Explicación de la carta gráfica Los Dos Caminos (#507)

Los dos caminos y los dos destinos

Veintidós entregas de un curso de autoestudio acerca del camino de la salvación

 

David Rodgers W.,
Casilla 624, Rancagua, Chile
rodgersdv@123.cl  Junio 2005.

Edición formateada en Venezuela, 2005

 

CONTENIDO

1 Presentación
2 ¿Por qué hay un camino ancho?
3 Cómo llegó a morar el pecado en uno
4 Características de los que andan por el camino espacioso y cómo Dios les salva
5 La Puerta y la seguridad que brinda
6 El camino angosto
7 La muerte
8 Después de la muerte (i)
9 Después de la muerte (ii)
10 La segunda venida del Señor
11 Consecuencias de la venida del Señor
12 Consecuencias de la venida del Señor
13 Eventos en la tierra durante la tribulación
14 Las bodas del Cordero
15 La revelación del Señor Jesús en gloria
16 El reino milenario
17 El juicio del gran trono blanco
18 Ningún camino intermedio
19 La senda limpia
20 Cómo obtener la vida eterna
21 El ladrón arrepentido
22 La intervención de Dios

 

1 — Presentación

Leer Mateo 7:13,14 (texto lema)

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

Introducción

Es cada día más difícil predicar el evangelio, las buenas nuevas de salvación, porque hay menos y menos que creen en Dios. O, si dicen que creen, por lo menos no tienen conocimiento ni convicciones claras. Básicamente ignoran el contenido de la Biblia, o su comprensión es superficial. Al mismo tiempo, el nivel de sufrimiento, descontentamiento e insatisfacción incrementa constantemente. La humanidad nunca fue diseñada para existir en independencia de su Creador, y sin Dios se autodestruye en esta vida, además de perecer eternamente sin Él.

Es que Él nos ama, y sus consejos y Palabra son para nuestro beneficio, bienestar y bienaventuranza. Cuando el hombre da su espalda a Dios, y rehúsa el conocimiento de Él, el resultado sólo puede ser la degeneración, degradación y depravación a todo nivel: personal, de la familia y de la sociedad en general. Si sólo se volvieran a Él, para buscar su sabiduría en las Escrituras, y la salvación en su Hijo, experimentarían la bendición de vida en armonía con su Dios.

Dios es bueno

Mateo 7:11

Pues si vosotros siendo malos sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

Este es el contexto de la imprescindible recomendación de los labios del Salvador que ya leímos en Mateo 7:13,14. Sus palabras sirven como un mapa caminero, pero no en lo geográfico, sino en lo espiritual. Señalan la posición, el rumbo y el destino eterno de cada ser humano.

Responde a las grandes incógnitas:

¿Dónde estoy con respecto a Dios?
¿Hacia dónde voy?
¿Cuál será mi destino eterno?

Te invito a enfrentar con honestidad estas preguntas; son preguntas que todos tenemos pero que pocos tienen la valentía de enfrentar. Pero te animo, porque Dios te ama, y su Palabra, la Biblia, es el gran libro de revelación con respecto a estas verdades eternas. Vamos a ver las respuestas bíblicas, además de indicaciones acertadas acerca de cómo puedes ser salvo, y saber a ciencia cierta que tu destino será el cielo, junto con el Señor.

El gráfico

Fíjese en el gráfico las divisiones demarcadas en el borde superior y en el borde derecho.

(i) Cronología (señalada por el borde superior): El tiempo presente incluye nuestro tiempo hasta el prometido retorno de Cristo para buscar a los creyentes. Incluye la resurrección de por lo menos los creyentes fallecidos de esta época de la Iglesia. El tiempo futuro va desde el regreso de Cristo para la Iglesia hasta la eternidad.

(ii) Esferas (señaladas por el borde derecho):

celestial, eventos en el cielo
terrenal, eventos en la tierra
infernal, eventos en los lugares infernales

El texto lema

Volviendo a Mateo 7:13,14, llaman la atención los pares de cosas en el texto. Estos pares definen con mucha precisión las posiciones y condiciones espirituales que no admiten un término medio.

puerta estrecha                                puerta ancha
camino angosto                               camino espacioso
vida                                       perdición
pocos                                    muchos

Una puerta abre paso a un camino o espacio. La puerta ancha no está dibujada en el gráfico, pero encabeza el camino espacioso. La puerta angosta sí se ve, y abre paso al camino angosto que va hacia arriba.

Un camino sirve para llevarnos a un destino. En el gráfico, el camino angosto nos lleva al cielo (“la vida”), y el camino espacioso, o ancho, desemboca en el infierno (“la perdición”). Luego comparamos a los “pocos” y los “muchos”, ¡y observamos que son los pocos que se salvan!

Podemos apreciar la tremenda importancia de este tema que nos plantea el Señor Jesús.

¿Qué es lo que le motivaría al Señor a revelarnos esta información? La respuesta es que Él nos ama, y desea nuestra salvación y felicidad eterna. Realmente nos insta a que hagamos las siguientes preguntas. Él desea despertarnos a la realidad.

¿Te has equivocado de camino alguna vez? ¿Sabes dónde estás ahora?
¿Cuál es tu posición espiritual? ¿En cuál camino estás?
¿Sabes adónde vas? Si sigues tu camino actual, ¿cuál será tu destino eterno:
el cielo o el infierno?
¿Estás conforme con tu destino? ¿Qué sería conveniente que hicieras?

Tú estás en este gráfico

No has muerto todavía, así que estás antes de la columna MUERTE. Estás viajando, o por el camino angosto por haber entrado por la puerta estrecha, o estás todavía en el camino espacioso yendo hacia abajo. Realmente, todo ser humano en el mundo está incluido aquí: “los pocos” van hacia la vida, mientras “los muchos” van hacia la perdición. Si sumáramos a “los pocos” y “los muchos”, tendríamos a todos.  ¿Dónde estás tú?

 

CUESTIONARIO

 

1)   Escribe el texto lema (Mateo 7:13,14) por completo. Este texto es tan importante que es recomendable memorizarlo.

3)   ¿Por qué decimos que Mateo 7:13,14 escomo un mapa caminero espiritual para nosotros?

4)   Mirando las divisiones demarcadas en los bordes del gráfico, ¿en qué sector del gráfico estamos todos? (Combinación del borde superior con el borde derecho).

5)   Señala los cuatro pares que se encuentran en Mateo 7:13,14.

6)   ¿Dónde estás tú en el gráfico? Si necesitas ayuda para contestar ésta o cualquiera de las preguntas no dudes en pedir ayuda de los auténticos creyentes en Cristo.

 

2 — ¿Por qué hay un camino espacioso?

Repaso

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

¿Por qué hay un camino espacioso?

¿Por qué hay condenación y destrucción?

¿Cómo es que uno llega a estar en el camino espacioso?

Leer Romanos 5:12

Por tanto como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

Este texto, con toda su franqueza, choca de frente con el humanismo, la filosofía centrada en el hombre que niega valores absolutos, niega el pecado. Trata de eludir la necesidad de rendir cuentas a Dios. Es el humanismo que promueve la evolución: “no hay Dios”.

El versículo hace alusión al estado original del hombre en la creación. Estaba en comunión con Dios, sin barrera ni distancia, unido a Él y hecho en su imagen y semejanza. La vida del hombre estaba vinculada espiritualmente con Dios. Sin embargo, con la entrada del pecado, se produjeron dos grandes cambios.

Posición

Hay un cambio en su posición espiritual, es decir, su posición con respecto a Dios.

Dios, el Creador había advertido que el pecado, que en su esencia es rebelión contra su palabra y voluntad expresa, resultaría en su desagrado y ofensa y en la muerte.

Llegarían a ser mortales, separados de Él espiritualmente, además de morir físicamente algún día. En otras palabras, morirían espiritualmente en el momento, cayendo de relación con Él, cortado el vínculo vital espiritual con Él.

La Biblia habla de personas hoy día que están con vida en cuanto a la existencia aquí en la tierra, pero que todavía no han creído en Cristo como Salvador, como “muertos en delitos y pecados” (Efesios 2:1, etc.); son todos los nacidos de Adán, que caminan por el camino Espacioso.

Naturaleza

En segundo lugar, Adán y Eva, cuando desobedecieron a Dios, pecaron y se produjo un cambio radical en su naturaleza. Un nuevo principio, o ley, se introdujo en ellos para ejercer el dominio sobre sus mentes y personas. Este nuevo principio maligno que se agregó a su naturaleza inocente, es llamado EL PECADO.

Leamos Romanos 7:18.

Sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.

Pablo, como creyente, describe el mal que moraba en él. Como criatura de Dios, él sabía lo que era bueno, pero en su carne, es decir su naturaleza inocente con el pecado agregado, no existía ni la voluntad ni la fuerza de hacer el bien.

Él habla del “pecado que mora en mí”, y en los textos siguientes habla del conflicto existente en él como creyente, entre el bien y el mal. Habla de la “ley del pecado”, que intentaba esclavizarle. La persona inconversa es esclava de esa ley del pecado: el pecado mora en él, y se manifiesta en pecados; es la raíz produciendo sus frutos.

Todos los descendientes de Adán heredamos esa naturaleza viciada, corrompida, con el pecado morando adentro, y el ser sujeto a la ley del pecado. La esencia y tendencia de aquello es rebelión contra Dios, que se traduce en pecados cometidos contrarios a la voluntad de Dios. Todo nacido de Adán es pecador, y necesita de la salvación y de la reconciliación para con Dios.

El punto principal aquí no es tanto cuántos o cuáles pecados uno haya cometido, sino más bien el hecho de ser pecador: nos constituimos pecadores por la naturaleza que llevamos.

Dios no nos carga con la culpa de Adán (“el pecado original”, como se denomina), ni nos culpa por la presencia de la ley del pecado, pero sí nos responsabiliza por los pecados que cometemos. Sabiendo el bien y la Palabra y voluntad de Dios, el hombre comúnmente desafía a Dios, y peca a sabiendas. Se disculpa con “todo el mundo lo hace”.

Alguien incapaz de asumir responsabilidad moral, un deficiente mental, o un infante que muere, no sería considerado culpable de pecados, y es automáticamente cubierto por la obra redentora de Cristo en la cruz.

Pero los demás hemos de ejercer fe en lo que Dios dice en su Palabra, reconocer nuestro estado espiritual de pecadores, y admitir la consecuente carga de culpa por los pecados cometidos por haber dado rienda suelta al pecado. Luego, por fe en las Escrituras hemos de apreciar la venida de Cristo como sacrificio a favor de los pecadores, como Salvador. Hemos de creer de manera personal que su muerte era por nuestros pecados. Las Escrituras prometen que aquellos “pasan de muerte a vida” (Juan 5:24).

En conclusión, vemos que hay perdón para los culpables, y vida espiritual para los muertos”. Lee con cuidado los siguientes versículos:

Solución

Romanos 5:6

Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.

Romanos 5:10,11

Si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.

“Reconciliados a Dios por la muerte de su Hijo”. La separación y enemistad borrada, y la posición espiritual restaurada. Esto puede ser verdad para ti, si sólo crees lo que te ofrece.

CUESTIONARIO

1)   El enfoque de esta lección es sobre el por qué de la existencia del “camino ______”

2)   Según Romanos 5:12, ¿por qué hay muerte en el mundo?

3)   ¿Qué era el estado original del hombre para con Dios?

4)   Señalamos que había dos grandes cambios en la relación Dios-hombre producto de la entrada del pecado:

Cambio en_______      ¿Qué entiende por esto?

Cambio radical en ______ ¿Qué entiende por esto?

5)   Piensa en Romanos 5:6. ¿Qué bendición hay para nosotros según este versículo?

 

3 — ¿Cómo llegó a morar el pecado en uno hoy día?

Repaso

Repase Mateo 7:13,14 ─el texto lema─ y el gráfico.

Ya vimos la entrada del pecado al mundo, y las consecuencias en Adán: no solamente resultó culpable, y reo de muerte de parte del Creador ofendido, sino que se produjo un cambio radical en su ser, y se quedó con la presencia del pecado en él cual un principio activo maligno, agregado a su naturaleza humana, y obedeciendo la ley del pecado. El resultado era que se constituyó pecador, separado de, y en enemistad para con Dios.

Pero uno puede preguntar cómo llegó a morar el pecado en nosotros hoy día. ¡Nosotros no estuvimos presentes cuando pecó Adán!

Salmo 51:1-5

Al músico principal. Salmo de David, cuando después que se llegó a Betsabé, vino a él Natán el profeta.

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.

Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí.

Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio.

He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.

David confiesa un gran pecado de inmoralidad y homicidio, cometido cuando tenía unos 45 años de edad (2 Samuel capítulos 11 y 12)

En este pasaje se ocupan tres diferentes palabras para describir el pecado:

Rebeliones (transgresiones): Implica aquí un sublevamiento contra la voluntad de Dios; traspasar un límite que Dios haya impuesto.

Maldad (iniquidad): Implica perversidad, la depravación que da lugar al pecado, y también la consecuente culpa del pecado.

Pecado: El pecado en general, que tomando en cuenta la persona y palabra de Dios, y su expresa voluntad, describe cualquiera actitud que contraríe su persona y palabra, y que, errando al blanco, no dé cumplimiento a lo que a Él le agrada. Desde luego, demuestra indiferencia, independencia y rebelión contra Él. No es servir y honrar a Dios, sino muy por lo contrario, es el hombre mandándose solo; siendo una ley para sí mismo, y no respetando ni acatando la ley de Dios.

David solicita misericordia, perdón y lavamiento espiritual. Él reconoce su culpa personal (demostración de arrepentimiento). Confiesa su pecado contra Dios. Todo pecado que se comete, es primeramente contra Dios, pues es una violación de su voluntad. También el pecado cometido muchas veces daña a otras personas, y por lo tanto acarrea responsa-bilidades y culpas con respecto a ellos.

El versículo 5 del salmo describe el pecado morando en el ser, y la ley del pecado presente y activa desde el nacimiento. “En maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre”. Algunos, leyendo este versículo, pensarían que David se refiere a alguna inmoralidad en su concepción. Pero David era el menor de una familia de por lo menos ocho hijos. Sus padres eran personas piadosas, ejemplares y de renombre en Israel. Por lo tanto descartamos que se refiera a alguna situación irregular.

Más bien él se refiere al hecho de que él, como hijo de Adán (que somos todos nosotros), había nacido con el pecado morando dentro de él. Aquello es la verdad para cada uno de nosotros. Es evidencia de que nacemos con el pecado morando en nosotros, constituyéndonos pecadores, y separados de Dios.

Remedio

¿QUÉ ES EL REMEDIO PARA ESTE ESTADO ESPIRITUAL?

Romanos 6:23

La paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Este versículo nos reafirma lo que ya vimos:

La paga del pecado, es el castigo que corresponde a tal rebelión contra Dios, y es nada menos que la muerte, perdición y condenación. Esto es lo que merecemos. La persona que acepta la Palabra de Cristo, admite que es así, y arrepentido de sus actitudes anteriores, reconoce su culpabilidad.

Pero, gracias a Dios, ¡el versículo no termina allí! Hay buenas nuevas, de una dádiva, o regalo, que Dios ofrece, sin buscar mérito en nosotros. Lo ofrece porque Él mismo es bueno, y nos desea bendecir. Ha encontrado forma cómo puede perdonamos, en lugar de castigar. Lo hizo castigando a su propio Hijo, que aceptó sufrir en lugar nuestro. El pecador que reconoce su pecado y culpa, y cree que Jesús murió por sus pecados, recibe perdón de lo mismo. Se salva de morir condenado, y recibe en lugar de eso, la vida eterna, que es vida con Cristo para siempre.

Dios ofrece dar vida nueva, vida eterna, vida espiritual. ¿Cómo se recibe? Juan 3 nos enseña la misma necesidad de nacer de nuevo, de nacer de arriba. Y este segundo nacimiento, el nacimiento espiritual, ocurre cuando uno cree en Cristo como su salvador. Desde ese momento, es poseedor de la vida eterna, como dice Juan 3:16:

De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Este hermoso texto es tal vez el más conocido de toda la Biblia, ¿pero lo has tomado para ti? ¿Tienes la vida eterna de que habla?

La base

Volviendo a nuestra historia en Salmo 51: En vista del pecado horrendo de David, uno se pregunta cómo podía Dios perdonar a David. Lo podía hacer con justicia, mirando hacia adelante, hacia el futuro, y enfocándose en su Hijo, crucificado como sacrificio por el pecado de David.

¿Cómo puede Dios perdonar a un pecador hoy día? Mirando hacia atrás, hacia la cruz, hacia el mismo sacrificio. Dios mira al sacrificio de su Hijo, y perdona al que cree en Cristo.

Estimado lector, te invito a ponerte en este mismo caso. Es posible que tu pecado no sea lo de David, pero pecado tienes contra Dios. Mereces que Dios te dé la paga que corresponde, que es la muerte. Necesitas el perdón y la vida eterna.

CUESTIONARIO

1)   ¿Por qué era el pecado de David tan horrendo?
¿Qué merecía él?

2)   ¿Qué son las tres palabras usadas en el Salmo 51
para describir el pecado?

3)   En el Salmo 51, ¿qué expresiones de David demuestran su arrepentimiento?

4)   Mira el v.4. ¿Todo pecado es primeramente contra quién?

5)   ¿Qué gran verdad aplicable a todos está en el versículo 5, “En maldad …”?

6)   Romanos 6:23. ¿Qué paga merecemos todos nosotros?
¿Qué dádiva (regalo) nos ofrece Dios?

7)   ¿Sobre qué base de justicia puede Dios darnos la vida eterna en lugar del castigo eterno?

