Rut y Noemí (#402)

Rut

Incluyendo una comparación entre los libros de Rut y Ester

Jack Hay

Introducción

El libro de Rut es la historia de cómo una mujer gentil llegó a ser incluida en el linaje por el cual el Mesías entró en el mundo, Mateo 1.5. Es como una joya, desplegada contra el oscuro talón de fondo del Libro de Jueces y la primera parte de Samuel. Quita la penumbra de aquellos capítulos tristes de la historia de Israel, y la vida de la heroína guarda lecciones llamativas para nosotros.

Su decisión

Rut la moabita se había casado con un inmigrante débil de salud de Israel y dentro de poco ella era viuda joven. Su suegra había perdido su esposo también, pero al cabo de diez años en Moab, Noemí resolvió volver a Belén, Rut 1.6. Rut estaba resuelta a acompañarla. Había sido esposa y nuera modelo, 1.8, ¡pero ninguna noción de virtud propia impidió su conversión! “Tu Dios [será] mi Dios”, 1.16.

Su decisión fue firme no obstante los obstáculos. Significaba romper con los ídolos de Moab, pero ella “se convirtió de los ídolos a Dios”. Estaba diciendo adiós a familia y amigos, y dejó atrás a padre, madre y terruño, 2.11. Involucraba tomar un rumbo diferente de aquel de Orfa, pero ella no dejó que la presión de sus semejantes le torciera el brazo. Noemí resolvió regresar, Orfa resolvió retroceder, pero Rut resolvió repentir.

Ella valoró acertadamente las impli-caciones de su elección:

  1. Compromiso con una suegra ya mayor: “Dondequiera que tú fueres, iré yo”.
  2. Alojamiento inadecuada: “Dondequiera que vivieres, viviré”.
  3. Nuevas amistades: “Tu pueblo será mi pueblo”.
  4. Rumbo inalterable: “Donde tú murieres, moriré yo”.
  5. Sujeción al Señor: “Así me haga Jehová, y aun me añada …”, 1.16,17.

Contar el costo del discipulado no es cosa muy común hoy día, pero Rut lo hizo, y luego tomó el paso de fe. La manera en que la probó Noemí no hizo nada para alterar su resolución de ser una del pueblo de Dios. La señora mayor ha sido criticada por disuadir a una deseosa de proseguir y por falsear al Dios de Israel. En realidad, ella probó la sinceridad de las dos jóvenes, así como el Señor Jesús hizo con el joven rico en Marcos 10.17 a 22. Ella trazó un cuadro fidedigno del costo involucrado en ir a Belén, 1.11 a 13, pero fue lo suficientemente sensible para saber hasta dónde llegar.

Emplee gran guidado al “aconsejar” almas perturbadas. Procure encontrar el punto intermedio entre la agresividad que produce profesiones falsas y la cautela exagerada que impide un interés genuino. Permita a la persona interesada enfrentar las implicaciones de su decisión como hizo Rut, y deje a Dios hacer su obra.

Su diligencia

Su llegada a Belén durante la cosecha dio oportunidad para recoger espigas, y la diligencia de Rut es por demás loable. No era una persona que esperaba contribuciones de otros, sino una mujer con iniciativa: “Te ruego que me dejes … recoger espigas”, 2.2. La gran mujer de Sunem, 2 Reyes 4.9,10, y la mujer virtuosa de Proverbios 31 fueron cortadas de la misma tela. Previsión e iniciativa siempre son preferibles a la inercia; es bueno estar en alerta a las oportunidades como era Rut.

Dios supervisó su visita al campo aquel día. Ella no tenía idea de quién era aquel terreno, 2.3, pero su presencia allí coincidió con la llegada de Booz, y esa supuesta coincidencia fue crucial en el gran divino plan de redención. A la postre, su matrimonio preservó el linaje del Mesías, ¡y sin duda cuán inescrutables son sus caminos! Romanos 11.33.

Había un hermoso equilibrio en el carácter de Rut, porque, aun cuando tenía iniciativa, no era atrevida ni autoritaria. No reclamaba su derecho de espigar, ¡citando capítulo y versículo! El capataz reconoció la virtud de este estilo pasivo al repasar su solicitud: “Te ruego que me dejes recoger”, 2.7. A veces, las personas con empuje pueden ser dogmáticas e imponentes. Rut evitó esa trampa.

