Apocalipsis: Apuntes introductorios sobe Apocalipsis (#542)

 

  1. ¿Qué significa el título?

“El Apocalipsis” y “La Revelación” son nombres de significado similar que comúnmente se le dan al libro y son palabras afines a la idea de develar, o sea, quitar el velo, o destapar.

 

  1. ¿Cuál es su tema?

Es “la revelación de Jesucristo” (1.1). Aunque a primera vista parezca que el tema es la tribulación que ha de venir sobre la tierra después del rapto de la Iglesia, esto solo sirve de trasfondo para poder enfocarnos en la gloria y majestad del Rey de reyes, quien una vez vino a la tierra (Juan 1.10) velado pero que regresará en gloria y “todo ojo le verá” (1.7).

 

  1. ¿Cómo fue la transmisión del libro?

Dios [1] se lo dio a Jesucristo [2], quien lo manifestó, por medio de su ángel [3], a su siervo Juan [4] quien, a su vez, al escribir bajo inspiración, hizo que llegara a todo creyente [5]. Claro, nosotros hoy nos valemos de los traductores [6] quienes vertieron los manuscritos originales a nuestro idioma.

 

  1. Hay un tesoro en este libro

Se promete una bienaventuranza al que lee públicamente y a los que oyen la lectura de este libro (1.3).

 

  1. ¿Cuál es la trascendencia de este libro?

Es importante conocer el propósito divino que culminará con la inauguración del reino físico y eterno del Señor Jesucristo. Se cumplirá literalmente en el futuro, pero Dios quiere revelar esa gran verdad al creyente hoy. Este es el tema del Prólogo (1.7). Así, el creyente sabrá que el rapto de la Iglesia es el evento que permitirá que se ponga en marcha el programa futuro y, por lo tanto, nos hará amar la venida de Cristo al aire, el tema del Epílogo (22.7; 12; 20).

 

  1. Los traslados en el libro

En 4.1-2 Juan es llamado arriba, y en el Espíritu es llevado al cielo (este traslado es figura del rapto).

En 13.1 Juan se para sobre la arena del mar

En 17.3 Juan es llevado en el Espíritu al desierto.

En 21.10 Juan es llevado a un monte grande y alto

 

  1. La topografía en el libro

Desde la isla de Patmos, en el Mediterráneo, Juan escribe a siete iglesias en Asia Menor (ahora Turquía). Mucho del libro se centra en Palestina, especialmente la ciudad del Jerusalén. El río Eufrates y la región que hoy es Irak, es de especial importancia por ser sede de Babilonia, la ciudad de la bestia. Fíjese en los montes, las islas, los mares, y los desiertos que también son mencionados en el libro.

 

  1. ¿Cómo se divide el texto?

La llave del libró la dio Cristo mismo en 1.19 en donde dividió el texto en tres secciones. Junto con el Prólogo y el Epílogo podemos dividir el texto en cinco partes:

  1. Prólogo,1.1-8
  2. “Las cosas que has visto”, 1.9-20
  3. “Las [cosas] que son”, capítulos 2 y 3
  4. “Las [cosas] que han de ser después de estas”, 4.1-22.5
  5. El Epílogo, 22, 6-21

 

  1. ¿Cuál es el tono del libro?

En 10.10 Juan se come el librito, que parece ser el mismo Apocalipsis que él escribió. Al asimilar el contenido de su profecía, el librito dulce en su boca amargó su vientre. Los eventos aquí descritos son solemnes. La única mención de alegría sobre la tierra es en 10.10 cuando mueren los dos testigos, aunque sí se enfatiza en 19.7 el gozo del cielo cuando llegan las bodas del Cordero.

 

  • Las transiciones en el libro

Se distinguen siete dispensaciones en la Biblia. El Génesis nos da las transiciones desde la primera (Inocencia) hasta la cuarta (Promesa). Éxodo describe la transición a la quinta dispensación (La Ley). En Hechos vemos la transición de la Ley a la Gracia. Apocalipsis describe la transición de la Gracia al Reino (el Milenio), capítulo 20.1-10, y del Milenio a la Eternidad (21.1-8). Hay también la transición del “día de la gracia”, capítulos 1-3, al “día del Señor”, capítulos 4.1 – 20.15.

 

  • ¿Qué técnica se utiliza en el libro?

Desde el capítulo 4 en adelante la narración es fundamentalmente literal, aunque abunda el uso de símbolos (números, animales, colores, etc.) y lenguaje figurativo. Hay que notar el uso efectivo de cinco paréntesis esparcidos a largo del trazo cronológico del libro.