 

4 ─ Características de los que andan
por el camino espacioso y cómo Dios les salva

Leer Efesios 2:1-9, 13

Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.

Características del inconverso

Veamos algunos de los detalles en la descripción que Dios da de los que están en el camino espacioso, o ancho.

(a) muertos en delitos y pecados (sin vida para con Dios) Es posible que te sorprenda, pero tú puedes estar con vida humana, leyendo este estudio, pero estar sin vida para con Dios. Es el caso de uno que está separado de Dios, por sus pecados no perdonados.

(b) un andar según la corriente de este mundo (¿adónde arrastra esa corriente?) La gran mayoría se guían por lo que hacen los demás. Pero el mundo no procura lo que a Dios le agrada, sino más bien lo pecaminoso. ¿Qué procuras?

(c) conforme al príncipe de la potestad del aire. Nota que vemos aquí la identidad de quién realmente hace prevalecer su voluntad en el mundo, y por qué es tan contrario a lo de Dios.

(d) el espíritu que ahora opera en los hijos de la desobediencia (rebeldes para con Dios)  Esto declara enfáticamente la presencia y actividad perniciosa de Satanás en los que no hacen caso ni a Dios ni a su Palabra.

(e) un vivir en los deseos de la carne. A menudo el pecado se manifiesta en lo que es un abuso ilegítimo del cuerpo; el cuerpo que debiera ser para la gloria de Dios.

(f) en la voluntad de la carne, y de los pensamientos (no la voluntad de Dios)  Lamentablemente, son pensamientos que escogen no tomar en cuenta el parecer de Dios, ni consultan con su Palabra.

(g) por naturaleza, hijos de ira. Esto porque la ira de Dios está sobre ellos. Dice Juan 3:36:

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

¡Cuán triste y trágico! Es el fin, el destino de ellos, si no cambian de rumbo espiritual. ¿Cuál es tu camino, estimado estudiante?

El gran enemigo

Muchos no toman en cuenta la persona ni la actividad de Satanás en contra de ellos.

Miremos más de cerca este tema de la actividad de Satanás, actividad espiritual maligna en contra de la actividad benéfica del Espíritu de Dios en las personas. Como dice el apóstol Pablo en 2 Corintios 4:3,4:

Si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

Si tú no encuentras gracia o “brillo” en el evangelio, el mensaje de la salvación, ¡es porque tú figuras todavía entre los que “se pierden”! ¡Qué tremenda advertencia es aquella! La actividad de Satanás es de confundir, desorientar, envolver en otros placeres y afanes, a los que se pudieran interesar en sus almas. Así que lejos de ser un mito, o de no existir, él atenta activamente contra la persona que desee ser salva.

¿CÓMO LLEGÓ SATANÁS A TENER ESE PODER?

Lo usurpó de Adán usando engaño, en el huerto de Edén. Mientras que Adán obedecía a Dios, la autoridad investida en él por Dios era suya para emplear y ejercer; pero cuando desobedeció a Dios, y escogió prestar obediencia a Satanás, Satanás reclamó para sí esa autoridad, y Dios le ha permitido por un tiempo ejercerla. Pero realmente no le pertenece, y le será quitada y él, Satanás, humillado cuando Dios así lo quiera.

Aquí hay palabras del Señor Jesús que demuestran su ascendencia sobre Satanás. El “príncipe de este mundo” es uno de los títulos de Satanás.

“ahora el príncipe de este mundo será echado fuera” (Juan 12:31)

“… el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado” (Juan 16:11)

“… viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mi. “ (Juan 14:30) Él no tenía autoridad sobre Jesús,  heredero legítimo del señorío original de Adán.

Las Escrituras hablan del reino de Satanás y de la necesidad de ser librados de su poder. Es Dios que actúa con poder para poner en libertad a los cautivos de Satanás que desean ser salvos; pero Dios no lo hace para quienes no creen. Dice Colosenses 1:13.14:

… el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quién tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.

Pero veamos ahora lo que Dios desea hacer para aquellos mismos caminantes del camino espacioso, o ancho. Volvamos a Efesios 2:4-8, el pasaje citado arriba.

Notamos aquí varias verdades importantes. La descripción de Dios evidencia que en todo sentido Él es un contraste con Satanás. “Rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó”. Procede a mostrar cómo Dios representa al pecador en la Persona de su Hijo, sufriendo la condenación en la cruz.

Él le da vida al que cree, lo une a Cristo, en su muerte, resurrección, ascensión al cielo, y lo sitúa espiritualmente al pecador creyente, ya perdonado, en una nueva posición espiritual, es decir “en Cristo”, ¡en la gloria! Todo este gran beneficio es por la pura gracia de Dios hacia el creyente, por solamente creer. Proviene de la fuente inagotable de la gracia y bondad de Dios, y está disponible para todo aquel que cree, como señala el pasaje.

Querido amigo, está disponible para ti también. ¿Lo recibirás?

 

CUESTIONARIO

1)   Efesios 2:1 ¿Qué significa la expresión “muertos en delitos y pecados”?

2)   Efesios 2:2 ¿Quién es “el príncipe de la potestad del aire”?

3)   ¿Quiénes son “los hijos de desobediencia” y “los hijos de ira”?

4)   En el texto 2 Corintios 4:3, ¿cómo se llama el diablo?
¿Y qué hace para impedir que personas se salven?

5)   Efesios 2:4-6. Anota las palabras que describen cómo es Dios, y qué hace Él cuando una persona cree en Cristo.

6)   Efesios 2:8-9 ¿Qué significan estos versículos?

 

5 ─ La Puerta, y la seguridad que brinda

La puerta

Juan 10:7-9

Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.

 

El Señor emplea aquí una ilustración de la vida diaria de los pastores: “Yo soy la puerta de las ovejas”. Los pastores se acostaban en la abertura del redil para proteger a las ovejas de cualquier peligro, de ladrones, o fieras, y así se convertían en “puerta”.

Él señala posibilidad de falsos pastores, que serían “puertas inseguras”, cuyas intenciones no son la integridad y bienestar del rebaño, sino el abuso y aprovechamiento de ellos. Lamentablemente nuestra experiencia confirma esta verdad. Otras Escrituras afines que plantean lo mismo:

Mateo 7:21-23

No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi padre, que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: nunca os conocí; apartaos de mí hacedores de maldad.

2 Corintios 11:13-15

Estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño sí también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.

El Pastor

Ahora, volviendo al pasaje en Juan 10, vemos lo siguiente:

Todos los que entran, llegan a ser sus ovejas, y a pertenecerle a Él. Entran y salen bajo su cuidado, guía, y protección. Son salvos de estar expuestos al peligro, de perecer para siempre.

En contraste con los líderes religiosos abusadores y explotadores (hay muchos hoy día), Él vino para dar; para que tuvieran vida, y en abundancia. La vida que da es lo contrario de estar “muertos en delitos y pecados”, y la vida de contiendas y conflictos que caracteriza al camino espacioso.

Tito 3:3

Nosotros también éramos en otros tiempos insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencia y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles y aborreciéndonos unos a otros.

Miremos un poco más adelante en la lectura de Juan 10, que sigue hablando de este buen Pastor, el Señor Jesús.

Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.

“El buen Pastor su vida da por las ovejas”, y fielmente demuestra el amor y cuidado del Padre. En el gráfico vemos que hay una cruz dibujada en la puerta angosta. Nos habla de lo que Él tuvo que hacer para llegar a ser puerta de salvación para nosotros. Él tuvo que morir como sacrificio en la cruz por nuestros pecados para abrir una escapatoria desde el camino espacioso al camino angosto que va al cielo.

Muerte y vida

En estos versículos, por tres veces enfatiza su muerte. Cualquier otra manera de expiar el pecado nuestro no es aceptable, ya que la paga del pecado es muerte. Obras meritorias o de caridad no remueven el pecado delante de Dios. La única Puerta válida es Cristo crucificado, aceptado por el pecador como sustituto propio. La persona que lo cree, está entrando por la Puerta, y habiendo entrado, está a salvo de perderse jamás.

Él da su vida en sacrificio voluntario, y es una evidencia elocuente de su amor para con el Padre y por nosotros. También es evidencia de su deidad, y potestad sobre la vida y la muerte, ya que exhibe soberana voluntad que ningún ser humano tiene sobre su vida: la pone, y la vuelve a tomar.

Sigamos un poco más adelante a partir del versículo 24, en Juan 10.

Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.

Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos.

Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle.

La incredulidad de los oyentes definió su posición con respecto a Cristo; en otras palabras, ¿En qué lado de la puerta estaban?

Se aborda el rema de la vida eterna. Es más que existencia sin fin; es existencia en relación con Dios, en viva comunión con Él y en su presencia; realmente es su vida impartida, puesta en nosotros. La verdad es que todo ser humano existirá para siempre: o en vida eterna (existencia en comunión con Dios y en su presencia) o en muerte espiritual, que es existencia excluida de la presencia de Dios, en el consciente sufrimiento del lago de fuego y que la Biblia llama la muerte segunda (Apocalipsis 20:14,15).

Nota la absoluta seguridad: en la mano de Jesús, el Pastor; luego en la mano del Padre. Constituye un lugar seguro, a prueba de cualquier intento enemigo alguno de arrebatar a las ovejas, que son los creyentes, los que han entrado por la puerta.

Aquí hay un hermoso comentario del apóstol Pedro con respecto; figura en 1 Pedro 2:24,25:

Quien llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuimos sanados. Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al pastor y obispo de vuestras almas.

¿Por cuál lado de la puerta estaban esos judíos? Y, habiendo meditado en estas verdades, ¿cómo respondes ante el coro sencillo? ─

Una sola puerta hay, mas son sus lados dos:
Adentro y afuera, ¿por cuál lado estás?
Una sola puerta hay mas son sus lados dos.
Yo estoy adentro, y tú, ¿dónde estás?

CUESTIONARIO

1)   ¿En qué sentido llegaban a ser los pastores de Israel la puerta de sus ovejas?

2)   Juan 10:9 En el sentido espiritual, la Puerta se refiere al acceso a la salvación. ¿Quién dice ser la Puerta para nosotros? ¿Quiénes son los salvados?

3)   Mateo 7:21-23 ¿Es posible ser un profesante de la fe cristiana, sin ser realmente de Cristo?

Comenta lo que ves en estos versículos.

4)   Juan 10:11, 15, 17. ¿Cuál es la marca de Cristo como el verdadero Pastor, que fielmente demuestra el amor del Padre?

5)   Juan 10:27-30 ¿Qué es la vida eterna? ¿El creyente puede tener la seguridad de tener la vida eterna, de ser salvo?

6)   Juan 10:24-26, 31 ¿Por cuál lado de “la Puerta” estaban estos judíos? ¿Por cuál lado estás tú?

6 ─ El camino angosto

Leer Juan 14:1-6

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.

Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Camino y hogar

Antes de comentar el pasaje ya leído, veamos otras menciones en la Biblia de este camino tan deseable.

El escritor inspirado de Proverbios 15:24 dice: “El camino de la vida es hacia arriba al entendido, para apartarse del seol abajo”. El seol es la palabra hebrea que corresponde al hades en griego, o infierno, el lugar de tormentos de los que mueren sin creer en Cristo. En estas lecciones es nuestro deseo hacerte entender estas realidades que la Biblia presenta, para que tu camino sea realmente el camino de la vida.

En Mateo 22, algunos de los enemigos religiosos del Señor Jesús procuraron hacerle caer en alguna contradicción, y enviaron personas que aparentaban un interés sincero. Con astucia emplearon el lenguaje siguiente: “Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios”. Pero el pasaje muestra que sus intenciones eran falsas, y buscaban solamente tenderle un lazo al Señor Jesús. Por supuesto ellos se tuvieron que retirar avergonzados, a pesar de su aparente sinceridad.

Permítame, amable lector, preguntarte: ¿Buscas sinceramente el camino de Dios? Si lees la Biblia con el afán de descubrir la verdad, no serás defraudado, y ciertamente encontrarás el camino de la vida, la salvación eterna de tu alma que Jesús vino a proveer. Encontrarás el camino al cielo.

Volviendo al pasaje leído al comienzo, Juan 14:1-6, el Señor Jesús consuela a los discípulos, turbados porque les decía que había de volver al cielo y dejarles atrás en la tierra. Pero lo primero que hace, es dirigir su atención al destino que les esperaba, el cielo, lo cual Él llamaba “la casa de mi Padre”.

¿Cómo será aquel lugar? Seguramente, más hermoso que pudiéramos jamás imaginar. Los creyentes son llamados “hijos de Dios” y “herederos de Dios y coherederos con Cristo” (Romanos 8:17). La Casa del Padre, y los lugares preparados para los creyentes van a ser de los mejores jamás vistos.

Cristo es el conductor

Luego, en los versículos 3 y 4 Él les confirma que volvería a buscarles. Su ida al cielo no significaría una separación para siempre. Tan seguro como su ida, sería su retorno a buscarles, “para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. ¡Qué palabras consoladoras! ¿No te gustaría tener la seguridad de estar con Cristo cuando te toque partir de este mundo? Es la seguridad que tienen los que son de Cristo. Como lo que vimos en la lección de la puerta, las ovejas que se ponen bajo el cuidado de este buen Pastor, están absolutamente aseguradas de estar a salvo por toda la eternidad, puesto que Él mismo se lo promete.

Aquí Él promete llevar a los suyos al cielo, a la casa del Padre, hogar de Cristo, y hogar de todos los que le recibimos como Señor y Salvador. Yo sé que estaré en su presencia, en aquel hermoso hogar, no porque yo sea mejor que otros, o porque siquiera lo merezca, sino porque siendo pecador, creí que su muerte en la cruz era por pagar por mis pecados, y al hacerlo, Él mismo me ha salvado de la condenación merecida por mis pecados. Así “entré por la puerta”, y Él me ha puesto en este camino angosto de la vida, con todas sus garantías y seguridad.

Enseguida el Señor dice, “y sabéis a donde voy, y sabéis el camino”. Tal vez tú tienes dudas en cuanto al camino de la salvación. El discípulo Tomás confiesa su confusión con respecto:

Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues podemos saber el camino?

¿Tienes la misma incertidumbre? Entonces, la respuesta del Señor nos va a servir también.

¿Tomás sabía adónde iba Jesús? Sí y no. Jesús decía que iba a volver al cielo, y a Tomás y a nosotros nos cuesta realmente entender que es un lugar real, la morada de Dios y de los creyentes. La Biblia habla de los cuerpos de gloria que tendremos al ser resucitados, y también que estaremos allí en gloria magnífica con el Señor. Pero nos cuesta realmente creer que no sea solamente como un cuento de hadas.

Amable lector, si la Biblia es verdad, entonces el cielo es un lugar real, al cual te invito a que aspires llegar. Puede ser tu destino eterno. Ahora la pregunta queda: si es un lugar real, ¿cómo puedo llegar? La pregunta es de suma importancia, ya que si bien es cierto que el cielo puede ser nuestro destino, no es el único destino. La Biblia habla con igual seguridad sobre el infierno y el lago de fuego. Y lamentablemente, nuestro texto lema de Mateo 7:13,14 nos afirma que son muchos los que van a la perdición.

El camino es uno solo

Tomás pregunta, “¿cómo podemos saber el camino?”

Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

“Camino”, “verdad”, “vida” son exactamente lo que el buscador sincero desea, para asegurar llegar al destino correcto y deseado. El Señor tiene vida en sí, es autor y dador de la vida eterna, la vida espiritual. Él bendice al creyente con impartirle vida eterna. Él también es la verdad. La posee, y la habla. Un atributo de Dios es que no miente (Tito 1:2). Cristo amaba a los discípulos y no les engañaba. Te ama a ti, y tampoco te engaña. Él indica a sí mismo como el camino para llegar al Padre. No hay nadie más indicado que Él de conocer el camino a casa. Sabiendo la santidad de aquel lugar, Él había de ofrecerse como un sacrificio expiatorio, que significa un sacrificio por causa del pecado.

Además su muerte había de ser un sacrificio vicario, que significa una víctima que sufre para pagar por la culpa o la transgresión de otro. Para que Él pudiera abrirnos puerta y camino al cielo, era necesario ofrecerse por nuestros pecados, y a nosotros sólo nos queda exclamar ‘¡Cuánto nos amaba!’ Al recibir su sacrificio por nuestros pecados, le recibimos a Él como Salvador. Es esta fe que Dios busca, y sobre la cual nos salva. Esto es entrar en el camino angosto, el camino al cielo, el camino a la casa del Padre.

Tal vez te parece demasiado fácil, y contesto: ¿Era fácil lo que Cristo tuvo que sufrir en la cruz? Tú no podrías pagar por tus propios pecados, y Él en amor por ti, lo sufrió, y ofrece ser tu sustituto y Salvador. Tal vez imaginas otro camino para congraciarte con Dios y así absolverte de la carga de tus pecados: tus propias buenas obras, tu militancia en alguna religión, tu devoción a la virgen María o algunos de los santos.

Al insistir en cualquiera de estas alternativas, te desvías de la fe sencilla en la obra de Cristo. Es introducir “otro camino”. ¿Es verdad que hay muchos caminos que llevan al cielo? Escuchemos lo que dice el Señor Jesús: “nadie viene al Padre, sino por mí”. Dios no te va a salvar ni aceptar si intentas agregar otro elemento a lo que Él, Cristo, ya ha provisto. ¿Y qué pasa si uno insiste en que la fe en la muerte de Cristo no es suficiente para la salvación? Tal persona seguirá de largo en el camino ancho, hacia abajo, hacia la perdición.