Se ve su compromiso en que, con la excepción de descansos breves, ella estaba ocupada en su tarea desde la mañana hasta el atardecer, 2.7,17. Ni siquiera alargó el período para almorzar, vv 14,15: ¡un ejemplo noble de la administración del tiempo! Procure no estirar su descanso reglamentario; es un mal testimonio. La manera cómo ella se aplicó fue constante, continuando hasta el final de la cosecha, un modelo de empeño, persistencia y celo, 2.23. Así como el pueblo de los tiempos de Nehemías, ella trabajaba “desde la subida del alba hasta que salían las estrellas”, Nehemías 4.21. No esquive “la carga y el calor de la vida”, Mateo 20.12, ni sea “flojo en el día de trabajo”, Proverbios 24.10. Permita que la entrega total de Rut caracterice la vida suya.

Su diligencia se ve de nuevo cuando desgranó lo que había recogido, 2.17. Aun después de horas de labor agotadora para espigar, ella se esforzó para desgranar su cebada. “El indolente ni asara lo que ha cazado”, Proverbios 12.27, pero Rut no sabía nada de semejante indiferencia. ¿Nosotros desgranamos lo que espigamos  de la Palabra? ¿Reflexionamos sobre lo que hemos leído y lo que recibimos de los siervos del Señor? ¿O estas cosas nos interesan poco? Usted, ¿dónde ha espigado hoy? A Rut no le interesaba tanto dónde había espigado, sino con quién, 2.19. ¡Se lo hace mejor en comunión con nuestro Booz celestial!

Su deber

Claramente, Rut era muy consciente de su responsabilidad a Noemí, y este sentido de deber se manifestaba en la bondad que tuvo con ella como norma desde los días de su adversidad común, 2.11. Ella respetaba el consejo de la mayor, 2.2,22, 3.1 a 6, porque Noemí era una sagaz observadora de la naturaleza humana. Sabía que si Rut fuera encontrada en cualquier otro campo, sería vista como ingrata a Booz. ¡Sabía que lo más indicado sería esperar que él hubiera comido para plantear el asunto importante que tenía que ser tratado! 3.3; compárese Juan 21.15.

En cada ocasión Rut aplicó meticulosamente el consejo de Noemí, 3.5,6. En una ocasión esto requería cambiar de pensamiento. Booz le había dicho, aquí estarás junto a mis criadas”, pero ella lo había contado a Noemí como, “junto a mis criados”, 2.8,21. Noemí corrigió el mal entendido en v. 22, y Rut se quedó con las criadas. Noemí había detectado el peligro y Rut aceptó su consejo.  [Nota: Esta cuestión de criados/criadas no está planteada en la Reina-Valera 1960, donde los vv 8, 21 y 22 todos hablan de criadas. La Reina-Valera 1909 es una de varias traducciones de la Escritura que hablan de criados en v. 21, así como, obviamente, las versiones en inglés que el señor Hay tenía en mente].

Este incidente es una ilustración de la instrucción de Pablo a las mayores a enseñar a las mujeres jóvenes el decoro, la integridad y la moralidad, Tito 2.3 a 5. Noemí reconoció su responsabilidad de hacerlo, y la joven Rut no lo resentía. Hermanas jóvenes, estimen el consejo de las mujeres maduras. Puede que su perspectiva les parezca anticuada, pero emana de comunión con Dios y las experiencias de la vida, y no se basa en las filosofías movedizas del mundo.

El cuidado de Rut para Noemí se veía también en su disposición de compartir con  ella. Tomando su propia porción, se acordó de Noemí y reservó una parte de sus raciones para la mujer mayor, 2.14,18. 2 Corintios 8.15 nos anima a compartir, usando el maná como ilustración: “El que recogió mucho, no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos”.

La devoción de Rut a Noemí no podía ser escondida. La gente hablaba de ella, 2.11, y aun los ancianos de la ciudad habían oído de su virtud, 3.11. Las legítimas obras de amor nunca se hacen en el brillo de la publicidad, pero no pasan desapercibidas, y hacen que otros “glorifiquen a vuestro Dios que está en el cielo”, Mateo 5.16. ¡Es saludable hablar bien de otros! Epafras hablaba bien de los colosenses, Colosenses 1.8, y todas las iglesias de los gentiles habían oído de las hazañas de Aquila y Priscila, Romanos 16.3,4. Así fue con Rut; ¡tal fue su consideración por Noemí que las mujeres de Belén la consideraban mejor que diez hijos! 4.15.

