El gatito y la culebra

1042.jpgNo hace mucho leí una historia acerca de un pequeño gatito que fue muy valiente y salvó la vida a un niñito de pocos meses a quien vamos a llamar Juanito. Ahora se la voy a contar a ustedes

Lo que más le encantaba a este gatito era una pelea, era un verdadero boxeador. Muy intruso e inquieto, siempre tenía que investigarlo todo: las moscas, las lagartijas, las lauchas [ratones], aun las abejas, y a veces se fue llorando y lamiendo su patita por haber cargado demasiado fuerte con una abeja.

Se creía dueño de la casa, y más de una vez la señora lo encontró columpiándose en las cortinas. Si no encontraba en el patio cosa viva con que pelear, entrenaba con cualquier pedazo de cordel, con la escoba, o con un palito. Lo mordía, lo movía con su patita, y enseguida lo tiraba lejos como quien dice, "Ya he acabado contigo."

Cierto día cuando hacía calor, la mamá de Juanito lo había dejado en el corredor, encima de una frazada, donde él jugaba y balbuceaba sus sonidos guturales. El gatito estaba cerca, dormitando al calor del sol, cuando de repente abrió un ojo y vio algo negro, redondo y largo en el suelo.

No era el mango de la escoba ni tampoco un pedazo de cordel; parecía ser palo, pero de repente empezó a reptarse paulatinamente hacia la trazada donde estaba Juanito. El gatito se enderezó ... .luego se encorvó, listo para saltar.

Seguramente que el gato no sabía que la culebra era venenosa, ni que el niñito estaba en gran peligro, pero porque no podía resistir la tentación de investigar cualquier cosa que se movía, y porque le encantaba pelear, se lanzó al ataque. La culebra, negra y larga, fue sorprendida por el furor del embate, y por unos momentos el gatito le mordió en muchas partes con sus dientes tan agudos, al mismo tiempo gruñendo ferozmente. Pero por fin la culebra reaccionó, y como relámpago enterró los colmillos, llenos de veneno, varias veces en el cuerpo del animalito.

Unos segundos después, la señora sintió llorar a Juanito, y fue corriendo al corredor a saber la razón. Para espanto suyo, vio la cola de la culebra desapareciendo debajo de la casa. Rápidamente tomó al pequeño en sus brazos, examinándolo cuidadosamente a ver si había sido mordido. En una de sus gorditas piernas encontró las pequeñas marcas distintivas de los colmillos de la culebra, pero no estaba inflamada ni tampoco hinchada.

Entonces la señora miró nuevamente hacia el suelo y vio el cuerpo del gatito. Yacía muerto a poca distancia de donde había estado el niñito, su cuerpo hinchado por las numerosas mordeduras venenosas que había recibido.

La mamá comprendió que el gatito valiente no había soltado su presa a pesar de ser mordido vez tras vez, hasta que el veneno le venció y no podía pelear más. De allí la culebra, como última venganza, había mordido una vez en la pierna del niño, pero todo el veneno lo había vaciado en el cuerpo del gato, y la vida del niñito fue salvada. ¡Con cuánto amor y gratitud la madre abrazó a su chico, mientras lo llevaba dentro de la casa!

Cuando leí esta historia pensé en Uno que quiso tomar todo el veneno del pecado y morir en mi lugar: el Señor Jesús. El gatito fue valiente, pero en verdad él no entendía lo que hacía cuando atacó a la culebra. Mas Jesús sabía muy bien lo negro y lo sucio que eran mis pecados y los de ustedes, y sabía además cual era el castigo que merecía el pecado. Sin embargo, El fue a la cruz y recibió nuestro castigo para que nosotros viviéramos.

La Biblia nos dice que "la paga del pecado es muerte," pero Jesús murió por nosotros, así que el niño que confía en él no teme a la muerte. Mi joven amigo, ¿has confiado en el Señor Jesús para ser salvo? Si no, ¿por qué no lo haces ahora mismo? Entonces la muerte sólo te llevará a vivir para siempre con tu Salvador.

El herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados, Isaías 53:5.


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Creado el 12/04/03

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