El arca | La arqueología (#879)

                                                El arca

                                                La arqueología

El arca

Farid Abou-Rahame

 

¿El arca de Noé es una historia para niños? ¿Ha podido tener lugar un diluvio universal para cubrir toda la tierra? ¿Un arca puede acomodar a dos de cada tipo de animal? ¿Usted se ha hecho preguntas como estas y encontrado que la respuesta fácil sería catalogar todo el asunto como un mito porque realmente no tiene importancia?

Un estudio reciente en la ingeniería hidráulica simuló tempestades marítimas con usar una computadora para crear olas de diversas intensidades en un tanque masivo. Se hicieron modelos de diez naves famosas, incluyendo uno del arca de Noé basado en las dimensiones registradas hace más de 3000 años en Génesis, el primer libro de la Biblia. Estas fueron 300 codos por 50 codos por 30 codos. Un codo era una unidad de medición antigua igual a aproximadamente 45 centímetros.

A medida que aumentaba el simulacro computerizado de las olas, los modelos de las naves famosas se hundieron uno tras otro. Cuando las olas alcanzaron su máxima intensidad no había ninguna nave a flote, ¡salvo el arca de Noé!

¿Quién diseñó una nave que no se puede hundir, miles de años atrás, superior a los diseños modernos? La respuesta a esta pregunta confirma que la Biblia debe ser tomada literalmente por ser la perfecta Palabra de Dios. Dios diseñó el arca, y fue el mejor diseño que ha habido,

Para apreciar el tamaño de aquella nave, piense en un campo de fútbol. El arca era 1,5 veces eso y era de la altura de un edificio de tres plantas porque Dios le mandó a construirla en tres niveles. ¡Cálculos matemáticos han demostrado que había espacio para 125 000 animales del tamaño de una oveja! Por cuanto hay solamente 18 000 especies de animales terrestres, incluyendo los insectos y las aves, todos los animales cabrían en una de las tres plantas del arca, dejando el segundo piso para los alimentos y el almacenamiento y el tercer piso para Noé y su familia, ¡con amplio espacio para jugar fútbol y otros pasatiempos favoritos!

Hay evidencia del diluvio en la forma de cementerios de fósiles en la redondez de la tierra. Contienen toda suerte de animales sepultados juntos, indicio de una muerte súbita y un entierro rápido. Más evidencia del diluvio se puede encontrar cerca de las cimas de muchas montañas donde hay abundancia de fósiles de vida marina.

¿Y qué de los dinosaurios? Se nos dicen que desaparecieron setenta millones de años antes de llegar el hombre. Bien, es una adivinanza, no hay evidencia científica para decir eso. El hecho es que hay evidencia de que el hombre y el dinosaurio vivieron juntos exactamente como la Biblia enseña. La cuenca del río Paluxy en Texas tiene huellas de hombre y dinosaurio caminando juntos, evidencia que ha sido rechazada por muchos porque resta de la teoría de la evolución. En cuevas antiguas hay dibujos de dinosaurios que datan desde mucho antes del comienzo de las excavaciones, haciendo ver que la gente ha debido haber visto a esas criaturas enormes como para poder dibujarlas.

Recientemente se han descubierto huesos de dinosaurios que no están de un todo fosilizados. Esta evidencia es muy desfavorable para científicos evolucionistas y según el portal internet de la BBC otros investigadores han intentado restar importancia de los hallazgos con cuestionar la evidencia. Pero científicos han encontrado vasos sanguinarios intactos junto con células esenciales para la formación de huesos. Lograron exprimir de estos vasos células que son muy parecidas a células rojas de sangre con su estructura interna visible.

Esto deja ver una vez más que los setenta millones de años no se basan en evidencia científica. Los dinosaurios fueron creados con el hombre en el sexto día, varios miles de años atrás, y murieron en el diluvio en los tiempos de Noé., salvo dos de ellos que Dios envió al arca, la cual era de una tamaño suficiente como para acomodarlos como hemos comentado ya.

Cambiados ya el clima y el ambiente después del diluvio y la vida reducida (como la Biblia explica), los dinosaurios no crecían a ser tan enormes como antes del diluvio. Los lagartos en la isla de Komodo representan el tamaño de los dinosaurios de estos tiempos.

Una pregunta popular es: “Si los dinosaurios vivían con el hombre, ¿por qué no se mencionan en la Biblia?” La respuesta es que sí están., llamados “behemot” en Job 40. Al leer la descripción de este animal, uno concluye que el nombre correcto para el dinosaurio es behemot…

Mientras más estudiemos la ciencia, más descubrimos cuán acertada y perfecta es la Biblia en toda materia que toca. Ante esta realidad, somos responsables por leerla y responder al mensaje que Dios nos da en la Biblia.

La respuesta de creyentes debe ser la de aceptar la autoridad de la Biblia y vivir con arreglo a sus enseñanzas. Tengamos por seguro que Dios quiere decir exactamente lo que dice y que las instrucciones en el Nuevo Testamento para una vida santa de día a día fueron escritas para todo pueblo en toda generación. Tomemos en serio nuestra fe cristiana y vivamos vidas santas para permitir que Dios nos bendiga y usarnos para rescatar almas preciosas de la boca del diablo antes de que sea demasiado tarde.