Su delicia

Antes de finalizar el libro, la desolación, pobreza y labor de los primeros capítulos han cedido a la felicidad de un caluroso nexo matrimonial y el gozo de la maternidad, capítulo 4.

Booz se había mostrado ser un caballero de verdad. Había sido muy considerado en el primer encuentro, anticipando los temores de ella de abusar su bienvenida, o de atraer la atención indeseada de los jóvenes, o de ser vencida por el calor severo, 2.9. En su encuentro a medianoche en el capítulo 3, él se comportó con entero decoro. En la primera oportunidad, 4.1 a 13, cumplió su promesa a ella.

Rut, por su parte, estaba verda-deramente agradecida por su consideración y palabras de consolación, 2.10,13. ¡No nos extraña que ninguno de los dos haya tenido reparos por el interés de Noemí de promover su casamiento! Así como fue predicha en 2.12, la labor de Rut ya estaba recibiendo recompensa, y ella estaba recibiendo de Dios plena remuneración bajo cuyas alas se había refugiado. Habiendo honrado al Señor, ahora recibe honra, 1 Samuel 2.30. Viva según ese principio, que paga ricos dividendos.

DRA  EMA

Noemi es sobresaliente en su  restauración

Elimelec, Noemí y sus dos hijos fueron a la tierra de Moab huyendo del hambre que Dios había mandado como castigo para los israelitas. Pero como Jonás siglos después, se dieron cuenta de que uno no puede escaparse de la mano de Dios. Los hijos se casaron con moabitas pero junto con su padre murieron poco después.es sobresaliente en su  restauración

Noemí se decide volver a Belén y les pone tres argumentos a sus nueras para no volver con ella. Primero dice que se queden ellas en su país. Luego dice que sigan con ella pero sin la esperanza de casarse de nuevo. Este argumento le convence a Orfa, quien se queda en Moab. Otra vez la mayor intenta convencer a la menor que no le conviene seguir hasta Israel. La llegada a Belén le trae muchos recuerdos a la suegra. Ella expresa su amargura al pedir que la llamen Mara (“amargura”) en vez de Noemí (“placen-tera”). Hasta donde sabemos, nadie lo hizo. Pero ella pensó más en Rut que en sí misma, y con gran amor y cuidado la dirigió hacia el pariente Booz quien podía redimirla.

La tristeza del comienzo del libro de Rut se cambia en gozo en la última parte. Al tener Rut su primer hijo, las mujeres le proclaman a Noemí: “Loado sea Jehová que hizo que no te faltase pariente hoy, cuyo nombre será celebrado en Israel; el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos”.

La desobediencia había exigido castigo por parte de Dios. El arrepentimiento trajo la restauración y bendición. “El Señor, al que ama, disciplina … Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos … Ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”.

DRA  EMA

Rut, nuestra heroína entra en la historia como una pobre viuda moabita, pero llega a ser bisabuela del gran rey David y ascendiente del Señor Jesucristo .

Rut era una mujer decisiva. Cuando su suegra, Noemí, se volvía a Israel, encontrándose insuficiente para proveer de ellas o conseguirles esposos, ella trató de hacer regresar a sus dos nueras. Orfa, llorando, se regresó. La decisión de Rut fue:nuestra heroína entra en la historia como una pobre viuda moabita, pero llega a ser bisabuela del gran rey David y ascendiente del Señor Jesucristo .

Dondequiera que tú fueres,
iré yo.
Dondequiera que vivieres, viviré.
Tu pueblo será mi pueblo.
Tu Dios [será] mi Dios.
Donde tú murieres, moriré yo.Sólo la muerte hará separación entre nosotras dos.

Rut era una mujer humilde. Recono-ciéndose pobre y extranjera, se valió de la norma para Israel en Levítico 19: “Cuando sigues la mies de tu tierra, no segarás hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu tierra segada … para el pobre y para el extranjero lo dejarás”. El rico Booz le permitió recoger espigas en su campo. Ante esta bondad, ella bajó su rostro y se inclinó a tierra, diciendo: “¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?”

Rut consideraba y amaba a su suegra. En su primer encuentro con Booz, él le dice: “He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido”. Más adelante, habiendo ella recogido espigas el primer día: “Su suegra vio lo que había recogido. Sacó también, luego lo que le había sobrado después de haber quedado saciada, y se lo dio”.

Rut comunicaba con su suegra. Le contó con quién había trabajado. “Me ha dicho: Júntate con mis criadas, hasta que hayan acabado toda mi siega”. También otro encuentro con Booz se lo contó a Noemí: “… todo lo que con aquel varón le había acontecido”. Cuando nació su hijo Obed, ya todas las mujeres de Belén sabían del amor de Rut para con Noemí: “Tu nuera, que te ama, lo ha dado a ti”.

Rut era muy trabajadora. Los criados de Booz le contaron que ella “entró, pues, y está desde la mañana hasta ahora sin descansar ni aun por un momento”. También al comer dice que se levantó para espigar, y otra vez dice: “Espigó, pues, en el campo hasta la noche, y desgranó lo que había recogido, y fue como un efa [doce litros] de cebada”. Otro día Booz le dio cuarenta kilos “a fin de que no vayas a tu suegra con las manos vacías”. Ella llevó la pesada carga hasta la ciudad.

Rut era una mujer obediente. Noemí presentó las posibilidades de espigar en el campo de Booz, aconsejando a Rut: “Mejor es, hija mía, que salgas con sus criados y que no te encuentren en otro campo. Estuvo, pues, junto con las criadas de Booz, espigando, hasta que se acabó la siega de la cebada y del trigo; y vivía con su suegra”. Leemos también que “descendió … a la era, e hizo todo lo que su suegra le había mandado”. Rut fue redimida por Booz. Cuando no tenía nada y era una extranjera recién llegada al pueblito, él dijo: “Yo te redimiré, vive Jehová”. Mucho antes Job había dicho: “Yo sé que mi Redentor vive”. Por toda la eternidad cantaremos al Cordero: “Tú fuiste inmolado y con tu sangre nos has redimido para Dios”.

Rut era muy virtuosa. Su futuro marido dijo en cuanto a ella que toda la gente sabía esto. Hoy día diríamos que era una mujer espiritual. Salomón era tataranieto de Rut, y al final del libro de Proverbios él describió la mujer virtuosa y la gran complacencia que un marido (como Booz) y los hijos deben sentir ante ella; Proverbios 31.

Rhoda de Cumming

La bella historia de Rut es una ilustración de la intervención y el cuidado de Dios en las vidas de los que confían en Él.  Aunque la inmoralidad pre-valecía en aquellos tiempos vemos la gracia de Dios en las experiencias de humildes personas quienes vivían por la fe. La joven Rut era moabita y ninguno de la raza de Moab debía entrar en la congregación de Israel (Deuteronomio 23:3), pero vemos como Dios anuló aquella ley en el caso de Rut y “le dio un sitio de honor”
(1 Samuel 2:8).

A pesar de la insistencia de Noemí, su suegra, de que regresara al hogar de su madre, Rut no lo hizo. Estaba decidida y su confianza en el Dios de Noemí ella expresó en esta noble confesión: “Tu pueblo será mi pueblo, Tu Dios (será) mi Dios,  Donde tu murieres, moriré yo,  Y allí (yo) seré sepultado.” Rut escogió su destino, su morada, su pueblo, su Dios, y aun su lugar de sepultura.

Viendo Noemí que Rut estaba resuelta ir con ella, no dijo más.  Las dos viudas, mujeres “sin nada”, llegaron a Belén al comienzo de la cosecha de cebada. Rut tomó la iniciativa y fue al campo para espigar, siguiendo a los segadores. Dios había hecho provisión para los necesitados, las viudas y extranjeras, dándoles el derecho de recoger las gavillas que los segadores dejaron en los rincones de los campos (Deuteronomio 24:19).

El dueño del campo donde trabajó Rutera Booz, un pariente rico e influente de la familia de Elimelec; un hombre de carácter espiritual quien trataba a sus trabajadores con consideración. Cuando Booz supo que la joven trabajando en su campo era la nuera de Noemí, él habló bondadosamente con ella y le animó que siguiera espigando allí y que no fuera a espigar en otro campo.

Rut humildemente bajó su rostro y se inclinó a tierra, preguntando: “¿Por qué he hallado gracia en tus ojos, siendo yo extranjera?” Booz  sabía que Rut trataba a su suegra con consideración y que ella se había convertida a la fe judía. Dijo: “Tu recompensa sea cumplida de parte del Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.” (Rut 2:8-12).

Rut trabajó en el campo hasta la noche y llevó a Noemí lo que había espigado, y su suegra le aconsejó a no ir a otro campo. Noemí renunció su propio derecho de reclamar la herencia y casarse con Booz porque ella quería lo mejor para Rut.

Pasaron unos tres meses y Noemí, creyendo que la buena mano del Señor estaba con ellas, dijo a Rut lo que ella debía hacer según la cultura judía, para que Booz cumpliera su responsabilidad como pariente –redentor. Rut descendió a la era aquella noche e hizo todo lo que su suegra le aconsejó. Por la mañana ella regresó adonde estaba Noemí y le contó lo que Booz le dijo.

Los ancianos del pueblo se congregaron a la puerta de la ciudad y actuaron como testigos. Fue allí donde Booz anunció que iba redimir lo que era de Elimelec y sus hijos, y también casarse con Rut, la moabita.  Booz cumplió su propia oración acerca de ella: “Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová”. Así fue constituido el matrimonio legal entre Booz y Rut. Los que estaban presentes dijeron “Testigos somos” y pronunciaron su bendición, deseándoles una numerosa posteridad.

Booz redimió a Rut y la herencia, y vemos aquí un cuadro del Señor Jesucristo, nuestro Redentor. “Digno eres … porque Tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimid”. (Apocalipsis 5:9).

Nació su hijo Obed, destinado a  ser abuelo del rey David. La vida de Obed es un ejemplo de la gracia de Dios. Aunque fue hijo de una moabita, Rut, y nieto de una cananea, Rahab la ramera, él tuvo un puesto honrado en el linaje del Mesías, el Señor Jesucristo (Mateo 1:5).

Rut llegó a Israel sin recursos, extranjera y viuda, con su suegra como su única amiga. Su decisión expresada a Noemí en el camino es una de las declaraciones más nobles del Antiguo Testamento.  Su país de origen, Moab, a menudo estaba de guerra con Israel, pero a pesar de ser inmigrante, ella empezó a trabajar sin demora, mostrándose como mujer israelita; humilde, trabajadora, obediente, y virtuosa, digna de emular.

La vida de Rut es una historia bella en sí misma, pero tiene un significado más grande, y contradice la idea de que el Dios del Antiguo Testamento era exclusivamente el Dios de Israel. Cualquier gentil siempre ha tenido libertad de acercarse a Dios por la fe en Él. Entretejido en el libro de Rut está el plan de Dios para la redención del mundo y la restauración de Israel.

La historia de Neomí está en el libro de Rut. La conocemos como la viuda que regresó.

Rhoda de Cumming

Dos mujeres desconocidas están entrando en el pueblo de Belén de Judá, una tímida joven moabita y una mujer de la nación de Israel. “¿Cómo es posible – no es ésta Noemí?” exclama la gente. Polvorienta y cansada la señora mayor levanta la cabeza y responde: “Ya no me llamen Noemí (placentera), sino llamadme Mara (amargada), porque el Todopoderoso ha colmado mi vida de amargura. Me fui con las manos llenas, pero el Señor me ha hecho volver sin nada”.

Nuestro relato es otro que aconteció cuando los jueces gobernaban en Israel, un período marcado por corrupción moral y violencia. E libro de los Jueces termina con la declaración, “Cada uno hacía lo que bien le parecía”. Dios permitió una época de hambre como castigo para que la nación volviera a Él.

Por causa del hambre en Belén un padre de familia llamado Elimelec se trasladó a Moab llevando a su esposa Noemí y a sus dos hijos. Tal vez la familia pensaba estar poco tiempo en Moab, un país maldito por Dios, pero allí se quedaron.

El padre murió allí, los dos hijos se casaron con moabitas, y luego los hijos también murieron. Noemí se quedó una viuda sin hijos y lejos de sus familiares y amigas.  Por el testimonio de Rut sabemos que Noemí trataba a sus nueras con ternura y vivía delante de ellas en el temor de Dios. Después de haber vivido en Moab por diez años ella oyó que Dios estaba bendiciendo a su pueblo en Belén, dándole abundancia de alimentos. Noemí pasó años desperdiciados y luego decidió regresar a su propia gente, el pueblo de Dios.

Si a veces nosotras sentimos vacías tenemos que tomar cuenta de nuestra situación como lo hizo Noemí y resolver regresar adonde antes gozábamos de la presencia del Señor. Luego podremos empezar de nuevo. Tal vez tendremos que confesar cierto pecado e humillarnos delante de Dios, pero cuando regresamos a Él, y al lugar de su voluntad, recibiremos sus bendiciones de nuevo.