No entrará por la puerta, ni al camino angosto. Su destino nunca será el cielo, la casa del Padre. Dejo contigo unas palabras solemnes del profeta Jeremías, cuando las personas de Jerusalén no querían escuchar sus palabras que ofrecían la única salvación:

A este pueblo dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte.

¿Cuál es tu camino? ¿Cuál será tu destino?

CUESTIONARIO

1)   Proverbios 15:24 ¿Qué sería un “entendido”, y qué es lo que habrá entendido?

2)   Mateo 22:15-22 ¿El Señor Jesús se percata de la insinceridad?

3)   Juan 14 ¿Por qué estaban ansiosos y turbados
los discípulos?

4)   ¿Cómo será “la casa de mi Padre” de que habló Jesús?

5)   ¿Qué prometió hacer el Señor Jesús?

6)   ¿Tú sientes dudas o confusión como lo que Tomás confesó? Comenta tu respuesta.

7)   ¿Qué hizo Cristo para poder hacer nuestro camino al cielo?

8)   ¿Se puede agregar otra fe, o método de ser salvo a lo que hizo Jesús en la cruz?

7 ─ La muerte

LEER Hebreos 9:27,28

De la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

Introducción

En Efesios 2:1 ya vimos la expresión “muertos en delitos y pecados”. Otra escritura (Ezequiel 18:4) dice “El alma que pecare ésa morirá”. Son referencias a la muerte espiritual, que como vimos, es la separación de Dios, quien es Vida, Luz y Amor. El pecado produjo esa separación primeramente en Adán, y todos nacimos en esa posición espiritual.

Sin embargo la lectura de hoy, en Hebreos 9, trata otro aspecto del tema de la muerte, y veremos varios puntos con respecto:

Presentes a Cristo

Hebreos 9:27, 28 habla de la muerte física, la muerte del cuerpo, que es la separación entre la persona (alma/espíritu) y la casa física (el cuerpo) donde moraba, y a través del cual se expresaba.

El apóstol Pablo lo expresa así en Filipenses 1:23:

…. teniendo deseo de partir para estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros

2 Corintios 5:1 reza:

Sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos.

Aquí se refiere al cuerpo como “nuestra morada terrestre “ y agrega en 5:6-8:

Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.

La muerte no siempre ocurría

Ya vimos en Romanos 5:12 12:

Como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

Si Adán y Eva no hubieran pecado, estarían todavía en el mundo hoy. Seguirían inmortales. “Mortal” y “mortalidad” se refieren a la muerte del cuerpo. Llegará el día para el creyente cuando “esto mortal se vista de inmortalidad” (1 Corintios 15:3) y cada creyente tendrá un cuerpo nuevo, inmortal y eterno, para disfrutar así la presencia de Dios en el cielo.

El pecado es la causa

Dios ha decretado la muerte como consecuencia del pecado y es una evidencia tangible e irrefutable de la presencia del pecado y su ley en nosotros. Aun cuando uno se convierte al Señor, y nos da su vida, la vida eterna, el pecado como raíz no se extirpa de nuestro ser, hasta que muera el creyente, y su alma vaya al cielo, o hasta que venga el Señor Jesucristo a recibirnos al cielo, con cuerpos de gloria en la resurrección.

Hasta aquel entonces, el creyente ejercitado y obediente demuestra su amor y lealtad al Señor, rehusando voluntariamente a pecar.

El inconverso, el no creyente, en cambio, enfrentará la plena consecuencia de sus pecados: morirá físicamente, su alma irá al infierno, esperando el juicio del gran Trono Blanco, del cual será lanzado al Lago de Fuego para toda la eternidad. Esta es llamada la MUERTE SEGUNDA y es la eterna, irremediable separación de Dios.

 

Hebreos 9:27,28 en más detalle

El hecho del decreto: “Está establecido para los hombres que mueran”. ¿Quién tiene atribuciones como para establecer tal decreto? Solamente Dios. Nos guste o no nos guste, es así. Está absolutamente fuera de nuestro poder el modificar este hecho. Debemos aceptarlo, y actuar de acuerdo con esta verdad, antes de rehusar creer o no aceptar que sea así.

“Mueran una sola vez”. No hay reencarnación, ni tampoco segunda oportunidad.

Juan 3:36 dice que El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Es solamente en esta vida que podemos escuchar y ejercer fe, es decir, creer para ser salvo. Después de la muerte, no será necesario creer, ya que todo ser humano estará en su realidad espiritual: el creyente estará en la gloria con Cristo, y el no creyente estará ya experimentando los tormentos del infierno. Ya no será el tiempo de “creer” sino de lamentar el no haber creído en vida.

“después de esto el juicio”. Los que mueren sin Cristo tienen un futuro, pero un futuro terrible. Habiendo rehusado creer, la ira de Dios pesa sobre ellos. Toda la sección inferior del gráfico, incluyendo el hades, la resurrección de condenación, el juicio del gran trono Blanco, y finalmente el lago de fuego les espera. Si rechazas a Cristo como Señor y Salvador, esto será tu futuro. No es una teoría o ilusión. Vas a experimentar la eternidad; ¿no te parece muy aconsejable buscar ser salvo?

Son miles que mueren todos los días, una fila interminable de personas. Estadísticas recientes ponen la cifra de muerte a una cada ocho segundos en el mundo. Se ha publicado que sólo aquí en Chile en 2004 se producía un aborto cada cinco minutos, y no sé si la estadística anterior de una muerte cada ocho segundos incluye a los abortados ya que algunos (¡no nosotros!) no los incluyen entre las cifras de personas muertas.

Las personas que mueren, ¿son siempre desconocidas? Tal vez, en esa procesión de muerte ya van caras conocidas. Y un día otros van a reconocer tu cara allí también.

En vista de estas realidades solemnes, el sabio Salomón dice en Eclesiastés 5:2:

Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón.

La respuesta de Dios: “Así … Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos”.

No es “tanto sufrimiento por tanto pecado” como si fuera una ecuación matemática; mas bien es tanto valor, infinito, que cuando se ofreció como sacrificio, efectivamente muerto, se abrió una expiación amplia suficiente para todo el mundo, (de igual alcance como el pecado mismo).

Esta expiación es a favor de todos, potencialmente, pero que llega a ser efectiva sólo para quienes creen en Él. Expresa Hebreos 2:9:

… Jesús, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.

No todo termina allí: “Aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan”. Jesús vuelve por segunda vez, pero no tendrá que volver a tratar el problema del pecado.

Vuelve para llevar a la gloria, a los que hemos creído en Él. Hay un futuro glorioso para los salvados, ya que compartiremos la gloria de Cristo para siempre.

¿Tú estarás en ese número que le esperan?

CUESTIONARIO

1)   Cuando ocurre la muerte física, ¿qué separación se produce dentro de uno?

2)   Hebreos 9:27 ¿Quién ha decretado la muerte como consecuencia del pecado?

3)   Hebreos 9:27 Hay religiones que creen en la reencarnación (que uno vuelve a vivir como otro ser). ¿Qué dice Dios aquí con respecto a esto?

4)   Hebreos 9:27 ¿Con la muerte se termina todo?

5)   Hebreos 9:28 ¿Qué fue la respuesta de Dios a este gran problema de la humanidad?

6)   ¿Por qué no era necesario que Cristo muriera muchas veces para proveer la salvación para los muchos que somos?

7)   ¿Qué futuro hay para el creyente?

 

8 ─ Después de la muerte (i)

Leer Job 14:10

El hombre morirá, y será cortado; perecerá el hombre, ¿y dónde estará él?

Una de las incógnitas mayores para la humanidad es qué pasa después de la muerte.

Job nos plantea el tema. Es evidente que no habla acerca del cuerpo, puesto que sabemos donde ése está. Mas bien la duda es acerca de la persona misma, alma-espíritu que habitaba en aquella casa terrenal. La Biblia, la Palabra del Dios eterno, es la fuente de conocimiento sobre este tema que escapa nuestra capacidad de experimentar, ya que nadie vuelve para decirnos qué pasa.

Vamos a mirarlo desde las dos perspectivas lógicas y necesarias:

¿Qué pasa con los creyentes que mueren?

¿Qué pasa con los no creyentes que mueren?

En esta lección veremos solamente los ejemplos del primer mártir cristiano, Esteban, y del apóstol Pablo.

Esteban

Hechos 7:51-60; 8:2

¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros. ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores; vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis.

Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.

Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió. Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él.

Vemos el relato de su martirio, el primero entre los cristianos. Notamos que la realidad de la gloria de Cristo era más presente que las piedras que le estaban moliendo hasta extinguir su vida. Sus enemigos no podían hacerle desistir de regocijarse en Cristo, ni impedir que la vida de Cristo se viera en él. “… Señor, recibe mi espíritu, y puesto de rodilla, clamo a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto durmió”.

¿Qué dirías de Esteban, muerto a pedradas: era vencido o vencedor? Por este pasaje bíblico, apreciamos la realidad de la experiencia del creyente. Él sufrió una muerte violenta, con su cuerpo molido por las piedras y llevado al cementerio entre las escenas de llanto y tristeza de los demás cristianos. Pero, ¿dónde fue Esteban, la persona misma, el ser espiritual que moraba en el cuerpo? Él mismo decía, mirando al Cristo glorificado, “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Hay absoluta confianza y seguridad en sus palabras. Él iba al cielo.

¿Tienes esta seguridad?

Pablo

Veamos ahora el segundo ejemplo de un creyente, el apóstol Pablo, en dos escritos suyos.

Filipenses 1:21-23

Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;

Pablo está preso en Roma aproximadamente en el año 62, y menciona la posibilidad de morir. Afirma al respecto “con Cristo … muchísimo mejor”.

2 Timoteo 4:6-8

Yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

Este escrito es una sección de la ultima carta del apóstol, escrita unos cuatro años más tarde, en 66, antes que fuese decapitado. Estaba en la cárcel, y no tiene ningún indicio de ser liberado; enfrentaba el martirio. Sin embargo, no es el lenguaje de uno sobrecogido de espanto o terror, vencido y quebrantado de espíritu; mas bien es de uno que va a cambiar de circunstancias, entrando en su triunfo, y la gloria y gozo de su encuentro con Cristo. Habla como un atleta que llega a la meta, de un boxeador que ha ganado la pelea, y de uno que pasará a ser coronado.

Casos recientes

Deseo compartir el testimonio de dos personas cercanas a nosotros, que siendo cristianas, enfrentaron la muerte.

El primer relato es de una tía que enfermó de un cáncer terminal. Era muy querida por todos nosotros; siempre había lugar en su mesa, y nos animaba en nuestro servicio como creyentes jóvenes. Papá nos contó de la enfermedad de la tía. Cuando entramos en su pieza, todos lloramos al comienzo, pero luego nos calmamos, y pronto ella nos contó una experiencia. La noche anterior había soñado con que el Señor había vuelto para buscar a los creyentes. En su sueño, ella se regocijaba, exclamando “¡por fin Él viene!” y se sentía elevar de su cama …. ¡y en ese momento se despertó, dándose cuenta que era solamente un sueño! Nos describió el estertor de gozo, y luego la sensación de tristeza cuando se dio cuenta que era sólo un sueño.

Enseguida agregó, “Pero sí, igual voy a estar con el Señor dentro de poco”. Lo dijo con tanta sencillez, y evidente anhelo, que sentíamos que era ella la dichosa, y no nosotros, los más sanos, que íbamos a tener que quedar atrás aquí en la tierra, mientras que ella llegaba antes que nosotros a la presencia de Cristo.

El segundo ejemplo es de la esposa de uno con quien trabajamos en el servicio del Señor. Tenía sólo 38 años. Tuvimos la oportunidad de acompañarles cuando se evaluó la posibilidad de un transplante del hígado. Esperamos ansiosamente su salida de la consulta.

Notamos la paz en su rostro y una leve sonrisa en sus labios. Pensamos: “¡Habrá buenas noticias, una prognosis alentadora!” Cuando llegó cerca, nos miró con tranquilidad, y expresó: “Se me abre por delante una hermosa puerta. Lo siento por ustedes, pero voy al encuentro con el Señor”. Un transplante había sido el último recurso, pero no era factible. ¿Su respuesta? Miró hacia arriba y hacia adelante, a su entrada gloriosa en la Casa del Padre, el cielo.

Amado lector, estos son testimonios que yo viví. Manifiestan la realidad de la fe cristiana frente a la muerte. Sabemos adónde vamos: al cielo, donde nuestro amado Salvador ya está. ¿No te gustaría tener esa misma seguridad? La puedes tener, poniendo tu fe en Cristo como tu Salvador. Él te limpiará de tu carga de pecado, y te dejará acepto para entrar también al cielo.

CUESTIONARIO

1)   Job 14:10 En la pregunta que formula Job acerca de un hombre fallecido, ¿cuál es su incógnita, el paradero del cuerpo o del alma?

2)   Hechos 7:55 ¿A quién vio Esteban en visión?

3)   7:51-54, 56-57. ¿Por qué se enojaron tanto los judíos contra Esteban?

4)   7:59-60 Al morir Esteban, ¿a dónde fue?

5)   Filipenses 1:21-23 ¿Cómo enfrentaba Pablo la posibilidad de morir?

6)   2 Timoteo 4:6-8 ¿Qué le esperaba a Pablo después de la muerte?

7)   Los creyentes seguimos hoy día con la misma fe, como apreciamos en los dos testimonios relatados. ¿Tú tienes esta misma seguridad?

 

9 ─ Después de la muerte (ii)

Repasar Job 14:10

El hombre morirá, y será cortado; perecerá el hombre, ¿y dónde estará él?

Volvamos a esta gran incógnita desde la segunda perspectiva: ¿Qué pasa con los inconversos que mueren?

El Señor Jesús en su enseñanza provee la respuesta. Él mismo descorre el velo del más allá, y nos permite ver qué pasa con un inconverso que muere en sus pecados. El relato se encuentra en Lucas 16:19-31:

Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.

Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.

Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.

Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.

A diferencia de las parábolas, que eran casos supuestos, este parece ser una historia verídica. El hombre pobre, por ejemplo, tiene un nombre propio. El hombre rico vivía solamente para la vida presente, no dando importancia ni a lo espiritual ni a la eternidad. Los ricos entre los judíos generalmente decían que eran ricos los que agradaban a Dios, y que Él les bendecía como consecuencia. Sin embargo esta historia nos comprueba que no era necesariamente así, y de hecho este rico era todo lo contrario.

El Señor Jesús señaló la esencia de la ley de Dios en las siguientes palabras en Mateo 22:37-38:

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Caben las preguntas: ¿Amaba este rico a Dios? ¿Amaba a su prójimo, Lázaro? ¡Evidente que no! No era una persona agradecida a Dios, ni sensible a la necesidad de su prójimo pobre. Tenía una vida sobradamente lujosa, y no se preocupó por su alma ni por agradar a Dios.

Miremos un poco ahora al pobre mendigo. Su nombre es Lázaro que en hebreo es el equivalente a “Eliécer”. Significa “Dios es mi ayudador o socorro” y parece irrisorio, mirando sus circunstancias. A la mirada de cualquier observador casual, ¡qué hombre más desdichado! ¡Tirado, lleno de llagas que los perros lamían, hambriento y pidiendo las migajas que caían de la mesa del rico!

Pero cuando uno toma en cuenta la eternidad, la realidad es otra. A pesar de su pobreza, concluimos por su nombre que era un hombre creyente. El relato nos cuenta que cuando murió, su alma fue llevada por los ángeles al paraíso, “al seno de Abraham”.

Otro caso reciente

Por si no te convences de la dicha relativa de Lázaro, permíteme compartir otra experiencia que viví con una persona que sufrió mucho. Un día domingo por la mañana la señora María llegó a nuestra asamblea cristiana. Venía muy mal, delgada, y débil. Tenía un cáncer del pulmón, y respiraba con extrema dificultad. Un conocido de ella le había hablado del Señor, de la eternidad, y su necesidad de la salvación. En las semanas siguientes fui a menudo a su casa, y conversamos del Señor y de su muerte en la cruz para proveer la salvación. Ella llegó a comprender para sí el evangelio, y confesó a Cristo como Salvador.

Pero su enfermedad empeoraba, y solían llamarme de noche, cuando tenía sus crisis respiratorias. Una noche, me angustiaba de ver su sufrimiento. Luchaba por respirar. De repente, ella clamó, diciendo, “Señor, sáname”. Siguió un silencio, luego su voz de nuevo, “El Señor no me escuchó”. Sentí una tristeza tremenda, pensando en los estragos de aquella terrible enfermedad en su persona. Cuando pasó un poco la crisis, me acerqué para conversar.

“Sra. María, ¿es verdad que usted ha comprendido el evangelio, que la muerte de Cristo en la cruz paga por sus pecados? “Sí” me respondió.

“Sra. María, quiero que piense un poco. Quiero que me diga cuál hubiera preferido. Por un lado, una vida sana, sin mayores sufrimientos como esta enfermedad, con prosperidad y felicidad aquí en el mundo hasta los 70 o 80 años, pero sin pensar en Dios, ni en la eternidad ni en la necesidad de ser salva de ir al infierno. Eso significaría morir sin Cristo y llegar al infierno, y perderse para toda la eternidad. O la alternativa, que es lo que ha experimentado: enfermarse, tener que enfrentarse con la fragilidad de su existencia en la tierra, y a preguntarse ¿qué pasa después?”

Eso le llevó a preocuparse por Dios, y escuchó con interés el evangelio. Entendió el amor de Dios en enviar a su único Hijo, Jesús, para morir en la cruz por ella, lo recibió como su Salvador, y ahora al enfrentar la muerte, sabe que va a despertar en el cielo, donde no va a haber ninguna dolencia, ni enfermedad, sino gloria y gozo para siempre con el Señor.