 

  • El tiempo en el libro

Los capítulos 2 y 3 tienen que ver con el tiempo de la Gracia, un período que se ha extendido ya por unos dos mil años, pero su duración completa no podemos predecir. Los capítulos 6 a 16 relatan la duración de la Tribulación, que será de 7 años. Es la “Semana 70” de Daniel 9.24-27, que uno haría bien en estudiar con detalle. La Tribulación se dividirá exactamente en dos mitades de tres años y medio cada uno (Daniel 9.27). Se usan tres expresiones diferentes para referirse a cada mitad de tres años y medio: “mil doscientos sesenta días” (11.3; 12.6); “cuarenta y dos meses” (11.2; 13.5) y “tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo” (12.14).

 

De las cinco citas antes men-cionadas, creo que nada más la primera se refiere a la primera mitad de la Tribulación. Las otras tienen que ver con la otra mitad que es “la gran tribulación” (7.14), también conocido como “el tiempo de la angustia de Jacob” (Jeremías 30.7).

 

Después de los siete años de la Tribulación (y el regreso de Cristo a la Tierra, 19.1-10) viene el Milenio, del cual se nos dice seis veces en 20.1-10 que durará, como su nombre mismo lo indica, mil años (diez siglos). Después del Mileno será la Eternidad, cuya duración será “por los siglos de los siglos” (20.10).

 

La expresión “el tiempo no sería más” en 11.6 no quiere decir que en ese momento la dimensión tiempo cesa de existir, sino que el tiempo de la Tribulación, o sea, los siete añas, habrá llegado su término.

 

  • El trazo del libro

El libro que toma el Cordero de la mano derecha de Dios en 5.1 distingue tres series de juicios: siete sellos, siete trompetas, y siete copas. En general, estos juicios detallan el desarrollo cronológico los portentos de la Tribulación (los cinco paréntesis aprenderemos mucho acerca de las personas de la Tribulación.) Para ver con más detalle el trazo cronológico del libro de Apocalipsis, fíjese en el diagrama.

 

Los juicios de las copas son “las siete plagas postreras” (15.1). Esta expresión parece confirmar que las tres series de juicios son secuenciales no simultáneos. En 11.6 notamos que la séptima trompeta (el tercer “ay”) se toca al final de la Tribulación. Los siete sellos parecen describir la primera mitad de la Tribulación, mientras que las siete trompetas se relacionan con la segunda mitad. Las siete copas se derraman rápidamente sobre la Tierra al tocarse la séptima trompeta, dando final a la Tribulación (16.17).

 

  • El tránsito en el libro

Hemos visto ya que el tema prominente del libro es la gloriosa persona del Señor Jesucristo. Pero nos referimos ahora a personas, ya sea en multitudes o individualmente, que transitan por el libro, particularmente en relación al escenario de la Tribulación. Ya notamos lo llamativo que es ver que la mayoría de estas personas se mencionan en los paréntesis.

 

    1. Los dos testigos (11) profetizan en la ciudad de Jerusalén. Serán puestos a muerte por la bestia que sube del abismo a la mitad de la Tribulación.
    2. Los 144.000 (7 y 14) hombres judíos (12.000 de cada tribu) que saldrán a predicar el evangelio por todo el mundo. Ningún de ellos muere durante la Tribulación, aunque perseguidos por la bestia, para poder terminar su gran comisión.
    3. La gran multitud (7). Son el fruto del trabajo de los 144.000.
    4. La mujer vestida de sol (12) es figura de la Nación de Israel.
    5. El dragón (12), este es Satanás. Es el anti Padre.
    6. El arcángel Miguel (12), arcángel guerrero y defensor de la nación de Israel (Daniel 12.1).
    7. La bestia que sale del mar (13). El líder político de la tribulación. Es anticristo.
    8. La bestia que sale de la tierra, el falso profeta (13). El líder religioso de la tribulación. Es anti Espíritu.
    9. La ramera, Babilonia. Representa un sistema político, religioso y económico que Dios odia.
    10. La Esposa del Cordero (21) es la Iglesia Universal.

 

  • El triunfo en el libro

Otros has sugerido, muy acertadamente, que un buen versículo clave para el libro es 17.14 que dice así: “Pelearán contra el Cordero, el Cordero los vencerá, porque Él es Señor de señores y Rey de Reyes”.

 

Juan escuchó a uno de los veinticuatro ancianos decir: “El León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido” (5.5). Y Cristo mismo le dijo a la iglesia en Laodicea: “Yo he vencido” (3.21). Sobre la cruz Cristo venció al Diablo, al resucitar demostró que había vencido a la muerte también.

 

Cuando descienda en gloria encontrará, como lo había profetizado el Salmo 2, a todos los ejércitos del mundo listos para desafiarlo en el Valle de Armagedón, pero el triunfo será de Cristo, el Mesías esperado.

 

David R. Alves, México,

Serie en Colinas de Mara, Morón, Vzla., 2008

 

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