicamente lo que hizo el Señor Jesús al pasar por la muerte, sepultura y resurrección. El uso de la palabra confirma el significado de inmersión: “Sepultado … en el bautismo … y resucitado …” Para sepultar a una persona es necesario ponerla debajo de algo, pues arrojando solamente algunas partículas de tierra nunca lo sepultará.

Cristo fue sepultado en una tumba después de su muerte. Yo debo ser sepultado en la tumba “de agua” del bautismo. La Escritura habla de “descen­der al agua” (esto es una sepultura) y de “salir del agua”, (esto es una resurrección). Se dice que Juan bautizaba en Enón porque habla allí muchas aguas. ¿Por qué este comentario si él solamente rociaba a los candidatos? Si tal fuera el caso, seguramente un poco de agua en una botella seria suficiente.

Nótese que el bautismo bíblico requiere: (1) Agua. (2) Mucha agua. (3) Descender al agua. (4) Salir del agua. (5) Ser sepultado en el bautismo. (6) Resucitar para andar en una vida nueva.

¿Cuál método de bautismo es el mejor representado por el lenguaje, significado y enseñanza de estos versículos: rociamiento, derrame o inmersión? La respuesta es obvia: el de inmersión. Si deseamos más confirmación, nos remitimos a las mejores autoridades en el idioma griego (el lenguaje del Nuevo Testamento), quienes admiten que la palabra “bautismo” se deriva de bap­tizo, cuyo significado es sumergir o zambullir.

Una palabra muy diferente se usa en el griego ¾rhantizo¾cuando se trata del rociamiento, y otra para “derramar” agua sobre una persona. Es interesante notar que las Iglesias Ortodoxas Griegas bautizan a sus adherentes por inmersión y ellos seguramente conocen muy bien el significado de la palabra “bautismo” en griego. Otro hecho convincente (e histórico) de que las iglesias primitivas bautizaban por inmersión, es que usaban grandes bautisterios (piletas) que aun se ven en las ruinas de los antiguos edificios donde se congregaban. ¿Has sido bautizado de esta manera y desde que recibiste a Cristo?

 

 

 

IV. ¿Cuándo debo ser bautizado?

  • “Entonces los que recibieron su Palabra fueron bautizados”. Hechos 2:41.
  • “… y cuando creyeron … fueron bautizados”. Hechos 8:12
  • “… y el carcelero tomándolos en la misma hora de la noche … enseguida se bautizó él con todos los suyos”. Hechos 16:33

La prueba no es el tiempo, sino la fe. Esta implica total alianza con Cristo, un deseo de seguirle, obedecerle y vivir para Él. Donde esta realidad de creer es evidente, entonces una adecuada enseñanza ha de ser impartida sobre la materia, dando así al cristiano la oportunidad de “levantarse y ser bautizado” para la gloria de Dios. No se debe perder tiempo en obedecer al Señor. Cuando el Centurión romano dijo a su siervo: “haz esto”, éste le obedeció inmediatamente. Ciertamente al Capitán de nuestra salvación ¾Cristo Jesús¾ no se le debería prestar menos lealtad.

PREGUNTAS QUE SE HACEN RESPECTO AL BAUTISMO

1.  “Yo he sido bautizado cuando era un niñito:
¿Debo bautizarme otra vez?”

Esto ciertamente es un asunto muy importante, y es darse cuenta de que el bautismo de bebés no es enseñado en la Biblia. Además tu bautismo cuando eras un niñito no fue un acto de tu voluntad. Fue algo hecho para ti (aunque de buena fe), sin que hicieras alguna decisión, y del cual no te acuerdas. Tú estás en una situación similar a aquellos a que se hace referencia en Hechos capítulo 19, que fueron bautizados en el bautismo de Juan, pero después fueron bautizados en el Nombre del Señor Jesús, una vez que hubieron oído el Evangelio de Cristo, y creído en Él. Así que ellos fueron bautizados otra vez, pero como creyentes en Él (versículo 5).

2.  ¿Es correcto dedicar nuestros hijos al Señor?

Si, lo es. Explico: Los padres cristianos deberíamos hacer esto pidiendo la ayuda del Señor para traerlos a la fe de Cristo, por medio de una enseñanza piadosa y de una conducta ejemplar. Que ellos te vean orar, leer la Biblia, y vivir piadosamente. Llévalos a las reuniones evangélicas y ellos te seguirán. A la postre tendrás la recompensa de tu esfuerzo.

3.  Yo no pertenezco a su iglesia local:
¿Acaso el bautismo me obliga a quedarme
en la mía donde he sido bautizado?

No, de ninguna manera. Tu bautismo es un acto de fidelidad a Cristo, y no obliga a nadie a juntarse con determinada congregación. Sin embargo es importante que te encuentres en un hogar espiritual, sano en doc­trinas fundamentales de la fe y en conducta, y que practica el bautismo de creyentes. Si entonces deseas tener comunión en el lugar donde te has bautizado, o en algún otro, debes hablar con los ancianos acerca del asunto.

 

 

4.  ¿Qué sucederá si no me bautizo?

Primero: Puede suceder que vas a retroceder en tu vida cristiana y en tu experiencia. No podrás estar firme. O adelantas en tu comunión con Dios, o retrocedes en tu desobediencia. El bautismo puede decidir la cuestión. Sé cuidadoso en la manera que actúas en este tiempo.

