Aquila y Priscila (#408)

 

Aquila y Priscila

 

 Jack Hay

 

 

Las experiencias de esta pareja encantadora ofrecen muchas lecciones de valor para todos nosotros. Viajaron lejos y están vinculados con Ponto, Roma, Corinto y Éfeso en Hechos 18, Roma de nuevo en Romanos 16.3, y finalmente un regreso a Éfeso,
1 Corintios 16.19, 2 Timoteo 4.19. Dondequiera se encontraron, su entrega a la obra del Señor era sobresaliente. Algunos santos han servido en una sola comunidad de por vida. Así como fue para este matrimonio, las circunstancias para otros les han hecho ser móviles. Cualesquiera las suyas, sea usted tan celoso como fueron ellos. José apacentó ovejas en el Valle de Hebrón, administraba la casa de Potifar, supervisó prisioneros y alimentó una nación. En todas partes, ¡estaba ocupado!

La hospitalidad era una característica sobresaliente en sus vidas. En Hechos 18, tanto Pablo como Apolos disfrutaron de su hogar abierto. En Roma y Éfeso su casa fue el centro de reunión para la asamblea. La hospitalidad es vital y debe ser practicada por un anciano, 1 Timoteo 3.2. Pedro aboga que sea prestada sin murmuraciones, 1 Pedro 4.9. Simón el fariseo recibió al Señor de mala gana; Marta estaba perturbada y quejosa. Pedro se acordaba de estos detalles y por esto escribió su exhortación. Se han dado casos que alguien hospedara ángeles sin saberlo, ¡pero no todo visitante es un ángel! Algunos huéspedes pueden ser descorteses o ingratos. Aquila y Priscila estaban dispuestos a tolerar todo aquello además de la inconveniencia de condiciones estrechas y el costo de poner la mesa.

Se ha observado muchas veces que en las seis ocasiones que se mencionan sus nombres, siempre estaban juntos. La insinuación es que eran una pareja matrimonial devota. No tenían agendas distintas. Abimelec observó una evidencia pública de afecto entre Isaac y Rebeca, no imaginándose que detrás de la fachada había una rivalidad
y maquinaciones que terminarían en que Isaac fuera engañado. La devoción verdadera no se evidencia en un acto para el público.

Priscila era típica de la mujer virtuosa, de quien fue dicho: “El corazón de su marido está en ella confiado”, Proverbios 31.11. Ella apoyaba a Aquila plenamente en su trabajo, porque la Escritura registra que fabricaban tiendas. ¡Su cooperación tenía que extenderse hasta el lugar de trabajo! En una época cuando se nota frialdad en muchos hogares, los matrimonios cristianos harían bien al ser tan ordenados como eran nuestros protagonistas.

No obstante conocerles bien como su huésped y colega, Pablo, según los mejores manuscritos, siempre se refería a la esposa de Aquila por su nombre formal de Priscila. El diminutivo Prisca sería usado por su esposo para mostrar afecto. El decoro le caracterizaba a este apóstol así como caracterizaba a Juan. Su modo de dirigirse a la hermana elegida en 2 Juan difiere marcadamente del estilo que empleó con el amado Gayo en la tercera epístola.

 

Encontramos a Aquila y Priscila primeramente en Hechos 18, donde observamos cómo Dios supervisa su obra y sus obreros. El apóstol llevó el evangelio a Corinto, pero Dios tenía empleo y alojamiento preparados antes de su llegada. Para realizarlo, movió a un emperador a desalojar a todos los judíos de Roma. Aquella barrida llevó nuestros amigos a Corinto. Entonces el Dios soberano los instaló allí antes de que su siervo llegara. Verdaderamente, “como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina”, Proverbios 21.1.

Él incitó a un bebé a llorar para conquistar el corazón de una princesa. Movió a Augusto a decretar un censo, para traer la virgen a Belén. En estas ocasiones su control sobre los poderosos de la tierra fue crítico en sus propósitos eternos. Aquí, en Hechos 18, manifiesta de nuevo que Él se adelanta a los hechos. ¡Siempre! Mucho antes del hambre en Egipto, José estaba posicionado. Antes de que el inicuo Amán urdiera su complot, Ester estaba instalada en el palacio. Para Dios, no hay urgencias. Aun después de la Caída, Él paseaba en el huerto; ¡no corría! El plan para remediar la situación ya estaba en su corazón. El Cordero había sido predestinado desde antes de la fundación del mundo.