Hemos visto la exactitud de la Biblia. Dios juzgará este mundo así como ha prometido y están a salvo solamente aquellos que han entrado en el Arca. Pero esta vez el Arca es ningún otro que el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios. No pierda la oportunidad esta vez. No deje que la ciencia falsa sea su pasaporte a una eternidad temerosa; asegúrese de estar seguro en Cristo

 

La arqueología

Nitish Patel

 

Dos de las principales embestidas contra el cristianismo comenzaron en el siglo 19 con “la crítica superior” de los célebres racionalistas alemanes y la teoría darwiniana de la evolución. La primera fue la mentira satánica de “¿Ha dicho Dios?” Génesis 3.1, mientras que la posterior le dio al hombre la excusa para deshacerse de Dios y deificarse a sí mismo: “Seréis como Dios”, Génesis 3.5.

La una enseñaba que las Escrituras evolucionaron a lo largo de miles de años de cuentos mitológicos y la otra enseñaba que el hombre evolucionó a lo largo de millones de años de formas inferiores de vida. Los ataques se concentraban en los escritos de Moisés que son el fundamento de la Biblia. Eran ataques contra el Salvador mismo porque Él confirmaba el registro antiguotestamentario.

Los críticos confeccionaron un sinfín de teorías para explicar un origen más reciente del Pentateuco, las palabras hebreas, los nombres, los lugares y las costumbres. Afirmaron que el hombre no era suficientemente evolucionado como para haber formulado escritos o leyes.

Así como descubrimientos en ciencia han mostrado que la teoría de Darwin es imposible, también la arqueología ha atestado un golpe significativo contra las teorías denominadas “críticas”. En este escrito breve podremos señalar unos pocos descubrimientos sobresalientes de un cúmulo de evidencia cada vez mayor.

Se volvieron las tornas con el descubrimiento de miles de tablillas de arcilla del tiempo de Abraham. Algunas eran de Mari, una ciudad amorea, de Nuzi, una ciudad de Hor, y del Imperio de Ebla. Incluían el Código de Hammurabi y los textos cananitas de Ugarit. No se habían inventado los nombres de personas, lugares y ciudades en Génesis. Los arqueólogos encontraron la ciudad de Abraham, Ur, una ciudad grande que él abandonó. Su escritura y sus leyes eran marcadamente avanzadas, y hoy día se reconoce el hebreo como una de las lenguas más antiguas.

Las costumbres registradas en Génesis eran auténticas para aquel entonces. Por ejemplo, las acciones de Sara en Génesis 16.1 al 3 eran una costumbre común de la época, cuando la esposa de un hombre le daba una esclava para criar un hijo por cuenta de ella. Si un hombre no contaba con heredero lo normal era que adoptara uno, Génesis 15.2,3. El largo viaje de Abraham fue hecho por las rutas comerciales bien conocidas y no era nada imposible. Es más: la descripción bíblica de la depravación cananea no era una ficción. Aun las veinte piezas de plata pagadas por José se ajustaban a la tarifa para esclavos en esa época. Detalles como estos serían desconocidos a un falsificador siglos más tarde.

Los heteos, mencionados más de cuarenta veces en la Biblia, eran considerados inútiles para la historia hasta que los arqueólogos encontraron prueba de su gran imperio en Bogazkoy, Turquía. En el valle del Jordán se halló un fragmento de yeso que lleva inscritas las palabras de Balaam, conforme con el relato en Éxodo.

Descubrimientos como estos incentivaron a arqueólogos a respetar la certeza histórica de la Biblia. Aun el renombrado William F. Albright (1891-1971) abandonó sus ideas liberales.

Muchos consideraban que David y su reino eran sólo una leyenda, pero en 1993 se encontró una piedra en el norte de Israel con las palabras grabadas “Casa de David” y “Rey de Israel”. La escritura era el paleo-hebreo del siglo 9 a.C.

La Piedra Moabita menciona a Rey Omri y su hijo en confirmación de los eventos narrados en 2 Reyes 3.5. Documentos asirios hacen mención del rey Acab. El Obelisco Negro de Shalmanezer III de Asiria presenta una representación de Jehú pagando impuestos; 2 Reyes 10.31 al 33.

El Prisma Taylor, exhibido en el Museo Británico, es uno de tres relatos que dejó Senaquerib, el monarca sirio, de su campaña contra Israel y Judá. En la reliquia él se jacta: “El mismo yo encerré en Jerusalén, en su ciudad real, como pájaro en jaula … temor de mi esplendor señorial sobrevino a aquel Ezequías”. La ausencia de una conquista es testimonio mudo a la salvación efectuada por Jehová. Las Crónicas Babilónicas atestan el asesinato de Senaquerib por sus hijos; 2 Reyes 19.36,37.