Segundo: Si tú eres salvo seguramente irás al Cielo; pero quedarás sin bautismo por la Eternidad. Si conoces la Verdad y no la obedeces, serás avergonzado cuando comparezcas ante el Tribunal de Cristo. (Romanos 14:10 y 1 Juan 2:28) El apóstol Pedro testificó que el bautismo “es la respuesta (demanda) de una buena conciencia hacia Dios” (1 Pedro 3:21)

Recuerdo de una paralítica de 83 años quien pidió ser bautizada. Ella dijo: “Me sentiría muy avergonzada delante de mi Señor, si Él me encontrara sin ser bautizada y veo las señales de los clavos recordando el gran precio que pago por mi salvación”. A pesar de su dificultad su bautismo fue un éxito. Ella vivió ocho años más regocijándose en el Señor, hasta que Él la llamó a su Presencia. Ella tenía buena conciencia respecto al bautismo. ¿La tienes tú? Esto me hace pensar que si una persona con tantas desventajas enfrenta el bautismo para agradar al Señor, ¿cómo es posible que una persona joven deje a un lado el bautismo, y no se sienta avergonzado delante de Él? Asegúrate, pues, de que eres un cristiano genuino, y entonces “levántate y sé bautizado”.

Cuatro  bautismos  atípicos

S. Turner, Believer’s Magazine, 1936

Ver

Los Hechos de los Apóstoles registran nueve casos de bautismo y todos ellos son precedidos por fe en Cristo. No se relata que nadie haya sido bautizado aparte de una profesión de fe personal en el Salvador.

Aquí está la lista:

Capítulo          2          Tres mil judíos en el día de Pentecostés

8          Los samaritanos

8          El etíope, un prosélito al judaísmo

9          Saulo de Tarso

10        Cornelio y sus amigos – gentiles

16        Lidia y los suyos – presuntamente gentiles

16        El carcelero y los suyos – gentiles

18        Los corintios – un conjunto de gentiles

19        Los efesios – un conjunto de gentiles

En el caso de Cornelio y los suyos vemos lo que llamaremos el orden normal del bautismo cristianismo. Habiendo creído la palabra de Pedro, ellos recibieron el Espíritu y también fueron bautizados. Pero en cuatro casos prevaleció otro orden.

 

En Pentecostés:      Menos de dos meses antes, el Mesías de Israel había sido rechazado y crucificado, y aquel acontecimiento estaba fresco todavía en la mente de todos. Las palabras de Pedro, inspiradas por el Espíritu, conmovieron a una vasta multitud, y ellos inquirieron: “¿Qué haremos?” La respuesta fue: “Arrepentíos, y bautícese … para (con miras al) perdón de los pecados; y recibiereis el don del Espíritu Santo”. Pedro les exhortó también: “Sed salvos de esta perversa generación”.

En el bautismo, entonces, ellos se desasociaron de la masa de gente incrédula y se asociaron  con Aquel que su nación había crucificado. Habiendo hecho esto, fueron perdonados y recibieron el Espíritu. En este caso el bautismo precedió el perdón.

 

Saulo de Tarso:    Él era el principal perseguidor de Jesús de Nazaret, cuyo nombre quiso borrar del cielo. La palabra para él fue, 22.16: “Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre”. No diremos que se observó aquí el mismo orden que en Pentecostés; lo que sucedió entre él y su Señor durante esos días de oscuridad, ninguno de nosotros sabe. Tampoco diremos que la exhortación de Ananías fue a deponerse de la contaminación de la carne, cosa que sería contraria a 1 Pedro 3.21. Pero en su bautismo Saulo señaló su renuncio absoluto de su antiguo estilo de vida y figurativamente tomó su lugar en muerte con Aquel que él (y sus seguidores) había estado persiguiendo.

 

Los samaritanos:     Felipe viajó al territorio de los samaritanos y les predicó a Jesús. Dios obró poderosamente; muchos creyeron y fueron bautizados, pero el Espíritu Santo no les fue concedido hasta que Pedro y Juan hubieran llegado de Jerusalén, orado por ellos y puesto las manos encima de estos nuevos creyentes.

La razón, creemos, no es difícil de encontrar. En Juan 4 la mujer de Samaria expresó la vieja rivalidad entre judío y samaritano y la independencia de Samaria de Jerusalén. Pero nuestro Señor expuso la base de la adoración auténtica, aparte de cualquier centro terrenal, y  también insistió en que la salvación es de los judíos. Si los samaritanos hubieran recibido el Espíritu bajo la predicación de Felipe, aquella antigua independencia hubiera perdurado. Pero la imposición de manos de parte de los delegados de Jerusalén asoció a esos hermanos con Jerusalén y puso cote a su independencia.

 

Los discípulos efesios:    Previo a la visita de Pablo, Apolos – un judío alejandrino, poderoso en las Escrituras pero conociendo sólo el bautismo de Juan – había evangelizado esta gente y ganado varios convertidos. Pablo percibió de una vez que esta fe era deficiente y aprendió por qué. Así como en el caso posterior de Aquila y Priscila, 18.24 al 26, Pablo instruyó a este grupito y ellos fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Hubo manifestaciones del Espíritu Santo.

Es útil ver y comprender la razón por estos casos atípicos que tuvieron lugar en aquellos días apostólicos y transicionales, pero que hacen ver, junto con otros eventos bautismales, el verdadero carácter, el sentido y el lugar del único bautismo enseñado en las Escrituras, cual es el del auténtico cristiano.

Comparte este artículo: