Jonás (#122)

El libro de Jonás

 

Perth Gospel Hall, Escocia

 

Percibimos a Jonás como el hombre que perdió la compasión.

 

Lectura:  Jonás 3.10 y capítulo 4


Trasfondo de la vida de Jonás

La primera mención de él está en 2 Reyes 14.25 donde se le describe como un profeta de Dios, de manera que es claro que estaba cumpliendo una función para Dios mucho antes de la historia del gran pez. Vivía en un pueblo llamado Gat-hefer en las afueras de Nazaret.

Su nombre quiere decir una paloma, el ave de la paz, pero tristemente esta bendición no era algo que él deseaba para el pueblo de Nínive. Él sentía que ellos merecían ser destruidos. ¿Nosotros buscamos la paz? ¿O somos de aquellos que son capaces de pelear consigo mismos? La paz es una parte del fruto de la justicia que Pablo destaca en la carta a los efesios y es algo que debe caracterizar a todo hijo de Dios.

Así este hombre se presenta desde la relativa oscuridad pero destinado a realizar la voluntad de Dios. Obra a favor de Jonás que haya prestado atención a la Palabra de Dios y sabía cuál era su voluntad para su vida. ¿Cuántos de nosotros lo sabemos?

Comparación con el Nuevo Testamento

A menudo se compara el libro de Jonás con el de Hechos de los Apóstoles, ya que ambos hablan de la primera vez que la gracia divina se extendió más allá de las fronteras de Israel. También, ambos destacan claramente la soberanía de Dios, que Él escoge a quien quiera.

Ananías temía un encuentro con Saulo de Tarso después de su conversión, preguntándose si de veras Dios podía salvar a un hombre como él. Los santos en Jerusalén dudaban de su conversión. Por su parte, Pedro iba a encontrar difícil creer que los gentiles podrían ser salvos, y vemos lo mismo en el varón Jonás. ¿Cómo podría Dios amar a sus enemigos que le habían rechazado y también odiaban a su pueblo, los judíos?

Lecciones de los capítulos 1 a 3

  • Un hombre que oye la voz de Dios, 1.1, ¡pero no lo que quiere oír!
  • Un hombre que intenta huir de Dios, 1.3
  • Un hombre que ora a Dios, ¡y por tres días y tres noches! 2.1
  • Un hombre que obedece a Dios, 3.1; la recuperación es posible siempre

Una de las lecciones más importantes de esta historia es que Dios no nos descarta para su servicio aun cuando le hayamos desobedecido e intentado escondernos de Él. “No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia”, Isaías 42.3. ¿Cuán consolador y tierno es el Dios nuestro? No pocos de nosotros somos caña cascada y pábilo humeante, pero Dios anhela avivarnos.

Otra lección es que Dios mantiene el control sobre todo y en el servicio suyo puede utilizar a cualquier persona y cualquier cosa, sea el gran pez del capítulo 1 o el pequeño gusano del capítulo 4. Y, puede hacer de un hombre rebelde el predicador que aparentemente vio más conversiones que cualquier otro que el mundo haya visto.

¿Pero Él está usándonos a nosotros en su servicio? Si no, ¡sepamos que hay mucha obra que hacer! El cuerpo necesita todos sus componentes y de la misma manera cada uno de nosotros tiene una función que desempeñar o un papel que jugar en el servicio de Dios.

Capítulo 4

  1. 1 Jonás ha debido estar de buen ánimo espiritualmente; estaba predicando y viendo a una ciudad entera buscar a Dios en arrepentimiento. ¡Ojalá que nuestras prédicas al aire libre fueran tan fructíferas! Jonás tiene en su haber predicar exactamente lo que Dios le mandó a decir. Y, la ciudad nuestra, 2500 años más tarde, necesita oír el mismo mensaje de arrepentimiento por el pecado.

Pero él se enojó grandemente. A veces el enojo se justifica si es justo. El Señor Jesús se airó al ver la casa de Dios usada como un lugar de comercio. Corrió la gente de allí, pero notamos que se limitó a usar un azote de cuerdas de su propia hechura.