“Sra. María, mirando estas dos opciones, ¿cuál hubiera sido su preferencia?” Ella me miró con comprensión y paz, y dijo sencillamente: “El Señor ha sido bueno conmigo”.

¡Qué tremendo testimonio, de una en medio de los dolores de una enfermedad terminal! Creo que Dios permite las aflicciones y enfermedades en personas, para hacerles pensar en cuán frágil y momentánea es su pasar por la tierra. Desea que pensemos en la próxima etapa, donde estaremos o en el cielo con Cristo, o en el lago de fuego según lo que haya sido nuestra fe con respecto de Cristo. El ser humano tiende a ser orgulloso, creerse autosuficiente, y señor y dueño de sí. En amor a él, el Señor interviene para mostrarle lo contrario, y dirigir su mirada hacia Dios y la eternidad. Es una misericordia de parte de Dios, aunque venga en forma de una enfermedad o cosa semejante.

Aquel rico

Volviendo a nuestra historia, vemos que el rico había conseguido lo que quería en la vida, que eran bienes y un buen pasar en la tierra, como afirma Abraham: “Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida.”.

Si ambicionas riquezas o bienes materiales, es bien posible que los consigas, pero a expensas de tu bienestar espiritual, ya que a menudo las riquezas y posesiones terminan tomando posesión de uno, desplazando y excluyendo el interés en lo espiritual, la salvación de tu alma, y la verdadera riqueza duradera en Cristo. ¡Este mundo no es el todo de tu existencia! Incluso, es sólo una pequeña parte, pasajera y efímera, de tu existencia eterna, como descubrió trágicamente este hombre rico.

Llegó el momento de su muerte. ¡Cuán impactante era su sorpresa! “En el hades alzó sus ojos, estando en tormentos”. Al instante en que su alma dejó atrás el cuerpo en la tierra, él mismo, despierta en las llamas del infierno. En aquella esfera, aun sin el cuerpo, vemos la realidad de su experiencia conciente. Él siente los tormentos de las llamas, experimente una terrible sed, razona, ve de lejos la dicha de los salvados, suplica, y también recuerda la situación de sus hermanos incrédulos todavía en la tierra.

Algunos dicen que con la muerte termina todo. ¡No hay nada más lejos de la verdad! Aun sin su cuerpo, por el cual su alma tenía contacto con su ambiente en la tierra, él está plenamente conciente. Pide un poco de agua, pero le es negada. Pide que vaya alguien para advertir a sus hermanos que estaban aun en la tierra, para que no llegaran al mismo lugar de tormentos. La respuesta era que ellos ya tenían el testimonio de las Escrituras, y no creerían aun si alguien fuera a ellos desde la tumba.

Querido amigo, tú tienes aun más evidencia que él tenía. Tienes más Escrituras, incluyendo este mismo relato. Hay muchas Biblias y predicaciones, y no faltan invitaciones para que escuches enseñanza bíblica.

Gracias a Dios que tú no estás en el infierno todavía. En su misericordia, Dios te ha permitido esta nueva oportunidad. ¿Qué has hecho hasta el momento? ¿Qué vas a hacer ahora?

Dos destinos

En aquel entonces, antes de la cruz, el lugar de los espíritus de los difuntos era llamado seol en el hebreo del Antiguo Testamento, y hades en el griego del Nuevo Testamento. Estaba dividido en dos secciones; una parte era el lugar de tormentos o infierno, y la otra el lugar de refrigerio y consuelo, el paraíso. Vemos en el relato, que aunque divididas por una gran sima, era posible ver de un lado al otro.

Cuando el Señor murió en la cruz, su alma fue al paraíso (Lucas 23:43), donde estuvo hasta el momento de su resurrección al tercer día, cuando volvió a su cuerpo, que manifestó las nuevas cualidades del cuerpo de gloria que todos los creyente tendremos. Con la entrada de Cristo al cielo, los del paraíso están ahora con Él, y yo no hay posibilidad de la intercomunicación como la que vemos entre Abraham y el rico en el infierno.

Volviendo un poco a la historia, quiero plantear algunas preguntas acerca del más allá de los que mueren sin Cristo:

¿Habrá una segunda oportunidad, o forma de ser salvo una vez llegado allí? Abraham no extiende al hombre ninguna esperanza. Dijo que había una sima puesta que no permitía pasar de un lado para otro. Tampoco le ofrece otra oportunidad de mejorar su vida.

¿Hay sufrimiento en llamas allí? Dice el relato que “en el hades alzó sus ojos, estando en tormentos” y “estoy atormentado en esta llama”.

En resumen te ruego en el Nombre del Señor, y para tu bienestar eterno, que tomes en serio este solemne relato de la boca del mismo Señor Jesús. Lo que vemos en este estudio es solamente el comienzo de los sufrimientos eternos de los que rehúsan creer en Cristo, y cosechan la condenación eterna.

Te dirijo a otras palabras hermosas del Señor en Juan 5:24:

De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

Mira cuán perfectamente responden a la tremenda necesidad presentada en este relato. Para la persona que hoy día sí hace caso a la palabra de Cristo, hay plena y absoluta garantía de salvación. Te pido que medites en este texto, y que creas en el Señor Jesucristo para ser salvo del infierno.

CUESTIONARIO

1)   ¿Lo que cuenta el Señor Jesús aquí es un hecho verídico? ¿Qué indica que era un hecho histórico?

2)   ¿Qué evidencia vemos que el rico no era hombre creyente?

3)   ¿Qué significa el nombre Lázaro? ¿Cómo se puede justificar tal nombre para un hombre de tan mala situación?

4)   ¿Qué evidencias hay en la historia de un sufrimiento real en el infierno?

5)   Muchos me dicen que lo van a pasar bien en el infierno con todos sus amigos. Comenta aquello pensando en el deseo del hombre rico en cuanto a sus hermanos.

6)   ¿Hay oportunidad para salvarse después de llegar al infierno?

7)   ¿Cuándo y cómo puede una persona ser salva? (Juan 5:24)

 

10 ─ La segunda venida del Señor

Repaso

Ya vimos en Hebreos 9:28 que “y aparecerá por segunda vez para salvar a los que le esperan”, en una venida secreta, sólo para los suyos. Siete años más tarde se manifestará en gloria para intervenir en juicio contra el pecado, al final del período de la gran tribulación.

Por lo tanto, la segunda venida tiene dos aspectos:

el tema de hoy, cuando viene en secreto a buscar a los suyos,
la Iglesia, y los lleva al cielo.

luego, aparece en gloria, y la Palabra dice que “todo ojo lo verá”.

Estos dos aspectos de su futura venida se describen respectivamente como “la estrella de la mañana” Apocalipsis 22:16, y como “el sol de justicia” Malaquías 4:1-3. Vea el gráfico para ver estas dos ilustradas.

La promesa a llevar a los suyos

Juan 14:1-6

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

Son palabras hermosas, consoladoras para los discípulos, que terminan con la promesa “vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”.

En Tito 2:13 esta promesa es llamada “la esperanza bienaventurada” del creyente, y constituye la absoluta seguridad del cristiano hoy día. Los días se tornan más oscuros, y el mundo va a paso apresurado a la destrucción; la maldad arrecia, pero el salvado por la fe en Cristo sabe a donde va, y “brilla ante él la gloria” como dice el himno.

¿Tienes esta esperanza? O, ¿no tiene ninguna seguridad?

Los eventos por delante

1 Tesalonicenses 4:13-18

Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

El fondo de esta escritura era el temor de los creyentes en Tesalónica acerca de algunos de su número que habían fallecido a raíz de la persecución. A éstos se refiere el apóstol Pablo como “los que duermen”. Esto describe a los creyentes que mueren, referente a sus cuerpos como durmiendo. Otro ejemplo de esto ya lo vimos en Esteban, quien “durmió” (Hechos 7:60).

Hay consolación para los creyentes y una advertencia solemne para los inconversos: muriendo sin conocer a Cristo como Salvador personal, “no tienen esperanza”. ¡Qué terrible tiene que ser partir a la eternidad sin esperanza!

El apóstol explica que si creemos que Cristo murió y resucitó, que también los creyentes van a resucitar. Sus almas ya están con Cristo en la gloria, y cuando Cristo venga a buscarlos, Él traerá consigo las almas de los creyentes que “durmieron en Él”. Más abajo explica que en ese entonces, se producirá la resurrección, y sus almas se volverán a reunir con sus cuerpos resucitados.

Él habla “en palabra del Señor”, revestida de toda autoridad y certeza posible. El apóstol describe los detalles en orden: “nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor” son los creyentes no fallecidos, vivos aun aquí en el mundo en el momento de su retorno.

no precederemos a los que durmieron”, es decir, nosotros los creyentes de hoy día no llegaremos al cielo antes de los fallecidos, ni ellos serán dejados atrás, (que era la preocupación de los tesalonicenses).

El Señor mismo … con voz de mando … trompeta … descenderá del cielo”. Él demuestra su autoridad incuestionable e irresistible de pasar los cielos, llegar a la tierra y arrebatar de aquí a los creyentes vivos y los cuerpos dormidos. Satanás es llamado “el príncipe de la potestad del aire”, pero tendrá que ceder ante la autoridad de Cristo.

Los muertos en Cristo resucitarán primero” y vemos en esto la primera fase de la resurrección de vida, tal como se señala en el gráfico.

nosotros los que vivimos … arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire” ¡Qué tremendo evento nos espera! ¿Cómo será llegar a aquel encuentro con nuestro amado Señor, que nos amó tanto que dio su vida por nosotros?

La secuencia termina con “ así estaremos siempre con el Señor” y nos introduce a la estadía permanente, eterna en su presencia. ¿Se puede imaginar un contraste más grande con lo que será el fin de los inconversos, como se describe en 2 Tesalonicenses 2:9: “los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder”?

La opción

Vas a experimentar una u otra de estas situaciones, dependiendo de lo que haces ahora con el Señor Jesús.

Pablo termina el pasaje con palabras de aliento para los tesalonicenses, y realmente para todos nosotros que compartimos la misma fe cristiana. “Y así estaremos siempre con el Señor”.

Pablo menciona cómo los mismos tesalonicenses se habían preparado para estar listos para la venida de Cristo. Veamos 1 Tesalonicenses 1:9-10.

… ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

El Señor nos llama a sí, y a dejar atrás todo aquello que es solamente religión humana. Hemos de reconocer nuestro pecado, y entender que es sólo Cristo que murió por nosotros, para expiar de una vez nuestra culpa. El texto nos indica que así uno estará preparado para su venida, y se iría con Él.

Cuando el Señor prometió a sus discípulos volver a buscarles, había uno que no entendía. Era Tomás, como vimos en más detalle antes. Cito a continuación la conversación de Juan 14:4- 6:

Sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

¿Entiendes cómo llegar al cielo? El camino es el mismo Señor Jesús. No hay otro, y nadie llega sino por Él. ¿Qué esperas? El entrar por la puerta, y por ende el camino angosto, no es más ni menos que creer en Cristo como tu Salvador, cuya muerte en la cruz fue para expiar el pecado tuyo. Quién lo recibe de corazón como Señor y Salvador entra y se encamina al cielo, y está preparado para cuando Él venga a buscar a los suyos.

CUESTIONARIO

1)   ¿Qué implica “la estrella de la mañana”? ¿Y “el sol de justicia”?

2)   Juan 14:1-3 ¿Qué prometió el Señor a sus discípulos?

3)   1 Tesalonicenses 4:13-18 ¿Quiénes son “los que duermen”?

4)   Al mismo tiempo cuando el Señor venga, ¿qué pasará con los cuerpos de los creyentes fallecidos?

5)   ¿Dónde y cómo estaremos para siempre los creyentes?

6)   2 Tesalonicenses 1:9 ¿Dónde y cómo estarán para siempre los inconversos?

7)   1 Tesalonicenses 1:9-10; Juan 14:4-6 ¿Cómo puede uno estar preparado para cuando venga el Señor a buscar a los suyos?

 

11 ─ Consecuencias de la venida del Señor (i)

Hablemos ahora del tribunal de Cristo y de la puerta cerrada para los que habían rehusado creer antes.

El tribunal de Cristo

2 Corintios 5:1,6-10

Sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.

Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.

Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.

Al leer este pasaje nos damos cuenta de que es una recapitulación de la verdad asombrosa del cuerpo glorificado en resurrección, reemplazando al cuerpo mortal terrenal. Así se declara sucintamente en v.1.

Luego en los versículos 6-10 Pablo expresa el deseo de ser agradable al Señor, porque hay un tiempo futuro, en el cielo, cuando será revisado nuestro servicio como creyente, y será aprobado y galardonado, o desaprobado por el Señor. Esto no es un juicio general de todos los seres humanos, sino una revisión de la vida de los creyentes; no habrá ningún inconverso presente.

Señala un tiempo solemne para el cristiano, su vida escudriñada: ser cristiano es un privilegio muy responsable, y corresponde que llevemos su nombre y testimonio de una manera digna.

La confianza del creyente

Es muy importante notar la actitud que Pablo manifiesta frente a la eventualidad de morir: “… más quisiéramos estar ausentes del cuerpo y presentes al Señor”.

El Señor Jesús había ascendido al cielo, y Pablo tiene la confianza de estar inmediatamente en su presencia al morir, sin ninguna demora, ni pasar por una etapa intermedio como el purgatorio, como enseña erróneamente la Iglesia Católica. De hecho, en ninguna parte de la Biblia hay alusión alguna a un concepto como un tal purgatorio. Los pecados nunca se pueden purgar por sufrimientos propios, sino la Palabra de Dios afirma en Hebreos 1:3, acerca del Salvador:

… el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.

Claramente, son los sufrimientos de Cristo en la cruz que son eficaces para expiar el pecado nuestro, y son suficientes como para santificar al pecador creyente en Él, sin que el pecador tenga que agregar de lo suyo.

Escucha otro testimonio de esta misma carta a los Hebreos que afirma esto: (Hebreos 10:10-14):

En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

He citado extensamente este pasaje para mostrar con absoluta claridad la suficiencia del sacrificio de Cristo para expiar completamente el pecado del creyente. Él así le santifica, y le hace apto para entrar inmediatamente a la presencia de Dios.

El galardón

El apóstol hablaba con seguridad sobre el tema de qué pasaría con él después de la muerte; veamos 1 Corintios 3:10-15:

Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.

Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.

El asunto tratado aquí no es la salvación o condenación del individuo, sino mas bien su servicio, si es del agrado al Señor o no. Pablo habla de sí como el que había plantado la asamblea y pregunta cómo estaban los demás contribuyendo al desarrollo, o sobre edificación de la misma.

Él pregunta qué materiales estaban usando y asegura que sus obras serían puestas a prueba por el fuego, la mirada penetrante y escudriñadora del Señor, quien es el juez del servicio y obras de quienes son suyos. El apóstol enseña que las obras serán aprobadas o desaprobadas según el criterio del Señor, y por lo tanto habría galardones acorde al grado de aprobación.

Pero, asegura que la salvación del creyente no está en juego: “Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo”. La Biblia enseña la plena seguridad de la salvación eterna del creyente en Cristo.

2 Timoteo 4:8

Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

Pablo habla de la corona que había de recibir cual galardón en aquel día. Él tiene la seguridad de haber servido bien al Señor, y de haberle agradado. Mira con anhelo aquel día de su encuentro con Cristo.

Para quien ya es creyente en Cristo como su Salvador, pregunto, “Hermano ¿te interesa ganar una corona?” Algunos con falsa modestia dicen que no les interesa. Pero, la corona ganada será indicio de que tú te hayas dado para el Señor y su causa, contando su persona y testimonio dignos de tal consagración y sacrificio. Él que esté allí en la presencia del Señor sin corona, demostrará que no amaba al Señor ni su venida, y había vivido mas bien para su propio placer. ¿Es eso lo que tú quieres decir al Señor?

La puerta cerrada

Pensemos un poco ahora en otro asunto de este tema de la venida de Cristo.

¿Hay algo que nos indica cuánto tiempo tendrías para ser salvo? Sí, efectivamente, la Biblia nos indica que hay dos factores o eventos que ponen limite al plazo de oportunidad para ser salvo. Son la muerte del individuo y la venida del Señor Jesús para los suyos.

Nuestro pasaje lema, Mateo 7:13,14, habla de una puerta de salvación abierta, y se extiende una invitación a entrar. “Entrad por la puerta estrecha”. Pero la pregunta es si estará abierta esa puerta indefinidamente.

La respuesta viene de un pasaje paralelo en el evangelio de Lucas, Lucas 13:22-30:

Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén. Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan?

Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste.

Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos. Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Y he aquí, hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros.

¿Son pocos los que se salvan? La respuesta del Señor era: “Esforzaos a entrar por la puerta angosta.”.

“Esforzaos” es una palabra de mucha intensidad, que implica que uno no ha de permitir que nada ni nadie le impida a entrar por la puerta angosta. En prueba de aquello, en Mateo 5:29,30, 18:8,9 dice el Señor que era preferible sacarse el ojo, o cortarse la mano, si éstos fuesen motivo de tropiezo de llegar a ser salvos.

¿Qué te impide?

“Muchos procurarán entrar, y no podrán”. Se trata del futuro, ¿pero cuándo? Es “después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta”. Es en el tiempo de la venida de Cristo el esposo para su esposa, que los que están preparados entrarán (ilustrado en Mateo 25:1-13). Entonces querrán entrar, con toda sinceridad y deseo pero no podrán.