Así fue que tenía a Aquila y Priscila en el lugar indicado antes de que Pablo llegara. ¡Su cronograma es perfecto! Ellos estaban recién llegados de Italia. Que el reconocimiento de su soberanía y la perfección de su calendario sea un estímulo para nosotros en las dificultades de la vida.

Desde su punto de vista ha debido ser irritante ser sacados de su hogar en Roma, y sería difícil establecer un negocio a partir de la nada, pero con el correr del tiempo ellos iban a bendecir a Dios por la disrupción. Quizás resultó en su salvación, o por lo menos les puso en contacto con uno que enriqueció sus vidas espirituales.

Estaban aprendiendo que Dios tiene un propósito al permitir circunstancias adversas.
El veredicto de José sobre su catálogo de calamidades fue: “Dios lo encaminó para bien”, Génesis 50.20. Cuando Pablo reflexionó sobre su encar-celamiento, él reconoció que le estaba sucediendo para el progreso del evangelio. Por esto cantamos:

¿Caminas donde espinas hay?
Corona de estas Él llevó.
Si tienes triste el corazón,
también dolor a Él tocó.

Confía en Jesús de corazón,
acepta a sus manos el perdón.
Confía en Él,
y al fin tendrás tu galardón.

Entonces, experimentaron paz al someterse al trato de Dios con ellos.

 

Pablo promovió su residencia en Éfeso: “los dejó allí”, Hechos 18.19. Ellos estaban dispuestos a ser guiados por un hermano maduro. No hay sospecha de que consideraban que él estaba entremetiéndose en sus vidas. Estando allí, le dieron gran ayuda a Apolos. Vamos a notar en otro escrito la prudencia con que atendieron a aquella situación. No fueron “muy duros” como los hijos de Sarvia, ni ineptos como Roboam. No eran beligerantes como Ismael. Su paciencia y diplomacia lograron su propósito. Sabían que “la ira del hombre no obra la justicia de Dios”, Santiago 1.20.

Su calor se palpa en el saludo que comunican a los corintios errantes: “Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor”, 1 Corintios 16.19. Sin duda estos amigos de antaño les habían resultado decepcionantes, pero no por esto los consignaron al montón de lo olvidado. El copero se olvidó de José. De una manera vergonzosa, Joás se olvidó de toda la bondad que Joiada le había mostrado. Pero Aquila y Priscila no se olvidaron de los amigos con quienes habían tenido comunión en Corinto.

Sin duda le afligía a David que su buen amigo de antes, Jonatán, tenía lealtad dividida entre su padre y él, pero su afecto vivo para Jonatán es evidente cuando uno lee su endecha al oír que había muerto. De manera similar, Aquila y Priscila retuvieron un profundo afecto por los corintios, no obstante los muchos problemas en su antigua esfera de servicio.

 

Finalmente, Pablo les rinde a nuestros amigos un caluroso homenaje en Romanos 16. Figuran en una lista larga de personas que aportaron ayuda al noble siervo de Cristo: “Mis colaboradores − mis consiervos − en Cristo Jesús”. Ellos habían aprendido la importancia de colaborar en la obra de Dios. Requirió cuatro varones, levantando todos a la vez, para poner al paralítico ante Cristo. De manera parecida es vital en la asamblea en estos tiempos un esfuerzo compartido y un propósito unido. Pablo lo llama, “combatiendo unánimes por la fe del evangelio”, Filipenses 1.27.

Se ve claramente que en alguna ocasión crítica ellos se habían arriesgado por Pablo: “expusieron su vida por mí”, Romanos 16.4. Las circunstancias no están reveladas, pero en algún lugar, en algún momento, los dos se habían sentado a conversar sobre cierta situación y juntos decidieron proteger al apóstol, no obstante el peligro que representaba para ellos. Digo; una decisión en unión; no “sus vidas” sino “su vida”. Fue como la pareja en el camino a Emaús: “¿No ardía nuestro corazón?” Lucas 24.32.

En la vida conyugal es loable esta clase de resolución y fusión de convicción. Pablo la apreciaba, porque no solo les dio las gracias, sino los elogia entre el pueblo del Señor, de manera que la gente haya ido al cielo antes de expresar sus gracias por ellos, y si alguno ha expresado confianza en usted, no lo defraude. Pablo había elogiado a los corintios ante los macedonios, pero al cabo de un año él estaba preguntándose si fue prematuro. Corrió el riesgo de ser apenado, “desprevenido … de esta nuestra confianza”, 2 Corintios 9.4. Aquila y Priscila eran dignos del tributo que les hizo, y queremos que sean un ejemplo para todos nosotros.