Noemí empezó a caminar con sus dos nueras hacia la tierra de Judá. Pero cuando insistía en que ellas debían regresar a sus hogares en Moab, diciendo que ella no podía proveerlos otros esposos, ellas lloraron.  Noemí oró por sus nueras, diciendo “Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo”. Tal vez Noemí pensaba que siendo ellas moabitas no recibirían la bienvenida en Judá.

Orfa se despidió de su suegra con un beso y regresó al hogar paterno, pero Rut estaba resuelta a seguir con Noemí.

Llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada. Con el permiso de Noemí Rut salió a recoger las gavillas que los segadores dejaban. Noemí anhelaba el bienestar de Rut y le dio buenos consejos que en realidad fueron la voluntad de Dios.  Booz,  quien fue pariente de Elimelec,  redimió su herencia y luego se casó con Rut.  Booz y Rut tuvieron un hijo llamado Obed y Noemí se encargó de criarlo. Las vecinas dijeron a Noemí que él sería restaurador de su alma, y sustentador de su vejez, porque su nuera dio a luz y ella para Noemí “era de más valor que siete hijos”.

Da ánimo ver como Dios, en su gracia, usa aun a los que han fracasado para cumplir sus propósitos. El testimonio de Noemí en una tierra extranjera condujo a una moabita al conocimiento de Dios; su conocimiento de las Escrituras preparó el camino para que Rut entrara a la nación; su sabiduría como instruyó a Rut a comportarse ayudó a Booz para actuar como el pariente-redentor al comprar la herencia perdida.

Noemí había juzgado a Dios a la luz de sus circunstancia cuando dijo a sus nueras que la mano de Dios salió contra ella, y a las mujeres de Belén ella dijo que el Todopoderoso le había afligida. Dios mostró su gracia dándole una nuera tan amable como fue Rut y un ‘nieto’ para criar. “El Señor es muy misericordioso y compasivo” (Santiago 5:11).

Los libros de Rut y Ester

Copiado

Hay sólo dos mujeres en el Antiguo Testamento que tienen libros que llevan su nombre y tratan de su historia. Son Rut y Ester. Estos libros, junto con el Cantar de los Cantares, son mayormente femeninos en carácter y contienen ilustraciones hermosas de una devoción singular al Señor.

Los varones en el Antiguo Testamento, cuando son usados como ilustraciones, presentan el lado objetivo de las cosas y la obra de Cristo a favor de nosotros. Las mujeres, en cambio, presentan el lado subjetivo, o sea, el deseo de Cristo de ser formado en nosotros.

Sin embargo, Satanás se opone, y es interesante observar que las mujeres se emplean también para representar las cosas impías, especialmente los falsos sistemas religiosos. Jezabel es el ejemplo sobresaliente; 1 Reyes 16 a 2 Reyes 9; Mateo 13.33; Apocalipsis 17 y 18.

Tanto el libro de Rut como el de Ester comienzan con énfasis sobre la dama. Pero, en ambos casos el reflector cambia de posición para enfocarse más sobre el varón: Booz es el redentor y Mardoqueo gana acceso al trono. (El Cantar de los Cantares es entre otras cosas una ilustración de la relación de Cristo el Amado y su Esposa la Iglesia. Se nota en ese libro que el amado es fuerte, constante, cumplido; la esposa se proyecta como expuesta a influencias malsanas, fluctuante y a veces incumplida, aunque en feliz comunión al final del relato).

Si uno desea considerar los dos libros en su contexto amplio y profético, en el libro de Rut tenemos una figura de la relación entre Cristo y la Iglesia; es una escena celestial. En cambio, en el libro de Ester la idea es más la de Israel en relación con el Mesías por venir; es un escena terrenal y milenaria.

Veamos algunos contrastes entre las dos historias:

Una extranjera casada con un israelita. Una israelita casada con un extranjero.
Un malestar entre el pueblo (Obed)
que afectaba al gobierno
Un malestar en el gobierno
que afectaba al pueblo.
La conducta de Rut influencia a Booz El consejo de Mardoqueo influencia a Ester.
Una vida quieta en la esfera de la familia Una vida pública en el palacio.
Los eventos concluyen con un nacimiento. No hay una conclusión en cuanto a la pareja.
El amor y devoción de Rut eran spon-
táneos; requerían poco estímulo de afuera.
La actuación de Ester fue producto
de consejos energéticos de parte de otro.
Muchas referencias a Dios. Ninguna referencia a Dios.
No hubo una gran oposición. Hubo una oposición feroz.
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