El túnel de Ezequías, 2 Crónicas 32.30, también fue descubierto cuando muchachos árabes se bañaron en el estanque de Siloé y encontraron una abertura debajo de la superficie. Por tiempo los críticos habían afirmado que el hombre no poseía la tecnología para entender semejante hazaña de ingeniería.

Tablillas del archivo real de Nabucodonosor evidenciaron que el rey Jeconías y sus cinco hijos recibían una asignación mensual y fueron tratados bien; 2 Reyes 25.27 al 30. Se encontraron más de cuatrocientas bulas, o sellos, en Jerusalén, inclusive algunas que mencionan nombres de personas en el libro de Jeremías. Uno es Baruc, escriba del profeta, ¡con su huella digital intacta! Las Lachish Ostraca retratan las últimas horas de la caída de la ciudad ante los babilonios y confirman la exactitud de Jeremías. Hacen mención del profeta que debilitó las manos del pueblo; véase Jeremías 38.4.

Por años los críticos declaraban que no hubo ningún rey asirio llamada Sargón (Isaías 20.1), hasta que fue descubierto el palacio de este mismo en Khorsabad, Irak. El preciso evento mencionado en Isaías, su captura de Asdod, está registrado en las paredes del palacio.

Los críticos declaraban que el libro de Daniel fue una falsificación escrita mucho después del cumplimiento de las profecías. Decían que Belsasar nunca existía porque Nabonidas fue el último rey de Babilonia. Un cilindro encontrado en la ciudad antigua de Sippar puso a descubierto su error por medio de su leyenda: “Belsasar hijo primero (nacido) del fruto de mi corazón (cuerpo)”. Otras tablillas decían que Nabopolasar estaba en Arabia y dejó su hijo como el segundo gobernador de Babilonia. Por esto, Belsasar podía ofrecer a Daniel ser “el tercer señor del reino”, Daniel 5.16.

Un gran evento bíblico fue confirmado por el cilindro de Ciro: “Yo (Ciro) reuní a todos los habitantes que estaban y los devolví a sus habitaciones”. En 1961 una excavación italiana desveló un enorme bloque de caliza en la ciudad de Cesarea con la inscripción: “Tiberio … Poncio Pilato … Prefecto Judea”.

Sin embargo, el mayor impacto vino en 1947 cuando un mozo pastor árabe descubrió los pergaminos del Mar Muerto en Qumran. Albright declaró que se trataba del “mayor descubrimiento de manuscrito de todo tiempo”. Incluían un pergamino entero de Isaías fechado 25 a.C. y miles de fragmentos que representan todos los libros del Antiguo Testamento excepto Ester. Fechados entre 300 a.C. y 100 a.C., estos manuscritos preceden por mil años a los más antiguos del Testamento que se conocían, pero difieren de ellos en muy poco. Parece que a lo largo de los años las escribas judíos habían copiado la Biblia con un esmero no evidenciado por ningún otro libro en la historia humana, porque “les ha sido confiada la palabra de Dios”, Romanos 3.2.

La evidencia para el Nuevo Testamento incluye más de cinco mil manuscritos, junto con los escritos de “los padres de la Iglesia” que citaron casi toda Escritura. También los textos siríacos, latinos, cópticos y arameos suman a más de 24 000, manifestando más allá de duda la autoridad del Testamento.

Los “expertos” rechazaban como una invención el uso que Lucas hace de nombres romanos, lugares y títulos. La arqueología no sólo le ha dado la razón a Lucas en todo detalle, sino ha resultado en la conversión de William Ramsey (1851-1939), un arqueólogo que en un tiempo se empeñó en desacreditar las Escrituras. Dijo: “Lucas es un historiador de primer rango. No es sólo que sus afirmaciones ameriten confianza, sino que él está poseído de un acertado sentido histórico … En fin, este autor debe ser colocado entre los más eminentes historiadores”.

Sin embargo, hay muchísimo por descubrir. Solamente unos pocos de los miles de sitios de significado arqueológico en Palestina han sido excavados extensamente. Hasta ahora, de los muchos descubrimientos realizados, el famoso arqueólogo judío Nelson Glueck (1900-1971) ha dicho: “Se puede afirmar categóricamente que ningún hallazgo arqueológico jamás ha contradicho una referencia bíblica”.

A esto podemos añadir el testimonio de Albright: “El escepticismo excesivo (en ciertos círculos de pensamiento) manifestado a la Biblia ha sido desacreditado progresivamente. Descubrimiento tras descubrimiento ha establecido la exactitud de numerosos detalles”. Dijo también: “No se puede dudar de que la arqueología haya confirmado la historicidad sustantiva de las tradiciones del Antiguo Testamento”.

La pala que excavó pruebas de la Biblia sepultó a la vez a muchos críticos y sus teorías sin valor. Cuando un hombre rehúsa glorificar a Dios, el Señor declara: “si éstos callaran, las piedras clamarían”, Lucas 19.40. Esto lo han hecho por la ciencia de la arqueología.

 

 

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