“No sé de dónde sois”. A los que no son creyentes que Él habla; a los que, como muchos, habían escuchado las buenas nuevas de invitación y salvación, pero no quisieron. Espero que tú no te sumes a ese número, y tengas que escuchar lo que sigue: “Apartaos de mí, todos vosotros, hacedores de maldad. Allí será el llanto y el crujir de dientes cuando veáis … vosotros excluidos” Son los que habían sido primeros en privilegio, pero rechazaron: ellos serán los peores en condenación.

Pero todavía estamos a tiempo, en este día de gracia e invitación, y mientras tú estás todavía con vida en tu cuerpo aquí en la tierra. Las palabras dulces del Salvador, que tanto hizo por ti en la cruz, son aquellas de Mateo 11:28,29:

Venid a mí, todos los que están trabajados y cargados, y yo os haré descansar… aprended de mí … hallareis descanso para vuestras almas.

CUESTIONARIO

1)   2 Corintios 5:1,6-10 ¿Qué pasará con el cuerpo del creyente?

2)   ¿Quiénes estarán presentes en el tribunal de Cristo?

3)   1 Corintios 3:10-15 ¿Qué será juzgado en el tribunal de Cristo? ¿Qué asunto no estará en juego?

4)   2 Timoteo 4:8 ¿Qué se promete para todos que aman la venida de Cristo?

5)   Lucas 13:22-30 ¿Qué implica la expresión “esforzaos a entrar por la puerta angosta”?

6)   ¿Qué son los dos acontecimientos que pondrán fin a la posibilidad de ser salvo?

7)   Mateo 11:28,29 ¿Qué es la invitación del Señor todavía hoy?

 

12 ─ Consecuencias de la venida del Señor (ii)

Habrá guerra en el cielo: Satanás será echado fuera.

Leer Apocalipsis 12:7-12

Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.

Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos.

Guerra

Se desata una gran batalla en los cielos, ya que la presencia de Satanás no es compatible con la presencia de la iglesia en los cielos. El arcángel Miguel y sus ángeles luchan contra el dragón y sus ángeles. ¡Seguramente va a ser una batalla mucho mayor que cualquiera versión de La Guerra de las Galaxias!

El dragón no puede prevalecer, es vencido, y arrojado del cielo. Veamos algunos de los nombres que se dan de él en el pasaje:

Serpiente antigua, Génesis 3:1, cuando tentó a Adán y Eva
Diablo, que significa “Acusador”.
Esta actividad es mencionada en el versículo 10.
Satanás, que significa “Adversario”

Se dice que él engaña al mundo entero. El alcance de su fascinación es universal; sin embargo, la humanidad es cómplice voluntario en su engaño vergonzoso y lo sigue con avidez. Pero, ¿quién tiene la razón? ¿El mundo con su apetito insaciable por el pecado, la inmoralidad, la corrupción, fiestas, borracheras y espectáculos? ¿O el puñado de cristianos, temerosos de Dios y menospreciados por el mundo que hoy luchan contra el pecado?

Aquí en el pasaje vemos su campeón Satanás expulsado, lanzado del cielo. ¡Es muy evidente la opinión de Dios al respecto! Sacamos por conclusión que el mundo está equivocado. Solo falta el momento para que Dios a su tiempo lo demuestre de esta manera dramática.

Un ejemplo

Noé testificó del juicio venidero por los más de cien años mientras construía el arca, pero nadie fuera de su familia inmediata, (siete personas más) le creyó. El mundo entero estaba en su contra, sin embargo el mundo entero se equivocó, y pereció anegado en las aguas. Hebreos 11:7 dice que “por esa fe condenó al mundo”.

Hemos visto Mateo 7:13,14 repetidas veces ya, donde se afirma que los muchos van a la perdición, mientras que son los pocos los que se salvan. ¿Estás entre “los muchos” o “los pocos”?

Satanás en tierra

Con Satanás arrojado a la tierra, ya no es “el príncipe de la potestad del aire”. Entra en vigencia la plena autoridad de Cristo en los cielos. “Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo”. “La salvación” se refiere a la salvación completa, sin la presencia del pecado, ni del maligno adversario que acusaba constantemente a los hermanos.

Conviene que comentemos sobre el llamativo versículo 11:

Ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.

Se atribuye a los creyentes la victoria sobre Satanás. ¿En qué sentido?

Es por la sangre del Cordero: la expiación que Jesús proveyó dio lugar a la eliminación de la evidencia base de sus acusaciones en contra de ellos en la presencia de Dios. Él removió sus pecados.

Y es por medio de la palabra del testimonio de ellos. El evangelio predicado por ellos alcanzaba a otros, arrancándoles del engaño de Satanás, y conduciéndoles a la fe salvadora de Cristo.

Ellos menospreciaron sus vidas hasta la muerte. Como fieles testigos, prefirieron morir antes de callar o dejar de dar testimonio de Cristo, o negarle. El Señor proclama la gloria de su triunfo sobre el enemigo, el Diablo. Muchos temen unirse a Cristo hoy día por temor al vituperio y reproche, pero vemos que el triunfo y la futura gloria eterna pertenecen a quienes son de Cristo. Fíjase en la razón de esta gran realidad, amigo lector, y recibe a Cristo como tú Señor y Salvador ahora.

Enemigo de los incrédulos

Volviendo al tiempo presente, cuando Satanás todavía manifiesta tanto auge y popularidad, veamos algo de su actividad y sus intenciones malignas.

2 Corintios 4:3-6

Si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

Vemos que su actividad es contraria a los propósitos de Dios para la bendición del hombre. Él intenta cegar, vendarle los ojos para que el interesado no vea “la luz del evangelio de la gloria de Cristo” que es “la iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”.

Colosenses 1:12-14

… con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.

Este pasaje nos señala la salvación que libera al pecador del dominio de Satanás.

Ella brinda la redención, que es el perdón de pecados; sin aquello, estaríamos condenados automáticamente, muertos por causa del pecado. Pero en redención, Cristo asume la responsabilidad por el pecado. Por lo tanto, la condenación no recae sobre el pecador, sino sobre su Redentor. Si el pecador recibe a Cristo como Redentor, Cristo responde por él. La condenación ya no tiene que ser inevitable.

Enemigo de los salvados

1 Pedro 5:8

Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe.

Hemos visto ya en Apocalipsis 12:7-11 que él es el diablo, el acusador de los hermanos, y es Satanás, el adversario.

¿Qué o quién salvaguarda de sus acusaciones a los que han recibido a Cristo? Otra vez, la respuesta viene de las Escrituras mismas:

l Juan 2:1-2

Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

Cristo es nuestro abogado defensor. Cuando Satanás saca en cara nuestros pecados y nos acusa delante de Dios, Cristo se levanta para abogar a favor nuestro la expiación que Él efectuó por esos mismos pecados en la cruz.

¿Tienes tú abogado defensor? Lo puedes tener.

Pero, para el creyente, ¡qué gozo y alivio, cuando:

seamos llamados a subir al cielo
el pecado ya no more dentro de nosotros
la ley del pecado ya no operará en nuestra contra
el acusador ha sido ya echado fuera!

Será tuya esta perspectiva si hoy recibes a Cristo como Salvador y Señor.

CUESTIONARIO

1)   Apocalipsis 12:7-12 ¿Por qué Satanás tiene que ser echado de los cielos según este pasaje?

2)   ¿Qué significan sus nombres? Diablo; Satanás

3)   ¿Qué ejemplo hay de que la gran mayoría pueda estar equivocado?

4)   2 Corintios 4:3-6 ¿Qué hace el diablo contra los incrédulos hoy día?

5)   Colosenses 1:12-14 ¿Qué precio de redención tuvo que pagar Cristo por nosotros?

6)   1 Pedro 5:8 ¿Qué hace el diablo en contra de los creyentes?

7)   1 Juan 2:1,2 Explica cómo Cristo actúa como abogado defensor a favor del creyente.

¿Es Cristo tu abogado defensor?

 

13 ─ Eventos en la tierra durante la tribulación

Leer 2 Corintios 6:1,2

Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.

Este pasaje exhorta a aprovechar el presente día de salvación. Una vez que Cristo haya venido para buscar a la Iglesia, todos los no salvados serán dejados atrás y experimentarán los horrores del engaño y mortandad durante la tribulación.

Uno podría preguntarse, ¿por qué estudiar estos pasajes proféticos en una serie de estudios para evangelizar? El caso es que un estudio de eventos futuros hace resaltar la importancia de ser salvos ahora. Es breve el tiempo.

Se aproxima la tribulación

Apocalipsis 12:12

¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.

Aquí comienza el tiempo de la tribulación. Satanás ya echado de los cielos, y con su campo de acción más limitado, concentra su campaña contra Dios en la tierra.

En el año 445 antes de Cristo, en Nehemías 2 se decreta la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén. En Daniel 9:24-27 se detallan setenta semanas (de años) partiendo de esa fecha.

Se miden sesenta y nueva semanas (483 años) hasta la muerte del Mesías. Con la muerte de Jesús se detiene el calendario profético, que da lugar al presente espacio, el tiempo de gracia de una duración indefinida, hasta el retorno de Cristo para la Iglesia, tema que recién vimos. Queda solamente una semana de años para completar las setenta hasta que Él vuelva en gloria y juicio al final de la gran tribulación.

En la lectura presente, comienza a correr de nuevo el calendario de profecía, o sean, las setenta semanas de años (Daniel 9) que fueron interrumpidas por la muerte de Cristo. Termina el largo tiempo de gracia que se ha prolongado hasta nuestros días. Cumplida luego esta semana (los siete años), Cristo vendrá en esplendor y gloria, para pelear contra sus enemigos. Satanás sabe “que tiene poco tiempo”, como dice el trozo en Apocalipsis 12, y por la información dada arriba, sabemos que es una semana de años.

Daniel 9:27

Por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda.

Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

Notamos que se habla de un pacto hecho en esta última semana entre un príncipe maligno y la nación de Israel. Aparenta ser un pacto de paz. Sin embargo, a la mitad de la semana, él rompe el pacto y levanta una imagen en el lugar santo del templo en Jerusalén.

En diversas escrituras esta imagen se llama “la abominación desoladora” (Daniel 11:31, 12:11, Mateo 24:15, Marcos 13:14, 2 Tesalonicenses 2:4). Será el acontecimiento que convencerá a los judíos de que aquel príncipe es un falso, porque un enviado de Dios nunca levantaría un ídolo en el lugar santo del templo. En ese entonces Israel se opone, y comienza la segunda mitad de la tribulación, llamada “la gran tribulación” con respecto a Israel.

Habrá un gran engaño

Apocalipsis 13:1,2, 11-18

Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad.

Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón. Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada. También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.

Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase. Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.

Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.

Una “bestia” saldrá del mar. En la Biblia, el mar simboliza las naciones gentiles, y por lo tanto se supone que este personaje (humano pero con cualidades de ferocidad bestial) es un hombre gentil. Tiene diez coronas y siete cabezas que implican un dominio muy amplio; él es último gran dictador gentil.

La descripción de sus cualidades lo asocian con los imperios gentiles descritos en la visión de Daniel 7 (Babilónico─ león; Medo persa─ oso; Griego─ leopardo; Romano─ una combinación). Aquí en el ultimo, que representa el Imperio Romano reavivado, vemos a un dictador aún futuro. Al igual como aquí, son bestias salidas del mar, o sea, de las naciones.

 

Volviendo a Apocalipsis 13, vemos varios detalles:

Satanás le dará poder, trono y gran autoridad (Fue lo que Cristo rehusó al ser tentado por Satanás en Mateo 4:8,9).

Él tendrá poder político, monopolio del poder, como dictador mundial

Hará alianza con potencias religiosas por 3 1/2 años: a saber, con la cristiandad apóstata romana y protestante que se haya quedado en la tierra tras el arrebatamiento al cielo de la verdadera Iglesia. La alianza incluirá a los judíos, además de otras religiones del mundo.

La adoración de la bestia se narra en los versículos 4 al 8. Se le atribuyen a Satanás atributos divinos como la omnipotencia.

De él se habla en 2 Tesalonicenses 2:4:

… el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.

A la mitad de la semana quitará su máscara, y se volcará en contra de toda religión, porque su intención es de proclamarse a sí mismo como dios, y obligará a todo el mundo a rendirle culto, o en su defecto, ser muertos.

Otra “bestia” sale de la tierra. La tierra se relaciona con los judíos, por lo que será un hombre judío, profeta, promoviendo la causa de la primera bestia. Vemos que:

Él ejerce autoridad, hace grandes señales, como las hechas por siervos de Dios en otros tiempos, pero ahora con el propósito de engañar

Manda hacerse una imagen de LA bestia, la de “vida” y proclama adoración obligatoria bajo pena de muerte.

Toda persona tendrá que demostrar ser partidario de la adoración a la bestia por una marca que le identifica, el número 666

Esta imagen es la misma “abominación desoladora”, y como comentamos antes, hará que Israel se dé cuenta de la falsedad de la bestia. Es bien probable que sea en esta oportunidad que salgan a predicar los 144.000 sellados, número compuesto de doce mil de cada una de las doce tribus de Israel (Apocalipsis 7:1-8; 14:1-5). Ellos constituirán una gran fuerza evangelizadora en estos tiempos dificilísimos de la tribulación.

Sigue la “gran” tribulación

En un sentido, el panorama religioso se volverá más sencillo, ya que quedarán sólo dos opciones para las personas: tendrán que creer o en la bestia y su profeta falso, o en Cristo, anunciado por los valientes 144.000 predicadores. Las demás religiones estarán proscritas.

Apocalipsis 14:9-11

El tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.

Este pasaje solemne demuestra que la condenación recaerá sobre todos los seguidores de la Bestia. Todos los que llevan su marca, 666, en su frente o en su mano, son destinados al lago de fuego. ¡Qué tremenda presión y dificultad para los moradores de la tierra! ¿Quiénes serán los afectados por estos eventos horroríficos? Los que se quedan atrás en la venida del Señor para su pueblo. Querido lector, ¿ve la necesidad de recibir a Cristo ahora, antes que venga el Señor, y suceda esta seguidilla de pesadillas?

Pero alguien dirá: “Si me toca estar en la tierra en ése entonces, yo voy a saber no recibir la marca de la Bestia”. Vemos que según las Escrituras, que no le va a quedar esa opción.

2 Tesalonicenses 2:3-12

Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste.

Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.

Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

Este personaje es aquella misma Bestia. Es posible que él ya exista, aun antes de la venida de Cristo en nuestros días, pero su actuar maligno es impedido por la presencia del Espíritu Santo en y a través de la iglesia que le detiene. El Señor mismo lo matará a su tiempo en su venida en gloria al final de la tribulación, como verermos en Apocalipsis capítulo 19.

Antes, en su actividad maligna contra los propósitos de Dios de bien para la humanidad, ejercerá un poder engañoso imposible de resistir. Es más, Dios lo usará para castigar a los que habrán rehusado creer en Cristo, y así garantizar la perdición de aquellos que menospreciaron su gran salvación provista a tan tremendo costo por su amado Hijo.

“Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”. No sé de otro pasaje más solemne en todas las Escrituras. Hoy día, Dios dispone su poder a favor del pecador que cree para salvación: “… el evangelio … es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”. (Romanos 1:16)

Pero aquí, en esta escena de juicio, el poder de Dios se dirige en contra de los que habían rehusado creer. ¡El mismo poder de Dios que garantiza la seguridad del creyente, ahora garantiza la condenación del incrédulo!

Conviene que reflexionemos en la posibilidad que quede poco tiempo para que todo esto acontezca. Ya vimos que es posible que este personaje, la Bestia, ya viva en alguna parte del mundo.

El Señor puede venir en cualquier momento

Viniendo Él, comienzan a correr los siete breves y terribles años de la última semana profetizada por Daniel. Toda persona que ya haya escuchado el evangelio y lo haya rehusado creer, quedará bajo condenación, y tendrá, al máximo, siete años más de vida.

Leamos la exhortación que el Señor hace en 2 Corintios 6:1,2:

Así pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.

Es significante que el contexto mismo de este pasaje es la necesaria reconciliación del hombre para con Dios. Le invito a leer cuidadosamente 2 Corintios 5:17-21:

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.

Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

El pecador que ha recibido a Cristo como Salvador es descrito como “en Cristo” y una nueva criatura o “una nueva creación”. Ha sido reconciliado con Dios, y es Dios mismo que lo ha gestionado.

Además, Él ha encargado a sus predicadores este ministerio del mensaje de reconciliación para los oyentes aun inconversos, mientras dure el día de la gracia. “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”.

Termina el pasaje con la explicación judicial de cómo es posible que nosotros, pecadores injustos seamos reconciliados con Dios: “Al que no conoció pecado (Jesús) por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Díos en El”. Reconcíliate ahora mismo con Dios por medio de Jesús su Hijo.

CUESTIONARIO

1)   2 Corintios 6:1,2 ¿Cuándo conviene creer en Cristo como Salvador?

2)   Después que venga Cristo para la Iglesia, ¿cuánto tiempo máximo le quedará a los inconversos dejados atrás en la tierra?

3)   Apocalipsis 13:1-2,11-18; 2 Tesalonicenses 2:4 ¿Qué va a ser la verdadera intención del último gran dictador mundial, la Bestia?

4)   ¿Qué es la marca que identificarán a todos los seguidores de la Bestia?

5)   Apocalipsis 14:9-11 ¿Qué condenación espera a todos los que reciben la marca de la Bestia?

6)   2 Tesalonicenses 2:3-12 ¿Cómo se garantiza la perdición de todos aquellos que han rehusado creer en Cristo?

7)   2 Corintios 5:17-21 Explica en tus propias palabras cómo uno hoy día puede reconciliarse con Dios y así salvarse de estar en la tierra durante la tribulación.