Lamentablemente, este profeta no tenía por qué enojarse. Apenas había visto una gran obra de Dios y la gracia suya manifestada delante de sus ojos. Somos prestos a decir cosas cuando airados y lamentar después habernos expresado así. La norma que nos rige es: “tardos para airarse”.

  1. 2 Ahora Jonás hace algo extraño. Decide orar a Dios y preguntarle por qué. ¿Cómo es posible que nos atrevamos a cuestionar la voluntad divina, aun si choca con los deseos nuestros? Aquí es como él le dice a Dios: “¡Yo sabía que esto iba a suceder!” Jonás reconoce que Él obra en gracia y es misericordioso, pero a la vez extrañamente el profeta teme el desenlace de su servicio. ¿Nosotros creemos, como este hombre creía, que gente puede ser salva cuando predicamos?

Para reconocer que Jonás tenía cierta base para dudar, observamos que los asirios no sentían amistad  por los judíos, ni éstos por los asirios. Cincuenta años más tarde, los asirios llevaron cautivos a muchos judíos. Vemos que su odio para esa gente era profundo y él simplemente no podía comprender cómo Dios podría tener compasión por ellos.

En cierta ocasión Jesús dijo que le era necesario pasar por Samaria. Claramente, no tenía prejuicios ni iba a discriminar contra la gente que encontraría. Fijó su ruta para encontrarse con cierta mujer que muchos hubieran evitado. Quizás usted está pensando que anhelamos ver a todos salvos, comoquiera sus antecedentes, su religión, raza, etc. Pero reconozcamos la realidad. Muchas veces somos como Jonás y queremos escoger a quiénes serán salvos. Rechazamos a los que traen consigo bagaje dudoso y problemas. Felizmente, todo depende de Dios y no de nosotros. ¿Y por qué me salvó a mí? Fue por gracia divina: “en amor habiéndonos predestinado”, “a los que antes conoció, también los predestinó”, Efesios 1.5, Romanos 8.29.

  1. 3 Muy  tristes son las palabras que caen ahora de la boca del profeta.  Si Nínive va a vivir, yo prefiero morir. Él simplemente no puede enfrentar la realidad de otras naciones aparte de los judíos disfrutando de la bendición de Dios. Su envidia comienza a consumirlo. No perdamos de vista nunca que estamos ocupados en una obra que es de Dios y sus caminos son perfectos. Este mismo hombre había sido un testigo de la gracia divina al ser rescatado del vientre del gran pez.
  2. 4 Respondió Dios: “¿Haces tú bien en enojarte tanto?” Cuán enojado con Jonás ha podido estar Dios por la falta de misericordia que el hombre mostraba al pueblo, pero le habla muy tiernamente.  La actitud y mansedumbre de Cristo son lo que nosotros debemos demostrar en nuestras vidas.
  3. 5 Parece que todo esto, y en particular el arrepentimiento del pueblo ante Dios, llegó a ser más de lo que Jonás podía enfrentar. Se apresuró al dejar la ciudad. Notemos que salió por el lado este y nos acordamos de que Adán y Eva salieron del Edén por el lado oriental del huerto, Caín emigró al oriente al haber matado a Abel, y Lot viajó al oriente al separarse de Abraham, Génesis 3.24, 4.16, 13.11. Hace pensar que viajar al este es sinónimo con alejarse de la presencia de Dios. Tengamos presente que los magos viajaron del oriente para ver a Jesús.

Así, Jonás construye una enramaba y se siente en ella para ver qué hará Dios.  ¿De veras salvará a la ciudad? Él procura creer que lo hará en realidad.

  1. 6 Se había visto claramente la gracia de Dios en la salvación de Nínive y ahora se la verá de nuevo. El varón Jonás no la merecía, pero Dios preparó una calabacera y la hizo subir encima de este hombre para protegerle de los elementos. Aun cuando estamos errados, Él nos cuida y nos vigila.

La calabacera era sencillamente una mata de hojas anchas que ofrece sombra del caluroso sol oriental. Reza Salmo 17: “Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas”. Es alentador saber que cuando ya no podemos con las cargas de la vida, podemos encontrar consuelo y protección bajo sus alas.