 

 

 

Héctor Alves

 

 

Sería difícil escribir acerca de Aquila sin incluir a su esposa Priscila. Eran una pareja sobresaliente, mencionada seis veces en las Escrituras: tres veces por Lucas y tres por Pablo. Siempre figuran juntos, cosa loable para un matrimonio. En la secuencia que les encontramos que no es la cronológica leemos tres veces de «Aquila y Priscila» y tres de «Priscila y Aquila»,

Estos relatos breves figuran entre los pocos que nos dan una idea del estilo de vida de los cristianos en los días apostólicos. Encontramos a la pareja trasladándose de Roma a Corinto, a Éfeso, a Roma de nuevo y luego a Éfeso otra vez. No se debió a inestabilidad o desacuerdo, sino al servicio del Señor. Su oficio era el de hacer tiendas, y sus propias estacas no habían sido metidas demasiado firmes en la tierra, de manera que estaban en condiciones de reubicarse al ser dirigidos por el Espíritu.

Parecen haber sido gente dinámica además de espirituales, y relativamente acomodadas también. Contaban con hogar propio y en dos casos la casa era suficientemente grande (como eran sus corazones) como para servir de salón de reunión para la asamblea.

El significado de Aquila es águila y el de su esposa a la antigua. Ambos eran águilas en su valentía y energía, y ambos andaban en las sendas antiguas de las Escrituras.

 

En la primera mención de la pareja encontramos a Pablo como huésped en su hogar en su primera visita a la ciudad.

Pablo  fue a Corinto. Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma. Fue a ellos, y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas, Hechos
18.1 al 3.

Mes tras mes el apóstol razonaba en la sinagoga, predicaba en casa de un tal Justo
y fabricaba tiendas en casa de Aquila. No es difícil imaginar cómo se ocupaba el tiempo libre; los anfitriones y su huésped leerían la Palabra juntos y él les enseñaría preciosas verdades. Sin duda la pareja fue bien recompensada espiritualmente por su hospitalidad.

 

En la segunda mención ya había una asamblea en Corinto y el apóstol cree que el tiempo ha llegado para servir en otros campos.

Pablo, habiéndose detenido aún muchos días allí [en Corinto], … navegó a Siria, y con él Priscila y Aquila … y llegó a Éfeso, y los dejó allí, Hechos 18.18,19.

Le acompañan a Éfeso en la provincia de Asia. ¿Por qué se menciona a Priscila antes de su esposo? ¿Ella tomó la iniciativa en esto? No es raro que los movimientos de un buen obrero se obedezcan al ejercicio de su señora, y esto se conforma con la Palabra de Dios. El soltero busca intensamente la voluntad divina para que la esposa que llegue a tener sea de veras «ayuda idónea para él», Génesis 2.18.

 

En la tercera menciona hay algo de verdadero interés e instrucción. De nuevo hay un siervo de Dios en casa de esta pareja, pero ahora no enseñando sino aprendiendo. 21

[Apolos] comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios, Hechos 18.26.

Apolos llegó a Éfeso en el momento justo. Es provechoso observar en Hechos de los Apóstoles los hechos del Espíritu Santo. Es procedente que en este período de transición (entre el régimen de la Ley y el de la Iglesia) gente como Aquila y Priscila haya frecuentado la sinagoga, ya que en ese salón se leía y exponía las Escrituras. Esto lo está haciendo Apolos, y de una manera llamativa pero con un conocimiento limitado de la doctrina. Este judío era «varón elocuente, poderoso en las Escrituras … instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan»,

Aquila y Priscila han podido decir: «Es un ignorante y no le vamos a escuchar más». No. Acordémonos de Hebreos 13.2: «No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles», ¡Cuán provechoso habrá sido escuchar la conversación entre aquellos tres! Sin duda los dos habían aprendido de Pablo y sin duda Apolos tenía mucho que preguntarles. «Le expusieron más exactamente el camino de Dios»,

Priscila estaba en su debida esfera, la del hogar, y actuó en armonía con su esposo. Desde aquellos tiempos hasta ahora muchos Apolos han aprendido la verdad de Dios de boca de una pareja matrimonial en su hogar. Obsérvese el resultado: Apolos se marchó en mejores condiciones para servir al Señor con un mejor dominio de las Escrituras. «Fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído; porque con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo», 18.28,29.