 

14 ─ Las bodas del Cordero

Leer Apocalipsis 19:1-9

Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. Otra vez dijeron: ¡Aleluya!

Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos. Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya! Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes.

Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.

La ocasión

Los primeros versículos de la cita hablan del regocijo en los cielos por la destrucción de la cristiandad falsa y apóstata, “la gran ramera”, que es el gran sistema ecuménico. Esto, encabezado por Roma, había ocasionado la muerte de miles de cristianos en diferentes épocas de la historia.

La bestia, que levantándose no sólo como dictador sino ahora como dios, reclamará para sí la exclusiva adoración de los habitantes de la tierra, e intentará destruir toda y cualquier otra fe.

Estas menciones nos ayudan a ubicar en el tiempo el tema de las bodas del Cordero. Al parecer tendrá lugar en la segunda mitad de los siete años de tribulación. Al parecer, las bodas del Cordero será una fiesta celestial de tres años y medio de duración, seguida por la “luna de miel” de mil años del reino milenario de Cristo sobre la tierra.

El Cordero y la Esposa

El Cordero es Jesús. Recordamos las palabras de Juan Bautista en Juan 1:29: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Así Juan, que proclamaba su venida, describió la misión salvadora de Jesús. Éste efectivamente cumplió su misión, y sufrió la muerte por el pecado en la cruz. Aquí vemos el mismo Cristo, el crucificado, pero ahora resucitado, y sentado en triunfo y gloria.

La Esposa es la Iglesia. Efesios 5: 25-27:

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.

“Cristo amó a la iglesia y se entrego a sí mismo por ella” y apreciamos su amor sacrificial por los creyentes. Ahora ha de celebrar las bodas con su amada, comprada a tan alto precio.

Lo hizo “para santificarla … por el lavamiento del agua por la palabra”. La santificación es un proceso de separación de uno de su pecado, y comienza antes de la conversión.

Describe el efecto que se produce en un lector u oyente, cuando el Espíritu de Dios aplica la Palabra de Dios, las palabras de la Biblia, a la conciencia. De esto leemos en 2 Tesa-lonicenses 2:13,14:

Debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

Este pasaje menciona la “santificación por el Espíritu y la fe en la verdad” que describe lo que pasa en el oyente al escuchar el evangelio. Aprende acerca de Dios en su santidad, se da cuenta de su pecado y las consecuencias en castigo y el juicio eterno. Esa persona comienza a perder su gusto por el pecado, y a dejar atrás prácticas pecaminosas, y los viejos amigos.

La separación del pecado y hacia Dios ha comenzado.

Romanos 1:17 agrega: “En el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe”, y muestra otra faceta de esta verdad.

“Por fe y para fe” apunta al mismo proceso de ir dándose cuenta de las verdades del evangelio. Tú lees con fe, aceptando la verdad y sometiéndote, en lugar de rechazar o discutir con Dios. Eso es “por fe”. Aquel aprendizaje te lleva al punto de comprender que para tu situación de pecador condenado, Jesús crucificado, y creído como Señor y Salvador es la única salvación. Si en este momento crítico de tu acercamiento a Dios, crees, y le aceptas como tu Salvador, entonces has experimentado el “para fe”, que es el objeto del creer en el evangelio: es la salvación de tu alma.

Volviendo a Efesios 5:27, “a fin de presentársela así mismo, una iglesia gloriosa, santa y sin mancha”, encontramos que Él desea más que solamente nuestra salvación del pecado. Su propósito es vernos perfeccionados, y compartiendo su gloria en el cielo.

¿Quién es la Iglesia?

Primero, lo que no es. No es una denominación o grupo religioso de organización humana de la tierra, ni tampoco es la gran cristiandad (como en contraste con el Islam, el budismo etc.)

La Iglesia es la suma total de todas las personas que sean creyentes genuinos en el Señor Jesucristo como su Salvador personal; o sea, todos los que han entrado por “la puerta”. Acuérdate de las palabras del texto lema para esta serie de estudios: Mateo 7:13,14. Son los que entran por la puerta que pasarán a formar parte de la Iglesia, la esposa de Cristo.

De ella hemos leído ya como vestida de lino fino, o una blancura resplandeciente. Es su vestido de novia, de gala, para acompañarle al Señor. El lino fino es “las acciones justas de los santos” revisadas y aprobadas como tal en el anterior tribunal de Cristo, tema que ya vimos.

“Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del cordero”.

Entre otros, los llamados son los que le esperan a Cristo, Hebreos 9:28. Los que entrarán a sentarse con Él serán los que primeramente respondieron a su llamado en el evangelio, y habiéndose arrepentido, han creído en Él como su Salvador. ¿Tú estarás?

CUESTIONARIO

1)   Apocalipsis 19:1-3 Señala uno de los motivos del regocijo de la gran multitud en el cielo.

2)   Apocalipsis 19:7-8 Aquí vemos dos motivos positivos por el regocijo: ¿qué son? A.__ B.___

3)   Apocalipsis 19:6 (Juan 1:29) ¿Quién es el “Cordero”?

4)   Apocalipsis 19:6 (Efesios 5:25-27) ¿Y quién es la esposa?

5)   Efesios 2:25 ¿Cómo sabemos que Cristo ama a la iglesia?

6)   ¿Quiénes conforman la iglesia, la esposa de Cristo?

7)   Apocalipsis 9:9 ¿Quiénes son los “bienaventurados”?

 

15 ─ La revelación del Señor Jesús en gloria

Leer Apocalipsis 19:11-21

Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.

Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes. Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.

Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.

La venida en poder

Este impresionante pasaje nos presenta la gloria de Aquel que monta el caballo blanco, Cristo en su manifestación gloriosa para poner fin al período de los siete años de tribulación.

Notemos algunos detalles sobresalientes:

(a) Prorrumpe desde el cielo, en ropa de gala, que a la vez ostenta su experiencia cual Redentor, y soberanía universal.

(b) Está montado en un caballo blanco, evidenciando santidad y justicia, y encabezando todo un ejército resplandeciente en blancura.

(c) Sus títulos son FIEL, VERDADERO (con justicia juzga y pelea) EL VERBO DE DIOS, REY DE REYES, SEÑOR DE SEÑORES. Lo que vemos es nada menos que el Hijo de Dios interviniendo en el mundo contra la iniquidad y rebelión; un despliegue terrible de su majestad, santidad e ira contra el pecado, y contra todos aquellos que, habiendo rehusado su oferta de salvación, fueren sorprendidos sin haber entrado por la puerta. Su venida para la Iglesia ha sellado la perdición de los no creyentes, y ahora han de sentir el terror de su gloria en contra de ellos.

(d) Él sale para juzgar y pelear contra la bestia, y los ejércitos de la tierra congregados contra Jerusalén. Es el mismo escenario de la batalla de Armagedón (Apocalipsis 16:12-16). “La gran Cena de Dios”, es Dios llamando a las aves de rapiña a saciarse de los muchos muertos de la batalla.

Algunos antecedentes

Conviene aquí un poco de explicación del contexto:

La Bestia tenía convenio con las religiones del mundo, incluyendo a Israel por la primera mitad del tiempo que son tres años y medio. Luego, se quita su máscara, y manifiesta su verdadera intención: él de ser dios (2 Tesalonicenses 2: 3,4), y se dispone a destruir a cualquier religión o religioso que se oponga al culto exclusivo a él.

Es en este contexto que destruye a Babilonia, la gran ramera, la cristiandad apóstata. También desafía a los judíos, haciendo cesar sus ofrendas en el templo construido para ese entonces en Jerusalén, y “se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Tesalonicenses 2:4) y levantará una imagen de sí allí también (Apocalipsis 13: 14,15).

Cuando Israel se da cuenta de su engaño, se rebelarán contra él, y provocará el comienzo de las más cruentas persecuciones contra ellos, lo cual da lugar a la segunda mitad de la “semana”, los tres años y medio de la gran tribulación. Cuando por fin el remanente de los judíos que queda, reconoce al crucificado como a su Mesías, Él, el Señor Jesucristo interviene desde el cielo para salvarles, y a destruir a la Bestia y su ejército. Es la batalla de Armagedón de Apocalipsis 16:12-16.

Luego de juzgar a la Bestia, y destruir su ejército, llama a sí a las naciones vivientes de la tierra. Mateo 25:31-46 describe en más detalle la escena:

Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.

E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

Este juicio es llamado el juicio de las naciones. Vemos que no quedará ninguno con vida de los no creyentes en Cristo. “Irán al castigo eterno”. Solamente los salvados sobrevivientes (los creyentes que no hayan sufrido el martirio a manos de la bestia) durante la tribulación entrarán en el reino terrenal milenario de Cristo. Aquello subraya la verdad solemne del poco tiempo que le quedará al inconverso dejado atrás cuando Cristo viene por su Iglesia: tendrán un máximo de siete años.

Para terminar este tema, veamos también 2 Tesalonicenses 1:6-10:

Es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros). El futuro es solemne para quienes rehúsan creer.

Sí, el Señor Jesús volverá en un día futuro, no en humildad como cuando llegó a nacer en Belén, ni tampoco como cuando venga para buscar a llevar a sí a la Iglesia, su esposa. Volverá siete años más tarde en gloria, poder y autoridad, para juzgar y pelear contra los que han obstinado en su rebelión contra Él. No quedará ningún rebelde con vida en el mundo.

¿No ves que te conviene mucho arrepentirte ahora, en este día tan favorable de gracia y predicación del evangelio, antes que vengan esos días terribles de la tribulación? El Señor dice: “En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación”. (2 Corintios 6:2) No siempre será “el tiempo aceptable”, ni “el día de salvación”.

CUESTIONARIO

1)   Apocalipsis 19:11-21 ¿En qué momento de la cronología profética vendrá el Señor Jesús en gloria como describe este pasaje?

2)   ¿Qué detalles de su descripción muestran su majestad temible, y calidad de juez? (vv. 11,12,15)

3)   ¿Qué son los títulos dados a Él en este pasaje?

4)   Apocalipsis 19:19 (Apocalipsis 16:13,14) ¿Quiénes salen a guerrear contra el Señor, el Dios Todopoderoso?

5)   Apocalipsis 19:20 ¿Qué pasó con la bestia y el falso profeta?

6)   Apocalipsis 19:21 ¿Qué pasó a los ejércitos reunidos contra el Señor?

7)   Mateo 25: 31-46 Luego Cristo juzga a las naciones vivientes. Al final de este juicio, ¿cuántos no creyentes se quedarán con vida en la tierra? (v. 46)

8)   Si una persona se quedara atrás aquí en la tierra cuando Cristo viene por su iglesia, ¿cuánto es el máximo de tiempo que le quedaría aquí en la tierra?

9)   Gracias a Dios, aun no estamos en esa época de la tribulación: aun estamos en el día de la gracia.

¿Qué conviene que hagas ahora?

 

16 ─ El reino milenario

Leer Apocalipsis 20:1-10

Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.

Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.

Cronología

Ya vimos lo que antecede esto; la venida de Cristo en gloria, el vencimiento de la Bestia y su arrojo al Lago de Fuego.

Se destacan cuatro eventos mencionados aquí.

(a) El diablo es atado en cadenas, y recluido en el abismo por mil años, que es la duración del reino milenario de Cristo en la tierra. Su trabajo de engaño no seguirá hasta el fin de ese tiempo, como veremos más adelante.

(b) El “juicio de las naciones” se describe también de paso; lo vimos en la lección anterior.

(c) También hay mención de los mártires, los decapitados por la causa de Cristo durante los años difíciles de la tribulación. Ellos experimentan la resurrección, y entrarán a reinar con Cristo durante su reino. Forman una parte de la resurrección de vida, benditos en que acompañan a Cristo. No sufrirán nunca más la separación de Dios, y mucho menos “la segunda muerte” que es la eternidad en el Lago de Fuego.

(d) Es interesante notar la mención de eventos que tendrán lugar al final del reino de los mil años. “Los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años”. Esto apunta a la diferencia entre la resurrección de vida y la de condenación, que Juan nos cuenta en Juan 5:28,29:

No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

Son separadas por mil años, y contrastan en los resultados. Todos los que participan en las diferentes fases de la primera resurrección, la de vida, son salvos, y estarán en comunión con Cristo. En cambio, todos los que mueren inconversos, participarán en la resurrección de condenación, y estarán eternamente excluidos de la presencia de Dios, en el Lago de Fuego.

Ambiente

No hemos hablado mucho de las características de aquel reinado. Al parecer, va a ser un tiempo con casi las condiciones del paraíso del Edén. Aquí vemos un pasaje que describe el milenio; es Isaías 65:19:

Me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor. No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito. Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos.

No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová.

En esto y en otros pasajes se nos describen las condiciones hermosas de santidad y justicia. El Señor mismo gobernará, y el mal será juzgado. Habrá gran longevidad, un niño moriría a los cien años. No habrá delincuencia incontrolada. Los animales dejarán su salvajismo. Habrá abundancia y prosperidad para todos. Serán mil años de justicia social.

Rebelión

¿Qué razón quedará para que el hombre se rebele contra Dios? ¡Al parecer ninguna! Pero al final de los mil años, Satanás será suelto de sus prisiones, y saldrá para intentar conquistar de nuevo los corazones de los hombres, y volverles en enemistad contra Dios.

¡Y logrará su objetivo! Los hombres, a pesar de los beneficios del milenio, se levantarán en armas contra el Señor. ¿Qué lección nos enseña? Que el hombre es pecador de corazón, y no rebelde a raíz de su medioambiente o las desgracias en la vida. Aun en las mejores condiciones posibles, se rebela contra el Señor, y escoge seguir al diablo.

Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió.

Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

El pasaje nos señala en palabras breves el desenlace: son todos destruidos con fuego enviado desde el cielo, mientras Satanás es lanzado al Lago de Fuego, lugar en dónde ya están la Bestia y el falso profeta hacía mil años.

No puedes esquivar tu responsabilidad de rendir cuentas a Dios. Es común hoy día señalar la falta de educación, o de política social adecuada, etc., por los males que vemos en nuestro entorno. Pero, el problema de raíz es el pecado dentro del corazón humano.

Hemos visto que bajo las condiciones sociales mejores, el hombre volverá a rebelarse contra Dios. La única solución es la nueva vida que Dios te imparte al creer en Cristo como Salvador. Él pone una nueva vida en nosotros ahora, y al llegar al cielo, nos quitará para siempre la naturaleza pecaminosa que se rebela contra Dios. Es la salvación que tú necesitas.

CUESTIONARIO

1)   ¿Qué efecto habrá en la tierra producto del encadenamiento del diablo por la duración del milenio?

2)   ¿Qué pasará con los mártires, “los decapitados” del versículo 4?

3)   ¿Hay una sola resurrección general de todos los fallecidos? ¿Qué diferencias hay entre la resurrección de vida y la resurrección de condenación?

4)   ¿Qué eventos con respecto al diablo tendrán lugar al finalizar el milenio? vv.7-9

5)   ¿Cómo termina este último acto de rebelión contra Dios? (vv. 9,10)

6)   Comente sobre las condiciones ideales del milenio, y el hecho de la rebelión al final. ¿Qué nos enseña sobre la raíz del mal humano?

7)   ¿Qué es el único remedio eficaz para este mal?

 

17 ─ El juicio del gran trono blanco

Leer Apocalipsis 20:11-15

Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el hades fueron lanzados al lago de fuego.

Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

En este estudio veremos el tema solemne del juicio final de los perdidos. Aquí serán llamados a comparecer en juicio las personas de todas las épocas que murieron en su rebeldía contra Dios.

El Juez

Se nos presenta “un gran trono blanco”, alto, imponente, resplandeciente, hablando de la santidad del juicio que emanaría del aquel augusto lugar. Luego el pasaje enfoca nuestra atención en “al que estaba sentado en él” el ocupante del trono, el juez. Surge la pregunta, ¿Quién será el Juez? Cito dos versículos que nos dan la respuesta; son Juan 5:22 y 2 Timoteo 4:1:

El Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo

Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino …

Es evidente que el temible Juez será nadie menos que el mismo Señor Jesucristo, ahora en su calidad de juez. Podríamos preguntar por qué hay tanto pavor causado por su persona en este escenario. Dice “delante del cual huyeron la tierra y el cielo”, y me hace pensar en la descripción que hay en Apocalipsis 1:12-16 de la gloria de su persona, que actualmente ostenta en la presencia de Dios en el cielo:

Me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.

El autor de este relato es el amado apóstol Juan, y aun él relata a continuación:

Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. El Señor le reconforta, y asegura que nada le va a pasar a él.

Sin embargo, para una persona rebelde, que haya pasado su vida rehusando creer en Cristo como Señor y Salvador, este encuentro con Él como Juez va a ser espantoso. Uno ve la gloria tremenda de su rostro, refulgente como el sol cuando resplandece en su fuerza.

Nadie puede mirar al sol. Agrega que sus ojos eran como llama de fuego, escudriñadores, penetrantes, terribles en juicio, ya que descubren todo. Su voz como estruendo de muchas aguas, su lengua como espada aguda, y en su diestra siete estrellas simbolizando absoluta soberanía y autoridad para dispensar juicio y justicia. Su existencia es indiscutible. ¿Lo has tomado en cuenta?

Los procesados

Juan 5:28,29 llama este evento “la resurrección de condenación”. Vemos “todos los muertos … de pie ante Dios”. “Los muertos” se refiere a todos los perdidos que han fallecido. Son resucitados para comparecer en juicio delante de Dios, sin ninguna diferencia de clase social etc. Las distinciones por educación, profesión, nivel de ingresos, religión o nacionalidad ya no existen. Comparten un gran factor común, él de haber rehusado creer en Cristo.

