La esclava libertada

1041.jpgHace muchos años, en el sur de los Estados Unidos, había esclavos quienes pertenecían a sus amos como si fueran bestias. Algunos dueños los trataban con rigor y hasta con crueldad, otros con bondad; pero aun los esclavos que pertenecían a amos buenos podrían ser vendidos, y tal vez caer en manos de hombres crueles.

Un caballero de los estados del norte del país (donde no existía la esclavitud. llegó de visita a Nueva Orleans, ciudad del sur. Paseándose por los calles un día, él se acercó por casualidad al mercado de esclavos. Allí se realizaban las subastas, o venta pública, de la pobre gente que no tenía libertad propia.

El norteño se llenó de indignación al ver a uno tras otro subir a la plataforma de exhibición para ser vendido a quien ofreciera el mejor precio.

Por fin subió una joven decente y agradable y los hombres brutales lucharon con gritos y groserías a comprarla, cada uno mejorando la oferta del otro. El visitante norteño no soportaba aquello y él se adelantó y mejoró la oferta a tal punto que los otros desistieron.

El vendedor empujó la muchacha hacia el comprador, diciéndole: "Vete con tu nuevo amo."

Pero ella más bien se plantó delante de él, los ojos echando chispas y los puños crispados, y le gritó: "ĦHipócrita! Ħhipócrita! usted, norteño que es, pretende defender la libertad, y ahora me compra como si yo fuera un perro."

El respondió suavemente: "Cálmate, hija. Sí, te he comprado, pero es para librarte. Vienes conmigo para estar con mi madre hasta que yo obtenga los documentos de propiedad. Luego te libraré y podrás ir a donde quieras."

La esclava le miró con asombro. Se cayó de rodillas y le imploró: "ĦAy señor! Perdóneme, perdóneme. ĦAunque usted me dé la libertad, yo le serviré para siempre!" Y fue así. Ella se quedó con la familia cual hija fiel y amada.

Es evidente que antes de que la joven pudiera servir a su nuevo amo, éste tuvo que pagar el precio suficiente para conseguir su libertad. Cualquier otra cosa no habría dejado satisfecho al hombre en cuyo poder ella estaba antes de esa subasta. Pero una vez satisfecha la oferta, la esclava quedó libre para ponerse bajo las órdenes de su amo nuevo.

En todo niño existe algo que le inclina hacia el mal, aun cuando algunas veces quisiera hacer solamente el bien. Ese algo es el pecado y Satanás, amo astuto, lo utiliza para mantener en esclavitud al ser humano.

Si tú desea ser librado de su poder, debes escuchar el evangelio, pues te anuncia que Jesús, al derramar su sangre preciosa en la cruz, pagó el precio de tu rescate. Si tú aceptas a Jesús, tendrás la libertad que sólo El puede dar. "si el Hijo te libertare," leemos en Juan 8.36, "seréis verdaderamente libres."

Ningún otro precio bastará; ni dinero ni buenas obras, todo es insuficiente. Dice el apóstol Pedro a los que confían en Cristo: "Fuisteis rescatados ... no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo," 1 Pedro .18,19.


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Creado el 12/04/03

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