“Y Jonás se alegró grandemente por la calabacera”.  Muchas veces las cosas extrañas encuentran consuelo, y en el caso de Jonás fue por una mata. En el caso de Rut fue una conversación amistosa; de Job, por amigos callados; a veces las palabras ayudan y a veces no. ¿Nosotros somos consoladores?, ¡porque abundan creyentes con conflictos!

  1. 7 Así como Dios podía controlar el animal más grande en el planeta, ahora controla uno de los más pequeños. Se presenta el gusano. Cuán fácilmente las cosas pequeñas pueden entrar en nuestras vidas y robarnos del gozo de la salvación. No fue un animal grande; fue solamente un gusano. ¿Hay cositas en nuestras vidas que nos están alejando de Dios y de la comunión con Él? Le fue quitado repentinamente el consuelo que Jonás había encontrado en la inesperada calabacera.

“Aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado”, Isaías 12.1. El consuelo de Jonás ha debido encontrarse en el Señor, y no en una mata pasajera e incierta.

  1. 8 En nuestro versículo las cosas van de mal en peor a causa de dos eventos. No fue sólo que la calabacera se secó, sino también que comenzó a soplar el viento mediterráneo y la cabeza de Jonás estaba expuesta al sol candente. Es una lástima que Jonás no haya sido un poco más parecido a Job. Cuando éste había perdido todo – familia, bienes y salud – él pudo decir: “Jehová dio, y Jehová quitó; sea bendito el nombre de Jehová”.

Uno percibe que nuestro protagonista estaba hablando cosas que realmente no sentía. Dudamos que haya querido morir, pero la emoción del torrente de eventos lo inundó.

  1. 9 Una vez más Dios habla a Jonás; parece que Él quería mantener abierta la conversación con su siervo. Le pegunta al estilo del v. 4: “¿Tanto te enojas por la calabacera?”. Una muy poca cosa había entrado en su vida por un tiempo, y encontramos a un hombre que decía que por eso quería morir. Había perdido la perspectiva, habiendo visto tanta obra de Dios y oído su voz.

Por contrarias que las cosas parecían ser para Jonás, Dios no lo empujaría tan lejos como para no poder tratar con él, y lo mismo da para nosotros. Dios no nos someterá a más prueba o tribulación que podemos llevar. Por esto diferentes niveles de personas parecen sufrir diferentes niveles de adversidad. Pablo pidió que su “aguijón en la carne” fuera quitado, pero Dios respondió con decir que su gracia era suficiente para aquel santo.v. 10   Ahora Dios  le hace ver al profeta que ha perdido de vista el plan divino. Jonás lamentó la pérdida de una planta sobre la cual no tenía control ni había sembrado pero que había sido  su vida por un tiempo. Él dio a la mata la importancia que ha debido dar al pueblo.

  1. 11 Dios habla de la misericordia y por qué Él la ha mostrado al pueblo de Nínive, como si fuera necesario que se justificara ante un hombre mortal. Él apunta que en la ciudad había 120.000 almas “que no saben distinguir entre su mano derecha y su mano izquierda”.  En otras palabras, por su tierna edad no se daban cuenta de que eran pecadores, pero ellos hubieran caído bajo el juicio de Dios si Él hubiera castigado la ciudad. Dios no respon-sabilizará a los niños de escasa edad.

Cuán triste es que Jonás no podía ver el valor de almas salvadas en comparación con el de una calabacera. Nosotros no podemos tasar el valor de la salvación de una sola alma, cualquier el color, credo o religión. Dios salva a quien escoja y usted y yo no lo entendemos pero  nos maravillamos porque nos haya salvado a nosotros.

Conclusión

No sabemos cómo terminó la historia de Jonás. Sería alentador pensar que haya regresado a la ciudad, alabando a Dios por lo que había hecho. Pero uno lo duda. Noé predicó por casi cien años y vio ocho almas salvadas; este hombre predicó una sola vez y vio a miles buscar a Dios. Es sumamente triste pensar que no haya podido regocijarse en haber sido usado para realizar esta gran obra.

 

 

 

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