Cuando se habla del mar y la muerte entregando sus muertos, se trata de la entrega de los restos de los cuerpos sembrados allí; a la vez la mención del hades entregando sus muertos, tiene que ver con las almas que subirán del hades para volver a reunirse con los cuerpos en lo que constituye resurrección. Toda persona que fallece experimentará resurrección, sea de vida, para entrar en la gloria con Cristo, o en este caso solemne de los no creyentes, la resurrección de condenación, cuando son obligados a comparecer delante de Cristo para su eterna condenación.

¿Te das cuenta que con la muerte no se acaba todo?

La evidencia

Luego vemos la mención de los libros:

Los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras … fueron juzgados cada uno según sus obras.

Seguramente estarán presentes diferentes clases de libros. Habrá libros de sus pecados, que forman la evidencia formal condenatoria. Habrá la Biblia. El Señor dice en Juan 12:46-48:

Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.

Tenemos la palabra de Cristo en la Biblia, y la presencia de la Biblia será evidencia de que Dios ha informado plenamente acerca de todas estas cosas. ¿Ves porque es tan importante prestar atención a la Biblia ahora?

El Libro de la Vida estará presente. Es un registro de los salvados, de los “nacidos de nuevo” como se describe a los creyentes en Cristo. Se buscará en vano por los nombres de los presentes en este juicio. No es un juicio general que incluye a todo ser humano. Más bien es un juicio solamente de los perdidos; por lo tanto, sus nombres no se hallarán en el Libro de la vida.

El procedimiento

“Los libros fueron abiertos”, y el juicio comienza.

Uno puede imaginar la escena. Todos los muertos, los perdidos, de pie ante el Juez. Toda la eternidad está por delante, no hay escasez de tiempo. Cada individuo experimentará el escuchar su nombre proclamado para comparecerse solo ante la temible autoridad suprema del universo. Una vez uno preguntó retóricamente: ¿qué será para los hombres que blasfemaron y levantaron sus manos para golpear al Señor Jesús, encontrarse en este escenario tan diferente: Él, ya no como el Cordero de Dios, manso, maniatado y humillado, sino exaltado en la blancura del trono y revestido en refulgente luz? ¡Cómo no se quedarán mudos de terror!

Pero no serán ellos solamente, sino todo ser humano que tuvo la osadía de rehusar a Cristo como Señor y Salvador. ¿Cuál es tu actitud para con Cristo? Si tú no recibes a Cristo, para el perdón de tus pecados, vas a figurar entre los comparecientes en este terrible juicio final. Piensa en Juan 3:36: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”. De ti depende cuál mitad del versículo te describe.

Deseo aclarar otro punto. Cuando señala el pasaje que “fueron juzgados según sus obras”, uno podría pensar que es resultado del balance entre las obras buenas y malas que decide si uno va al cielo o al infierno. Tal concepto religioso es muy popular, pero equivocado.

Hay muchas razones porque es un concepto equivocado, y destacaré dos:

La salvación no es por obras, ya que ninguna obra buena es capaz de borrar delante de Dios siquiera un solo pecado (Efesios 2:8) De hecho, con un solo pecado uno evidencia que es pecador, y el pecado no se admite en el cielo. Es sólo por el sacrificio de Cristo que se expía el pecado.

El juicio del gran Trono Blanco no es un juicio general para toda la humanidad, sino solamente para los perdidos a quiénes el Señor Jesús describe como “condenados ya”.

Entonces, ¿de qué se trata el juicio, y por qué se juzgan las obras? Es sencillamente para demostrar la justicia de Dios en condenar, y para determinar la gravedad o intensidad del sufrimiento del condenado. Tal como vimos en cuanto a los creyentes en el tema del tribunal de Cristo, habrá diferencia en los galardones dados a los salvados según su servicio y fidelidad a Cristo; así habrá grados de sufrimiento eterno, según su responsabilidad y sus hechos en contra de Cristo, para los que se pierden.

No tienes que estar

¡Cuán solemnes son estas palabras! ¿Las crees realmente? La muerte segunda no es el fin de la existencia de los condenados, puesto que todo ser humano existirá en cuerpo para toda la eternidad, o con Cristo en consciente disfrute de su presencia y gloria, o en el lago de fuego en consciente sufrimiento. Se llama “la muerte segunda” puesto que es la separación irremediable del condenado de Dios, para nunca más tener llegada a su presencia en gracia.

Tales pasajes nos conmueven profundamente. Gracias a Dios, en este momento estamos todavía en el tiempo de gracia, cuando se puede extender la oferta de salvación y perdón de pecados en el mensaje de las buenas nuevas, el evangelio. Mira conmigo estas preciosas palabras en Romanos 1:16:

No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree.

Juntos hemos estudiado este solemne pasaje de juicio, en que vemos que la suprema autoridad de Cristo, como Juez de los vivos y los muertos, garantizará la condenación eterna e inapelable a los que rehusaron creer el evangelio. Pero en Romanos 1:16 vemos la hermosa verdad que hoy día, antes de que termine el plazo de gracia, aquel mismo poder de Dios se activa en pro del que cree en Cristo para el perdón de sus pecados. En otras palabras, su poder garantiza tu salvación si crees en Cristo como tu Salvador.

El lago de fuego

En resumen, todos los comparecientes en el juicio del gran Trono Blanco, serán condenados, y según sus obras, a diferentes grados de sufrimiento eterno.

La muerte y el hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

“El que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”. Así termina el pasaje. ¡Cuán gráfico es el lenguaje! “Lanzado al lago de fuego” como algo que ni se piensa recuperar. Es el acto de autoridad suprema de parte de Dios. Al final de todo su trato para con el hombre, Dios será Dios, y no puede quedar impune ningún acto de rebelión contra Él. El pecado o se trata ahora por medio de Cristo, y es perdonado, o en su defecto, será cargado contra el ofensor en la condenación eterna en el lago de fuego.

Dios así lo ha manifestado en su Palabra, la Biblia. Otras opiniones humanas religiosas abundan, pero ¿quién tendrá la última palabra? Indudablemente, Dios. ¿Qué vas a hacer hoy con Cristo?

Para terminar, deseo agregar el párrafo que sigue nuestra lectura: Apocalipsis 21:8 detalla quiénes estarán en el lago de fuego:

Los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

Hay muchos pecados escandalosos en el listado, pero fíjate bien en quiénes encabezan la lista: los cobardes e incrédulos. Los cobardes escuchan el evangelio, pero temen más el “qué dirán” que a Dios y las solemnes advertencias en la Biblia. Los “incrédulos” sencillamente rehúsan creer. Estos dos encabezan la lista de los ocupantes del Lago de Fuego.

En otras palabras, no es necesario ser homicida, o adúltero para ir a la perdición. Muchas me dicen; “No hago mal a nadie”, dando a entender que no son pecadores, pero la Biblia afirma que nadie es sin pecado, y todos necesitamos recibir a Cristo como Señor y Salvador para ser salvos.

 

CUESTIONARIO

1)   En el juicio del gran trono blanco”, ¿quiénes son los que han de ser enjuiciados? ¿Y quién es el Juez?

2)   Pensando en Apocalipsis 1:12-16, ¿por qué se produce tanto pavor en los enjuiciados?

3)   Hay un concepto popular que dice, “Con la muerte se acaba todo”. ¿Es verdad? Comente su respuesta.

4)   ¿Cuáles son los tres libros que se abren en este juicio? (Apocalipsis 20:12)

5)   ¿Qué significa que “fueron juzgados según sus obras”? (Apocalipsis 20:12)

6)   ¿Qué es el destino final de los incrédulos? (Apocalipsis 20:14,15)

7)   ¿Quiénes figuran primero en la lista de los que van al Lago de Fuego? (Apocalipsis 21:8)

 

18 ─ Ningún camino intermedio

Leer Juan 3:36

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

Dos actitudes

El versículo deja en claro que hay dos actitudes espirituales, cada una con su consecuencia. NO ADMITE NINGUNA POSICIÓN INTERMEDIA.

Nota el contexto en los versículos inmediatamente antes.

El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos. Y lo que vio y oyó, esto testifica; y nadie recibe su testimonio. El que recibe su testimonio, éste atestigua que Dios es veraz. Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida. El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano.

“El que de arriba viene.” En estas palabras Juan Bautista afirma que Cristo puede hablar con conocimiento de causa de lo que concierne al cielo, ¡puesto que Él vino del cielo! Es Él que conoce la santidad que impera allí, y las condiciones requeridas para entrar, el carácter de Dios, etc. No es como uno que es solamente de la tierra, y se da el lujo de especular o tener opiniones contrarias. Podemos apreciar la absoluta superioridad de aquel que viene de arriba como fuente de información.

Ahora veamos qué más nos dicen estos versículos:

A pesar de ser testigo presencial, y hablar de lo suyo, “nadie recibe su testimonio”. Aquello afrenta a Dios, puesto que Él que vino, es el Verbo, el Testigo Fiel y Verdadero y la Verdad; son todos títulos descriptivos de Jesucristo.

El que sí cree “atestigua que Dios es veraz”. En otras palabras, tal persona acepta el testimonio de Cristo como la veraz palabra de Dios. Al hacerlo, exhibe fe en Dios.

Cristo, el que realmente dio a conocer a Dios, y era testigo fiel de lo celestial, es poseído de ilimitado poder y gracia. Entre sus atribuciones es el determinar el destino eterno de cada ser humano.

El Padre ama al Hijo, y ha dado a Él todas las cosas (incluyendo a las personas), y lo ha puesto todo a la disposición del Hijo.

¿A quiénes llevará a la gloria consigo? A aquellos que creen, y reciben la fe y la vida de Dios; los que acreditan que Él es veraz. Cristo no llevará a ningún incrédulo, rebelde, indiferente, al cielo, ni nadie contra su voluntad. Tales personas estarían completamente fuera de lugar en el cielo, el lugar del trono de Dios.

Creer: la clave

Ahora, volvamos al versículo 36:

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

Vemos que el texto gira en torno al creer en el Hijo y rehusar creer en el Hijo.

¿Qué significa creer en Él? Basta que miremos lo que antecede este pasaje en el mismo evangelio de San Juan. Por ejemplo, Juan 1:1-3 nos afirma la eterna deidad de Cristo. Él siempre era verdadero Dios el Hijo, el Verbo, Creador de todo lo creado, y no un dios inferior al Padre, ni mucho menos una criatura, como afirman algunas religiones equivocadas. El 1:14 afirma que vino a tomar forma humana, en lo que se llama la encarnación, y así revelar a nosotros al Dios invisible.

En ese mismo primer capítulo, Juan Bautista nos enseña lo que era la misión de Jesús en venir a la tierra: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.

Aquello alude directamente a su sacrificio por nuestro pecado en la cruz. Finalmente, en el capítulo 3, vemos referencia al perdón de pecados y la salvación que es nuestra al creer en Él como Salvador:

De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda más tenga vida eterna.

Todo esto está implícito en “el que cree en el Hijo”. No es solamente creer que Jesús existió. Es tomarle como Salvador personal.

Es evidente que el texto contiene diferentes secciones, según su sentido. Por ejemplo, veo que se puede distinguir entre el que cree, y el que rehúsa creer:

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

En realidad, se tendría que dividir al mundo entero de esta manera, tomando como criterio su actitud con respecto al Señor Jesús; quién es, y qué de su muerte en la cruz como sacrificio por nuestro pecado. Cada persona, o cree en Él y tiene vida eterna, o rehúsa creer en Él y está bajo la ira de Dios. Cualquier grupo se podría dividir en dos: los que creen, y los que rehúsan creer. Incluso cada congregación, o comunidad, o población, o aun los miembros de una familia.

Pero vayamos un paso más adelante: cada individuo o está en la primera sección, o la segunda. Permítame preguntarte, ¿en cuál estás tú? ¿Te reconoces pecador delante de Dios, y por lo tanto bajo condenación? Repasa lo que vimos arriba sobre lo que significa “creer en el Hijo”, y toma para ti lo que Dios afirma como consecuencia; “tiene vida eterna”. Es Dios mismo que afirma la vida eterna, o la condenación eterna. Ve también Juan 3:18 para un ejercicio similar.

CUESTIONARIO

1)   Juan 3:36 Escribe aquí el versículo completo.

2)   Juan 3:31 ¿Qué califica a Cristo como un testigo competente acerca del cielo, Dios, la salvación, etc.?

3)   Juan 3:32,33 ¿A quién afrenta la persona que no cree en el testimonio de Cristo?

4)   ¿A quién no llevará Cristo al cielo?

5)   ¿Qué significa “creer en el Hijo”?

6)   Haz la subdivisión del texto como sugerimos en los apuntes. ¿En qué parte estás?

7)   ¿Quién es que aquí afirma vida eterna para quien cree, y a la vez, condenación para quien rehúsa creer?

 

19 ─ La senda limpia

Leer Proverbios 14:12, 16:25

Hay camino que al hombre le parece derecho, mas su fin es camino de muerte.

Hemos visto que hay solamente dos caminos, el angosto que lleva al cielo, y el ancho que lleva a la perdición.

Una vereda engañosa

En el gráfico parece una especie de vereda, LA SENDA LIMPIA, que está dentro de los deslindes del camino espacioso. Nos habla de la senda de aquellos, que, teniendo (o por lo menos aparentando) una vida de mayor moralidad y religiosidad, no consideran que sean del mismo grupo como los enviciados, violentos o inmorales. Creen no merecer ir al infierno.

Pero, el diagrama manifiesta lo que las Escrituras mismas indican que, a sorpresa de ellos, en realidad éstos se encuentran lo más lejos de la puerta y el camino Angosto; los más lejos de la salvación. Y están lejos justamente porque rehúsan aceptar la verdad de las Escrituras que declaran que todos somos pecadores, necesitados de la salvación. Su orgullo y amor propio se ven afectados, y reaccionando para defenderse, no se prestan para escuchar el mensaje que Dios les tiene, el Evangelio.

Los judíos en gran parte estaban en esa condición. En Romanos 10:1-3 dice el apóstol:

Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación. Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios;

Tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia”. “Ciencia” significa conocimiento correcto. Eran religiosos pero su concepto de Dios no era adecuado, y realmente no lo conocían. Pensaba que Él se contentaba con la práctica mecánica, rutinaria, de ritos y rezos, y no consideraban la realidad de su personalidad y deseo de comunión.

Ignorando la justicia de Dios” ¿Ignorancia voluntariosa, o por lo menos por información religiosa inadecuada? “Procurando establecer la suya propia” Habiendo perdida de vista las alturas de la justicia de Dios, se auto engañan pensando que la justicia propia sería suficiente.

No se han sujetado a la justicia de Dios”; El fruto de su proceder egoísta y autosuficiente es de quedar en la posición de franca rebelión contra Dios.

Una parábola aleccionadora

Lucas 18:9-14

A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.

Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.

El apunte de la parábola iría hacia las personas de la senda limpia.

Note el contraste con lo que dicen las Escrituras; por ejemplo Romanos 3:10: “No hay justo ni aun uno”. Es un asunto de con quién se compara uno. La comparación personas con personas es válida para muchos aspectos de la vida; pero en cuanto a merecer el cielo, Dios exige que uno se compare con su persona, ¡con Dios! Por eso, en la predicación del evangelio, dedicamos tanto tiempo a manifestar la justicia de Dios y el hecho afín de que todos somos pecadores, y destituidos de su gloria.

¿En qué se diferencian los dos personajes?

“El fariseo … (vea también Lucas 11:37-40; 12:1-3) “oraba consigo mismo… no soy como los otros hombres … injustos” Vemos su juicio muy artificial, y falta de humildad y arrepentimiento.

Pero “el publicano … no quería ni aun alzar los ojos al cielo”. Apreciamos su actitud de arrepentimiento y humildad. “Dios se propicio a mi Pecador”. “Dios ten misericordia de mi”

Pero, ¿sobre qué base podía él solicitar misericordia? Al pedir misericordia, está a la vez implícitamente reconociendo su culpa, y mérito de ser condenado. Pero la palabra que emplea también señala algo más: según la práctica del culto a Dios en el templo, siempre había un sacrificio sobre el altar. Había un sacrificio por la mañana, y otro por la tarde, además de otros sacrificios que se ofrecían. El publicano apela en virtud del sacrificio ardiendo en el altar, cuyo valor espiritual él reclama como cobertura por sus pecados. El sacrificio, siendo según la ordenanza y mandamiento de Dios mismo, era de su provisión, y el hombre hacia muy bien en apropiarse de aquel valor para su necesidad de perdón.

¡ES EXACTAMENTE LO QUE TIENE QUE HACER EL PECADOR DE HOY DIA!

En fe y sin profesar mérito alguno, ha de valerse del sacrificio de Cristo como expiación por sus pecados, y como base judicial sobre la cual Dios puede mostrarle misericordia al culpable, y justificar al injusto.

“Este descendió a su casa justificado antes que el otro”. Con estas palabras escuetas, el Señor resume el resultado para los dos. El despreciado publicano, que se reconoció injusto, fue justificado por Dios, y sus pecados perdonados. En cambio, el que se justificaba a sí mismo, es considerado por Dios como injusto todavía.

Estimado lector, ¿te has sentido identificado con estos hombres? ¿Con cuál de los dos? ¿Tú has confesado ser pecador, y has tomado para ti el valor del sacrificio de Cristo? ¿Tú puedes “volver a tu casa” justificado?

CUESTIONARIO

1)   Proverbios 14:12 ¿Qué “camino” o manera de pensar describe este versículo?

2)   ¿Qué equivocación fundamental tienen los de la “Senda Limpia”?

3)   ¿Por qué habrá dibujado el artista la Senda Limpia en el extremo alejado de la Puerta?