 

Y ahora otra mención de este matrimonio, breve pero rica en significado: Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor, 1 Corintios 16.19.

Es evidente que 1 Corintios fue escrita desde la ciudad de Éfeso; 16.8,9. Cinco años antes Aquila y Priscila habían dejado Corinto, y ahora residen en Éfeso. El apóstol escribe a la iglesia local en ésa y la pareja se aprovecha de la ocasión para mandar saludos.

Y son «saludos en el Señor», Ellos no se habían marchado molestos; no fueron a Éfeso porque no se llevaban con los creyentes en Corinto. No dudamos que Corinto les echaba de menos y que ellos guardaban gratos recuerdos de haber estado involucrados en la formación de aquella asamblea.

Pero hay más. Los saludos van de parte de los dos y de «la iglesia que está en su casa». Hay una asamblea en Éfeso, ¿y dónde se congregan los santos para celebrar la cena, realizar la oración colectiva, etc.? En casa de Aquila y Priscila. Su hogar estaba abierto para Pablo, para Apolos, y ahora, vamos a decirlo así, para el Señor mismo y su pueblo. Esto involucraba trabajo, inconveniencias y reproche; la asamblea en Éfeso no era poca cosa, y en aquella campaña Pablo había encontrado una puerta «grande y eficaz»  o sea, mucha oportunidad para evangelizar.

 

La quinta mención de Aquila y Priscila, en secuencia de tiempo, figura en un capítulo que hemos llamado una miniatura del tribunal de Cristo. Hay una mención breve a varios creyentes y algún indicio de cómo era cada uno. Nuestros protagonistas figuran a la cabeza de la lista, y con información acerca de ellos que no sabíamos por leer las referencias anteriores.

Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, que expusieron su vida por mí; a los cuales no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles. Saludad también a la iglesia de su casa, Romanos 16.3 al 5.

  • «Mis colaboradores en Cristo Jesús», y de nuevo la esposa figura antes del esposo. Cómo ella, y ellos, colaboraban, no sabemos. Lo cierto es que no predicaba, pero hay una amplio abanico de posibilidades para una dama ejercita en las cosas de Dios. Muchas han sido las amas de casa que han fortalecido las manos de en siervo de Dios cuando él estaba lejos de su hogar y sumergido en un arduo servicio de evangelización, pastoreo o enseñanza. Y tras ella, su esposo.
  • «Expusieron su vida por mí», Cuándo, dónde, y cómo, no sabemos. El alboroto en Éfeso, Hechos capítulo 19, tuvo lugar aproximadamente un año antes. ¿Esta pareja lo protegió al apóstol o se interpuso entre él y la turba enfurecida? Algo noble hicieron, y Pablo no se olvidó, y varias asambleas tampoco.
  • «La iglesia de su casa», Aquí están en Roma de nuevo. En Hechos 18.2 eran recién llegados de esa ciudad debido a persecución contra los judíos. Seis años más tarde están de regreso; o se había levantado la prohibición, o ellos habían decidido obedecer a Dios antes que al hombre. De todos modos, su conocimiento de las cosas divinas es mucho mayor; ahora están más aparejados que nunca para servir al Señor, habiendo arriesgado el martirio y habiendo participado en el fortale-cimiento de asambleas. Ahora su casa en una ciudad gentil es el hogar de otra iglesia local.

 

La sexta y última mención de ellos es por demás breve, pero la percibimos importante.

Saluda a Prisca [Priscila] y a Aquila,
2 Timoteo 4.19.

Por lo menos doce años han pasado desde el primer encuentro con el apóstol Pablo en Corinto. Muchos le han desamparado, Alejandro le ha causado muchos males y en un juicio ante las autoridades ninguno estuvo a su lado. Pero en este su último mensaje escrito al pueblo del Señor, él incluye un saldo a Priscila y Aquila; de nuevo, ella primeramente. Ellos se habían probado fieles.

Estaban en Éfeso, de manera que no podían acompañarlo en la cárcel en Roma.
Él anhelaba su compañerismo, pero el Señor estaba a su lado. Pronto él terminó la carrera, y nada más nos dice el relato inspirado acerca de esta pareja que tanto admiramos. El lector sabrá apreciar cómo Aquila y Priscila recibieron la noticia que Pablo había dejado este mundo; ellos, como él, habían peleado la batalla y guardado la fe, y ellos, como él, esperaban la corona de justicia. Que sepamos emularlos.

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