4)   El fariseo se consideraba justo, pero ¿era realmente justo según Dios?

5)   Si nosotros deseamos ser justos, y aptos para entrar al cielo, ¿con quién nos tenemos que comparar?

6)   El publicano se confesó pecador, y por ende, no justo. ¿Cómo fue justificado él?

7)   ¿Cómo puede una persona ser justificada delante de Dios hoy?

20 ─ Cómo obtener la vida eterna

Leer Juan 5:21-29

Como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida. Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.

Contexto

Los fariseos estaban ofendidos porque Jesús se declaraba ser el Hijo de Dios, cosa que ellos interpretaban, correctamente, como una afirmación de que Él era igual a Dios.

Jesús contesta que no sólo era verdadero Dios, sino que como Hijo tenía toda atribución de dar vida a quién Él quería, como ejerciendo plena soberanía. Veremos en qué criterio se basaba en dar o no la vida eterna:

Su obra contaba con el pleno acuerdo del Padre

Dice gozar, de parte del Padre, del amor, aprobación y del trabajo en conjunto
con Él, y aun obras mayores haría.

Como prueba suprema de la aprobación y confianza depositada en Él por el Padre,
cita la atribución de dar vida a quién Él quiere

“Todo juicio dio al Hijo”. Él es el juez que en su propio, soberano juicio,
determina quién recibe vida eterna.

Es para que todos honren al Hijo como honren al padre.

¿Por qué conviene honrarle? Es Él que decide a quién se imparte vida eterna, observando la reacción y actitudes de cada uno frente a Dios, frente al mensaje del evangelio, para ver si son arrepentidos y creyentes, o si continúan rebeldes.

Juan 5:24

Veamos por partes el precioso texto que es el versículo 24, que demuestra que con base en aquel criterio que Cristo juzga, o decide, el destino eterno de cada uno.

De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

De cierto, de cierto os digo; o como dicen otras traducciones; “Es verdad, es verdad”. El Señor Jesús siempre decía la verdad, por supuesto, pero aquí lo enfatiza.

el que oye mi palabra, “Oir” sería más que sólo escuchar, haciendo uso de los oídos: más bien sería escuchar con fe y comprensión, asimilando realmente la enseñanza. ¿En qué consiste su palabra? Es el mensaje del evangelio que uno recibe.

y cree al que me envió, Toma nota de lo que dice. ¿Quién envió al Señor Jesús? El Padre Dios lo envió. ¿Implica lo mismo creer en Dios que creerle a Dios? Lo primero acepta la verdad de su existencia y sus cualidades, pero el segundo significa creer y actuar en lo que nos dice. La mayoría aceptarían que hay un Dios, pero son muchos menos que realmente le temen y hacen caso a su Palabra en sus vidas.

Una persona que le cree a Dios, en cuanto al mensaje del evangelio, sería una persona que acepta que es un pecador bajo condenación, y que Dios envió su Hijo a la cruz para pagar el castigo, la muerte, que correspondía a sus pecados. Tal persona no echaría mano a nada ni nadie más para salvarse. Sus propias obras o justicia, su religión, los santos y la virgen María, etc. no tienen vida eterna.

La fe de ese oyente resulta en grande bendición dada por Dios mismo, expresada en tres detalles.

 

(i) Aquí, tiene vida eterna es en contraste con la muerte espiritual, producto del pecado en su culpa. Indica que el pecador que antes estaba separado de Dios, ahora está vinculado con Él con vida espiritual y eterna, compartiendo la vida de Dios. Ya no figura pecado en su contra; ha sido perdonado y justificado.

(ii) no vendrá a condenación: La condenación viene por una causa concreta, el pecado. Expiado el pecado, esa causa queda removida, y absuelta la persona de su culpa. A la vez, esta expresión nos recuerda de la dirección hacia dónde se dirigía el individuo: era hacia abajo, hacia el infierno. Es evidente que ya no viaja en ese sentido, porque “no vendrá a condenación”.

¿Qué habrá pasado? La respuesta viene:

(iii) ha pasado de muerte a vida. Podemos graficar esto al considerar la puerta angosta. Es la única vía de escape del camino va al infierno, y el único acceso al camino que lleva al cielo. La persona que cree como Jesús describe aquí, pasa del camino espacioso, de la muerte, al camino angosto, de la vida. El creer, es lo mismo como entrar por la Puerta. Acuérdate de lo que dijo el Señor Jesús en Juan 10:9: “Yo soy la puerta, el que por mí entrare será salvo”.

Juan 5:25-29

De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre.

No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

El versículo 25 describe la presente proclamación del evangelio, un mensaje de vida, a los muertos en delitos y pecados. No son los muertos de cuerpos fallecidos, sino los están todavía en el camino ancho. Vemos que su oír es opcional, según la voluntad del oyente (“los que la oyeren”).

Los versículos 26 y 27 hablan de las atribuciones del Hijo que le facultan de impartir vida espiritual, vida eterna a oyentes creyentes. No es presunción entonces, para un creyente decir que es salvo. Solamente tiene que citar las palabras del Señor con respecto, puesto que la autorización es de Él.

El pasaje prosigue en lenguaje es parecido al versículo 25. Sin embargo la palabra aquí va dirigida a otro auditorio: el futuro mandamiento es a los muertos sepultados (muertos físicamente) a que se reincorporen y se levanten. Notemos:

(a) Su oír no es opcional: tendrán que responder. Saldrán, o a la vida glorificada en presencia de Cristo, o a la condenación eterna tras el juicio del gran trono blanco

(b) Toda persona muerta experimentará la resurrección. Compare “hacer lo bueno” con el versículo 24 que hemos tratado en cierto detalle. “Hacer lo bueno” sería oír con fe, creer que es mensaje de parte de Dios, y recibir la salvación. “Hacer lo malo” seria todo lo contrario: hacer caso omiso a su palabra, y no creerle a Dios. Por supuesto, el Señor Jesús no llevaría al cielo a ninguno con actitud de rebeldía.

CUESTIONARIO

1)   ¿Por qué estaban ofendidos los fariseos?

2)   ¿Qué asombrosa atribución decía tener el Señor Jesús aquí?

3)   v. 22 ¿Qué otra atribución vemos aquí?

4    ¿Qué razones habría para que tú honraras al Hijo?

5)   ¿Cómo decidirá el Señor Jesús a quién salvar y a quién condenar?

6)   ¿Cuántos de los muertos serán resucitados?

7)   ¿Qué significa “hacer lo bueno”?

 

21 ─ El ladrón arrepentido

Leer Lucas 23:20-25

Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús; pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale! Él les dijo por tercera vez: ¿Pues qué mal ha hecho éste? Ningún delito digno de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré. Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron.

Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían; y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.

Jesús el acusado

Le acusaron de traición, de rehusar pagar los tributos a Cesar, y que se haya proclamado Rey. Eran todas acusaciones políticas diseñadas para interesar a Pilato, pero él no las creyó, protestando la inocencia de Cristo (tres veces, en vv. 4, 14 y 22), dijo “Ningún delito hallo en Él”.

Sin embargo, Pilato, a pesar de estar convencido de su inocencia, cedió a la insistencia de ellos, tal vez temiendo su propio futuro político. Él ordena la crucifixión de Jesús.

Una opción

Lucas 23:32-43

Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos. Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.

Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios. Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.

Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.

Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

Al leer, “con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos”, pienso en Isaías 53:12: “fue contado con los pecadores”. Para cualquier observador casual, pareciera que había tres malhechores.

Jesús estaba en medio y los malhechores a cada lado, como si fuera Él el peor de los tres. Vemos la frialdad de los soldados, echando suertes por su ropa, y además agregando sus voces a los que se burlaban de Él.

En general vemos el escarnio, la burla de los espectadores, el pueblo, los gobernantes y los soldados. Todos estaban unidos en contra del Señor Jesús, y el tema de sus burlas era de que Él decía ser Rey (vv. 35,37,38).

En contraste, apreciamos la actitud noble y digna del Señor Jesús, tipificada en sus palabras, “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”.

El malhechor “le injuriaba, diciendo, Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros”. Realmente cae en blasfemia, ya que blasfemar es hablar mal de, o reprochar a Dios. De los pasajes paralelos en Mateo 27:44 y Marcos 5:32 aprendemos que al comienzo ambos malhechores hablaban mal de Jesús.

Este ladrón demandaba que el Señor Jesús lo atendiera, que lo librara, para volver a la vida de antes; no vemos nada de arrepentimiento; mas bien una actitud altanera, rebelde e irrespetuosa.

Un gran cambio

Se destaca de manera sorpresiva cómo el arrepentimiento del segundo malhechor reprende al primero: “¿aun no temes tú a Dios, estando en la misma condenación?” Esto lo podríamos parafrasear como: “¿no piensas que es tiempo de pensar en el encuentro con Dios, en lugar de seguir abusando de otra víctima?”

¿QUÉ PRODUJO EL CAMBIO EN ÉL?

(a) Habría visto y escuchado a Jesús antes, y sabría que decía ser el Cristo.

(b) Sin duda, había observado y escuchado al Señor Jesús, si no durante las acusaciones ante Pilato, por lo menos en la flagelación y caminata llevando sus cruces al Calvario. Lo había visto en las circunstancias más exigentes posibles, sin que se quebrantara, o comenzara a proferir imprecaciones contra quienes los atormentaban. Por lo contrario lo veía consolando a quienes lo llamaban, no forcejeando con sus verdugos, ni maldiciendo a quienes le maltrataron y crucificaron.

(c) Había escuchado sus palabras: “Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

(d) Era testigo de su silencio cuando todos lo injuriaron.

(e) Estaba convencido de que no había en Jesús absolutamente nada fingido y que tenía que ser quien decía ser “El Cristo, El Hijo de Dios”.

(f) Confesaba que ellos merecían estar allí, crucificados, pero Él, no. Surgiría en él la pregunta; “¿Por qué está el Cristo aquí?” Como israelita, el pasaje de Isaías 53 le sería conocido. Tal vez él viera a Cristo como el cumplimiento de este pasaje profético.

Isaías 53:5-12

Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.

Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.

Efectivamente, Jesús “fue contado con los pecadores”. Siendo Hijo de Dios, ¿por qué permitía Dios que sufriera así tan injustamente? Bien probable que el ladrón arrepentido tenía esta pregunta en mente. Invito a que tú preguntes lo mismo. ¿Por qué tuvo que morir Jesús, el único que nunca pecó?

La respuesta está en que “él herido fue por nuestras rebeliones … Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”.

Dos destinos

Volviendo ahora a la historia en Lucas 23, en el versículo 42 el ladrón arrepentido manifiesta su fe y convicción en cuanto a quién era el Señor Jesús, como también en que el Señor tenia futuro. ¡Qué palabras para decir a un hombre moribundo! “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”.

El Señor, que no respondía a sus acusadores, ni a jueces, aquí no tarda en responder al ladrón arrepentido. Fue una respuesta que daría gozo, en medio de su sufrimiento, al ladrón arrepentido. El también tendría futuro, en la presencia misma del Señor.

NO LEEMOS QUE EL OTRO SE ARREPINTIERA AUN ESTANDO TAN CERCA DEL SEÑOR. ¡FUE DEL LADO DEL SEÑOR, AL INFIERNO!

Los dos ladrones representan a toda la humanidad. Todos hemos pecado, y merecemos castigo. Uno reconoció esta verdad, se arrepintió y clamó al único que le podía dar perdón de pecados y salvación. Murió con le promesa del Señor de estar con Él. El otro siguió en su rebelión y enemistad contra Dios, y hoy está en el infierno, porque rehusó creer.

¿Cuál de los dos te representa? La cruz de Cristo dividió a estos dos, y sigue dividiendo el mundo de hoy. ¿Por cuál lado estás tú? Si murieres en este momento, ¿a dónde iría a parar tu alma?

 

CUESTIONARIO

 

1)   Lucas 23:22 ¿Qué pensaba Pilato en cuanto a la culpa de Jesús?

2)   ¿A quiénes más llevaron a crucificar junto con Jesús? Comenta el texto de Isaías 53:12 “… fue contado con los pecadores”.

3)   Describe las acciones de los soldados, gobernantes y sacerdotes. ¿Qué era el tema de sus burlas?

4)   ¿Qué dijo y confesó el segundo ladrón que demuestra su arrepentimiento?

5)   ¿Cómo mostró su fe en Cristo? ¿Qué respuesta tuvo?

6)   ¿En qué sentido representan estos dos ladrones a toda la humanidad?

7)   ¿Con cuál de los dos ladrones te identificas? Justifica tu respuesta.

 

22 ─ La intervención de Dios

Leer Isaías 59:1,2

He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.

Tantos buscan algún beneficio material de Dios; quieren que Él intervenga para solucionar sus problemas, pagar sus cuentas, arreglar los conflictos en su matrimonio, o mejorar a sus enfermos. O van más lejos y quieren que Dios solucione los problemas sociales del mundo, poniendo fin a los conflictos bélicos y acabando con la injusticia de toda índole.

Cuando no lo hace lo culpan de no interesarse, o aun de no existir. “Si Dios existiera …” y pronuncian su reclamo. Sabemos que la gran mayoría de los problemas vienen a raíz del pecado humano ─ el egoísmo, la ambición del poder, la codicia, etc. ─ y Dios no tiene culpa en aquello.

¡La verdad es que Él no es ni sordo ni impotente! Es el omnisciente y omnipotente Dios eterno.

¿Por que no interviene?

Si Dios interviniera para arreglar todo como correspondería, ¿por dónde tendría que comenzar? Tendría que comenzar donde nace el pecado y la injusticia: ¡con la humanidad culpable! ¡con cada uno de nosotros!

El texto afirma que nuestras iniquidades han hecho división entre nosotros y nuestro Dios, y nuestro pecado ha hecho ocultar de nosotros su rostro para no oír. Su presencia, socorro y ayuda, no vienen sin condiciones. Él es santo, y aborrece el pecado. Pecado es rebelión contra Él. ¿Acaso es posible que se haga presente para socorrer cuando la persona que lo solicita quiere seguir una vida de pecado a la vez?

Es que muchos piensan que pueden esperar, y exigir que Dios corra a su auxilio cuando lo necesiten, y a la vez vivir en desobediencia el resto del tiempo. Quieren usar a Dios como muleta cuando se hallan en alguna dificultad, pero no tienen ninguna intención de honrar y servirle por lo que Él es.

Aquí en el texto vemos la mirada de Dios desviada de ellos, en lo que es realmente un acto de misericordia. Si los mirara, y entrara a tratar con ellos por sus pecados, tendría forzosamente que juzgar y ejecutar condenación: el pecado, y las rebeliones deben ser tratados primero, antes de que uno presuma de pedirle favores. El pecado de cada individuo constituye una afrenta gravísima contra Dios y deja sin efecto cualquier compromiso que tenga como Creador frente a nosotros criaturas.

“La paga del pecado es muerte”. (Romanos 6:23); ¿Estás seguro que realmente quieres que Dios haga justicia contigo?

Pero sí intervino

Juan 1:29

El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Pero si su mirada está desviada de nosotros ─porque en misericordia Él no quiere entrar en juicio contra nuestro pecado─ ¿hacia dónde se dirigen sus ojos? La respuesta es que mira hacia el único lugar donde el pecado fue tratado a su entera satisfacción. Mira hacia la cruz e invita al pecador a que mire también al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Recordemos Mateo 1:21: “… y llamarás su nombre Jesús, porque Él salvara a su pueblo de sus pecados”.

En la cruz Jesús llegó a representarnos; en vergüenza, hecho pecado por nosotros, y enjuiciado como si Él fuera el culpable. Si quieres saber qué piensa Dios de tu pecado, mira a Jesús crucificado, escarnecido, humillado, envilecido y abandonado por Dios. Él representa al pecador. Te representa a ti, si lo puedes entender.

Si reconoces tu estado pecaminoso y culpable, y la grave ofensa causada así a Dios, puedes también, en fe, reconocer que Cristo te representó en el lugar donde el pecado fue juzgado, en la cruz. En fe puedes reclamar que Cristo sufrió por ti, para pagar tu condenación. Cuando así haces, entonces tu mirada coincide con la mirada de Dios; y Dios te perdona tus pecados, te hace su hijo espiritual por el nuevo nacimiento, y entras en relación espiritual con Él. Recién puedes entonces suplicar para las demás necesidades que tengas.

¿Qué conviene que pides a Dios? ¿Cuál es el primer problema que debes solucionar? Debes tratar el problema judicial, de tu pecado contra Él.

Y, para terminar, ¿hacia dónde estás mirando?

CUESTIONARIO

1)   ¿Qué desean la mayoría que Dios haga? ¿Tú también has pensado así?

2)   Si Dios interviniera en los asuntos de tu vida, ¿qué tendría que tratar primero?

3)   Isaías 59:1,2 Según estos versículos, ¿qué ha hecho que Dios desvíe su mirada y oído?

4)   Si Dios entrara a tratar con nosotros según merecen nuestros hechos, ¿qué paga nos tendría que dar? (Romanos 6:23)

5)   Juan 1:29 ¿Hacia dónde tiene Dios puesta su mirada?

6)   ¿Dónde fue tratado el pecado a la entera satisfacción de Dios?

7)   ¿Por qué quiere que nosotros también miremos al Cordero de Dios?

 

1) Todas las citas bíblicas de la Reina Valera Revisada (1960), Sociedades Bíblicas Unidas.

2) Gráfico Los Dos caminos y Los Dos Destinos usado con permiso de “Christian Material”,
1702 N 466 Rd., Baldwin City, KS 66006, USA fono (785) 594-6628

 

 

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